4/Octubre/2024
Por Heñói
Los agronegocios siguen generando dinámicas de mucha incertidumbre y conflictividad. Por el lado de las exportaciones, la situación se presenta recesiva, con una fuerte depresión de precios de las materias primas a nivel internacional, en particular en el caso de la soja. La fuerte dependencia hacia las importaciones sigue presionando a la suba del dólar y la inflación de precios en el país. Los precios de los alimentos se han disparado en el último año, afectando principalmente a los sectores de menores ingresos. La subida del dólar, la crisis climática, la bajante de los principales ríos, las crisis regionales y mundiales, anuncian tiempos difíciles. El gobierno de Peña, con el grado de inversión recibido de una empresa calificadora, renueva su apuesta a más de lo mismo: más monocultivos, más ganado, más plantaciones forestales, más exportaciones, es decir, más extractivismo, dependencia externa, exclusión social y destrucción ambiental.
Para resolver las divisiones y crisis que transita el bloque de poder dominante, se observa como principal efecto y síntoma de la vía autoritaria que está tomando la persecución directa a todo lo que represente oposición social y política a su proyecto de concentración de poder. En el discurso instalan la búsqueda de transparencia, la defensa de la soberanía nacional y la defensa de los valores de la “paraguayidad”, que no son más que un conjunto de artificios ideológicos funcionales a la hegemonía colorada. Pero en la realidad atacan a las organizaciones de la sociedad civil para ocultar sus formas insostenibles de acumulación económica, de financiación política y sus métodos heredados de la dictadura militar de Alfredo Stroessner (1954-1989) para disciplinar a la sociedad.