Categoría: Observatorio

Paraguay en tensión: Crisis alimentaria, desafíos ambientales y exclusión agraria

Paraguay en tensión: Crisis alimentaria, desafíos ambientales y exclusión agraria

Informe trimestral del período septiembre-octubre-noviembre 2024

Observatorio de derechos humanos y ambientales

A continuación presentamos una síntesis de los aportes realizados por el Centro de Estudios Heñói al informe anual de la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (CODEHUPY)

Los artículos analizaron la situación de los derechos a la alimentación y nutrición adecuadas, derechos ambientales y derechos campesinos y reforma agraria en el país durante el 2024. El panorama general es que el Paraguay enfrenta una crisis multidimensional marcada por la inseguridad alimentaria, el deterioro ambiental y la exclusión agraria. Las políticas públicas, centradas en el modelo extractivista y agroexportador, han priorizado intereses privados, relegando los derechos fundamentales de comunidades campesinas e indígenas. Mientras leyes como “Hambre Cero” carecen de implementación efectiva, la expansión de monocultivos y actividades extractivas agrava la deforestación, los incendios y la desigualdad socioeconómica. En paralelo, la reforma agraria orientada al mercado excluye a las mayorías rurales, reforzando la concentración de tierras y la criminalización de las luchas por el acceso a derechos básicos.

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Día de acción internacional contra la gran biomasa. Declaración conjunta

Día de acción internacional contra la gran biomasa. Declaración conjunta

Como pueblos y comunidades organizadas de Latinoamérica y el Caribe, nuestra Abya Yala, declaramos:


¡La industria de la biomasa es otra amenaza a nuestras vidas!

¡No queremos seguir muriendo por la industria agro-forestal!

¡La bioenergía destruye la biodiversidad!

            El  desastre climático se está saliendo de control: Mercados de bonos de carbono,  monocultivos forestales, la deforestación masiva que promueve la ganadería intensiva, y los megaincendios en los territorios indígenas, está cobrando más vidas que cualquier año anterior, llevándolo  a la categoría de emergencia sanitaria[1]. Estos daños irreparables a las comunidades, la Naturaleza y al clima, son permitidos por los Estados cómplices de la expansión de proyectos extractivistas y coloniales, altamente violentos y destructivos para quienes habitamos estos lugares.

            En este contexto de descontrol, una vez más las corporaciones han acudido al fuego como herramienta del despojo, amparado en la corrupción de los organismos de justicia y los mercenarios de los incendios, manipulando la información a través de la mentira y amparados en una “legalidad” inescrupulosa; promoviendo cambios de leyes y normativas en contra de la preservación de los bosques, el agua, y la biodiversidad, “liberando” nuevos millones de hectáreas de lo que antes fue selva o bosques, generando graves vulneraciones  a los Derechos Humanos.

Estas corporaciones son muy activas en normalizar  la narrativa de una “transición energética limpia”, la cual implica un aumento exponencial de las infraestructuras y proyectos extractivos en diferentes regiones de Latinoamérica y El Caribe, que han sido consideradas el almacén de los mal-llamados “recursos naturales” del planeta; convirtiendo  cada lugar y vida presente, en un potencial kilowatt -verde y barato- permitiendo que aumente la economía extractivista y destructiva.

            Por eso, las organizaciones que firmamos esta declaración, identificamos no solo los intereses de las grandes petroleras en controlar los últimos sumideros de su preciado hidrocarburo fósil, sino también, los de la Gran Industria de  Biomasa, como una de las más peligrosas y falsas soluciones al cambio climático; una artimaña mercantil que intenta hacernos creer que las plantaciones agro-forestales de monocultivo destinadas a quemar combustible para la producción de energía, salvarán a la humanidad del encarecimiento del petróleo. Sabemos que lo único que puede “crecer” es la vida misma y todo lo que contribuya a su pleno desarrollo libre de amenazas y prácticas destructivas. Una economía basada en la muerte y la quema de los bosques. El modelo forestal y agrícola para la producción de Bioenergía, es una inversión centrada en la destrucción  de la diversidad y de lo que somos. Denunciamos además la manipulación mediática que este modelo ejerce sobre la opinión pública, utilizando narrativas desinformativas que tergiversan las consecuencias y afectaciones sufridas por comunidades y pueblos.

Exigimos a los Estados y corporaciones cumplir el derecho,y los lineamientos de los objetivos de desarrollo sostenibles, para respetar la soberanía de los pueblos y permitir perpetuar los saberes ancestrales de nuestros/as antepasados/as en nuestros territorios, así como restaurar la VIDA; que es y será la fuente de cualquier crecimiento futuro en la Tierra.

