Una densa humareda invade Asunción, Central y se extienden a varios puntos del país. Las micro-partículas de humo (cenizas) provienen en gran medida de los voraces incendios en la zona del Cerro Chovoreca del Chaco Paraguayo, a unos 800 km de la capital, en la frontera con Bolivia.
Según informaciones preliminares del Instituto Forestal Nacional (INFONA) hasta el momento, el fuego arrasó con unas 84.000 hectáreas de bosque nativo del Monumento Natural Cerro Chovoreca , ubicado en el distrito de Bahía Negra. Dicha área protegida cuenta con una superficie de 101.763 hectáreas y forma parte de la ecorregión del “Cerrado”.
Este territorio también pertenece a comunidades indígenas del pueblo Ayoreo Totobiegosode que se encuentran en aislamiento voluntario, quienes con esta catástrofe corren el riesgo de desaparecer. Miembros de comunidades ayoreas aledañas indicaron que estos incendios son una excusa para profundizar y acelerar la deforestación en este territorio.
Vecinos de la zona, señalan como uno de los responsables a propietarios de la Estancia la Clemencia S.A, quienes, según la denuncia, días atrás se encontraban realizando quemas, pese a las advertencias sobre las condiciones climáticas y atmosféricas adversas. En declaraciones a medios públicos, Cristina Goralewski, presidenta del INFONA, confirmó que los incendios se desataron a raíz de la quema “controlada” de colleras de desmonte para la explotación ganadera.
“Perjudicial”
En lo que respecta a la calidad del aire que actualmente se respira en Asunción, la concentración de material particulado (PM2,5) es actualmente 19.4 veces superior al valor guía anual de calidad del aire de la OMS, con un Índice de Calidad del Aire de 180 ICA de EEUU, considerada como perjudicial, según el portal IQAir.
La doctora Laura Flores, especialista en Salud ocupacional y ambiental, afirmó en una entrevista a 730 Cardinal AM que exponernos durante 30 minutos a este nivel de calidad de aire sería como fumar 400 cigarrillos en un día.
Viejas prácticas, misma impunidad
Los incendios forestales en nuestro país y en la región no solo se repiten cada año sino que se agravan cada vez más. Sin embargo, lejos de sancionar ejemplarmente a los responsables, son las mismas instituciones del Estado quienes garantizan la impunidad y el incumplimiento de leyes ambientales.
Solo en el departamento de Alto Paraguay que posee unas 8.200.000 hectáreas de extensión, el 59%, se encuentra destinada a pasturas para la ganadería, unas 4.800.000 hectáreas según el Censo Agrícola 2022. Dichas explotaciones son las responsables del 90% de los incendios generados según reporte de la organización WWF Paraguay.
Vivimos asfixiados de injusticia mientras Santiago Peña hace un llamado a profundizar este modelo en el Chaco Paraguayo, región con unas de las deforestaciones mas aceleradas del planeta. Región que sólo en el período 2020-2022 perdió casi 400.000 hectáreas de bosque. Aquello que nos venden como “progreso” es el humo del agronegocio, humo que cada vez nos cuesta más caro.