Firman:

  • Colectivo VientoSur, Wallmapu-Chile
  • Coordinadora de Justicia Climática, República Dominicana
  • Fundación Pongo, Chile
  • Permanecer en la Tierra, América Latina y el Caribe
  • Red por la Superación del Modelo Forestal, Chile
  • AXIAL Naturaleza y Cultura, Paraguay
  • HEÑÓI Centro de Estudios, Paraguay

[1] https://doi.org/10.1038/s41591-023-02765-y

Observatorio de DDHH y Ambientales – Informe Trimestral Junio – Agosto

Observatorio de DDHH y Ambientales – Informe Trimestral Junio – Agosto

4/Octubre/2024

Por Heñói

Los agronegocios siguen generando dinámicas de mucha incertidumbre y conflictividad. Por el lado de las exportaciones, la situación se presenta recesiva, con una fuerte depresión de precios de las materias primas a nivel internacional, en particular en el caso de la soja. La fuerte dependencia hacia las importaciones sigue presionando a la suba del dólar y la inflación de precios en el país. Los precios de los alimentos se han disparado en el último año, afectando principalmente a los sectores de menores ingresos. La subida del dólar, la crisis climática, la bajante de los principales ríos, las crisis regionales y mundiales, anuncian tiempos difíciles. El gobierno de Peña, con el grado de inversión recibido de una empresa calificadora, renueva su apuesta a más de lo mismo: más monocultivos, más ganado, más plantaciones forestales, más exportaciones, es decir, más extractivismo, dependencia externa, exclusión social y destrucción ambiental.

Para resolver las divisiones y crisis que transita el bloque de poder dominante, se observa como principal efecto y síntoma de la vía autoritaria que está tomando la persecución directa a todo lo que represente oposición social y política a su proyecto de concentración de poder. En el discurso instalan la búsqueda de transparencia, la defensa de la soberanía nacional y la defensa de los valores de la “paraguayidad”, que no son más que un conjunto de artificios ideológicos funcionales a la hegemonía colorada. Pero en la realidad atacan a las organizaciones de la sociedad civil para ocultar sus formas insostenibles de acumulación económica, de financiación política y sus métodos heredados de la dictadura militar de Alfredo Stroessner (1954-1989) para disciplinar a la sociedad.

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LOS AGRONEGOCIOS SON MAGOS

LOS AGRONEGOCIOS SON MAGOS

17/Septiembre/2024

Por Heñói

Numerosos emprendimientos agroganaderos se instalan en el Chaco para profundizar un modelo extractivo responsable de la deforestación de nuestros últimos bosques. Foto: Sandino Flecha

Desaparece el monte. Porque deforestan e incendian, y con esos incendios se llevan millones de seres vivos que mueren de la manera más cruel. Porque, aunque lo nieguen, las prácticas agrícolas y los monocultivos forrajeros y forestales son los que generan los incendios, con el único fin de seguir acumulando dinero. 

Desaparece el río, porque al hacer desaparecer el monte se destruyeron las estructuras de captación de agua. Porque con su modelo de monocultivo: arado – compactación de suelo, el aporte hídrico de la cuenca disminuyó. Porque generan una alteración en el ritmo, intensidad y cantidad de las precipitaciones: llueve menos o llueve todo en pocos eventos extremos.

Desaparece la naturalidad de los ciclos hídricos, porque el aumento extremo de las temperaturas favorece la evaporación y la evapotranspiración, lo que a la vez destruye la vegetación que aporta humedad y participa en el ciclo del agua.

Cenizas de los bosques consumidos por el fuego en el Chaco. Foto: Gentileza

Lo veníamos diciendo desde hace años, hoy lo dice el tercer ranking anual del Índice de Futuro Verde1 de MIT Technology Review Insights: Paraguay está en el puesto 71 entre 76 países evaluados; es decir, estamos entre los últimos en el desarrollo de un futuro sostenible y con bajas emisiones de carbono para nuestra economía y sociedad. El MIT – Massachusetts Institute of Technology, no es una pequeña ONG como Heñói, está ranqueada2 como la mejor universidad del mundo.

El estudio del MIT mide el grado en que los países y territorios avanzan hacia un futuro verde mediante la reducción de las emisiones de carbono, el desarrollo de energías limpias, la innovación en sectores verdes y la preservación del medio ambiente, así como el grado en que los gobiernos están implementando políticas climáticas efectivas. 

Según el informe, Islandia ocupa el primer puesto y solo uno de los 10 primeros (Corea del Sur) no es europeo. De las llamadas “economías emergentes”, el país mejor clasificado es Costa Rica, en el puesto 24.

Líderes y rezagados del “Índice de Furturo Verde 2023”. Fuente: Massachusetts Institute of Technology

Las puntuaciones más bajas de la evaluación las llevan los países con dependencia económica de la producción de combustibles fósiles o de la extracción de recursos naturales. La mayoría de los rezagados climáticos lo son por apostar a industrias intensivas en carbono. En nuestro caso, todos los esfuerzos estatales y privados están orientados a un modelo de destrucción, con enormes emisiones de gases de efecto invernadero, que produce pobreza y pérdida de resiliencia para nuestra gente. Un modelo que hace desaparecer río, monte y futuro.

Mientras tanto, en nuestro país desaparece hoy la racionalidad, porque quienes lideran las decisiones económicas y productivas, en lugar de debatir con argumentos, se dedican a insultar y a pretender que desaparezca la sociedad civil. Y lentamente, junto al río y el monte, la biodiversidad y la sociedad civil, como por arte de magia, van desapareciendo en el Paraguay.

La semana pasada, Asunción fue invadida por una densa humareda producto de los incendios forestales. Foto: Sandino Flecha

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1. El informe completo está disponible en: https://mittrinsights.s3.amazonaws.com/GFI23report.pdf

2. El ranking de universidades QS está disponible en: https://www.topuniversities.com/

Este Humo es Agronegocio

Este Humo es Agronegocio

Una densa humareda invade Asunción, Central y se extienden a varios puntos del país. Las micro-partículas de humo (cenizas) provienen en gran medida de los voraces incendios en la zona del Cerro Chovoreca del Chaco Paraguayo, a unos 800 km de la capital, en la frontera con Bolivia. 

Según informaciones preliminares del Instituto Forestal Nacional (INFONA) hasta el momento, el fuego arrasó con unas 84.000 hectáreas de bosque nativo del Monumento Natural Cerro Chovoreca , ubicado en el distrito de Bahía Negra. Dicha área protegida cuenta con una superficie de 101.763 hectáreas y forma parte de la ecorregión del “Cerrado”. 

Este territorio también pertenece a comunidades indígenas del pueblo Ayoreo Totobiegosode que se encuentran en aislamiento voluntario, quienes con esta catástrofe corren el riesgo de desaparecer. Miembros de comunidades ayoreas aledañas indicaron que estos incendios son una excusa para profundizar y acelerar la deforestación en este territorio. 

Vecinos de la zona, señalan como uno de los responsables a propietarios de la Estancia la Clemencia S.A, quienes, según la denuncia, días atrás se encontraban realizando quemas, pese a las advertencias sobre las condiciones climáticas y atmosféricas adversas. En declaraciones a medios públicos, Cristina Goralewski, presidenta del INFONA, confirmó que los incendios se desataron a raíz de la quema “controlada” de colleras de desmonte para la explotación ganadera.  

“Perjudicial”

En lo que respecta a la calidad del aire que actualmente se respira en Asunción, la concentración de material particulado (PM2,5) es actualmente 19.4 veces superior al valor guía anual de calidad del aire de la OMS, con un Índice de Calidad del Aire de 180 ICA de EEUU, considerada como perjudicial, según el portal IQAir. 

La doctora Laura Flores, especialista en Salud ocupacional y ambiental, afirmó en una entrevista a 730 Cardinal AM que exponernos durante 30 minutos a este nivel de calidad de aire sería como fumar 400 cigarrillos en un día.

Viejas prácticas, misma impunidad

Los incendios forestales en nuestro país y en la región no solo se repiten cada año sino que se agravan cada vez más. Sin embargo, lejos de sancionar ejemplarmente a los responsables, son las mismas instituciones del Estado quienes garantizan la impunidad y el incumplimiento de leyes ambientales.

Solo en el departamento de Alto Paraguay que posee unas 8.200.000 hectáreas de extensión, el 59%, se encuentra destinada a pasturas para la ganadería, unas 4.800.000 hectáreas según el Censo Agrícola 2022. Dichas explotaciones son las responsables del 90% de los incendios generados según reporte de la organización WWF Paraguay.

Vivimos asfixiados de injusticia mientras Santiago Peña hace un llamado a profundizar este modelo en el Chaco Paraguayo, región con unas de las deforestaciones mas aceleradas del planeta. Región que sólo en el período 2020-2022 perdió casi 400.000 hectáreas de bosque. Aquello que nos venden como “progreso” es el humo del agronegocio, humo que cada vez nos cuesta más caro.

El Desarrollo del Subdesarrollo. El caso de Bahía Negra

El Desarrollo del Subdesarrollo. El caso de Bahía Negra

4/Septiembre/2024

Por Luis Rojas

Vista Aérea frontal de Bahía Negra. Foto: Sandino Flecha

En el reconocido texto El desarrollo del subdesarrollo de 1969[1], uno de los precursores de la teoría de la dependencia en América Latina, el economista André Gunder Frank desarrollaba la tesis de que el subdesarrollo no era una etapa previa al desarrollo, como afirmaban los teóricos de la modernización capitalista, sino que más bien es una situación económica desventajosa que se deriva del proceso de desarrollo de los países centrales en el sistema económico mundial. Es decir, el desarrollo de unos países causa el subdesarrollo de otros, pues los primeros se nutren y fortalecen a expensas de la explotación o el despojo de los segundos.

Salvando las distancias de tiempo y escala, lo dicho es una metáfora que describe lo que actualmente está sucediendo de diferentes formas en Paraguay en sus diversos territorios o áreas. Como muestra de ello, podemos observar lo que está ocurriendo en el segundo municipio más grande del país, Bahía Negra, situado al norte en el extremo del Chaco paraguayo, que se extiende de este a oeste haciendo frontera con Bolivia y Brasil, abarcando un territorio muy extenso, y para la gran mayoría, desconocido. Su tamaño es de 3,5 millones de hectáreas, mayor a la superficie de los departamentos de Concepción y Amambay juntos.  

En los últimos años, el territorio del Chaco viene sufriendo una expansión acelerada de una economía primario exportadora, extractivista, orientada fundamentalmente a las exportaciones agropecuarias. La ganadería es la principal actividad económica, secundada por monocultivos como los de soja, sorgo, trigo y algodón. La expansión de estas actividades tiene un altísimo costo en términos de deforestación y pérdida de biodiversidad, así como en la pérdida de los derechos territoriales de diferentes pueblos indígenas, y su consecuente proceso de empobrecimiento y degradación social.

El actual presidente Santiago Peña viene repitiendo un discurso, en consonancia con los gremios empresariales, sobre el supuesto desarrollo del Chaco paraguayo. En una visita a la localidad de Loma Plata manifestó que “Para los paraguayos es fundamental venir a ver lo que está ocurriendo aquí en el Chaco, hay mucha gente a nivel nacional e internacional que no puede creer lo que ha sido esta región, que es la más inhóspita y árida del país, pero sin embargo es uno de los polos de desarrollo más importante”[2]. El nuevo polo de desarrollo señalado por Peña profundiza la inserción subordinada del Paraguay a la economía mundial en carácter de proveedor de materias primas, lo que fortalece y profundiza la cualidad de país subdesarrollado y dependiente que lo ha caracterizado desde hace más de un siglo.

Parcelas deforestadas para nuevos emprendimientos agroganaderos. Foto: Sandino Flecha

Es innegable que el Chaco está sufriendo una gran transformación. Desde 1996, una oleada de ganaderos brasileños de la mano del entonces presidente Wasmosy se han instalado en esta región y otras similares, gracias a diversos privilegios, impulsando la expansión ganadera sobre los frágiles ecosistemas chaqueños y sobre territorios indígenas. Posteriormente se sumaron a esa oleada empresarios uruguayos y de otras nacionalidades, que vienen acaparando tierras de forma creciente. A la actividad ganadera se ha sumado el impulso a la agricultura mecanizada, que ha tenido resultados dispares, con magros resultados en rubros como la soja, en contraste a un importante crecimiento en otros como el algodón.

La localidad de Agua Dulce se ha constituido la cabeza de puente de la actual expansión agroganadera, en el centro económico y logístico para la transformación a gran escala de Bahía Negra. Ubicada en el centro geográfico del distrito, en el cruce de las dos rutas (de tierra) principales, la 14 y la 16, queda a 170 kilómetros al oeste de la capital del municipio, el aislado poblado ribereño de Bahía Negra. Se encuentra ubicada en las inmediaciones de la mayor reserva natural del país, el parque nacional Defensores del Chaco, que ya se ve amenazado por la extensión de las actividades mencionadas.

Mientras una veintena de grupos económicos y grandes terratenientes se van apoderando de la mayor parte del distrito, y expandiendo sus unidades de negocios, en gran medida en base a la deforestación de los frágiles ecosistemas chaqueños, la población mayoritaria queda al margen de ese supuesto desarrollo. Muchas comunidades indígenas han sido, y siguen siendo, despojadas de sus tierras, como el caso del pueblo Yshir, el pueblo Ayoreo y los Guaraní Ñandeva. La población del distrito manifiesta el total abandono en que se encuentran, la gran mayoría no tiene trabajo, y sus territorios se vienen destruyendo, imposibilitando continuar con las tradicionales prácticas de caza, recolección y pesca.

Los grandes dueños del Chaco paraguayo expanden sus dominios. Entre los principales están el empresario uruguayo Luis Saps cuenta con al menos 24 propiedades que suman 95.772 ha[3], solo en Bahía Negra; el establecimiento Los Molinos S.A de capital holandés, con 61.923 ha; el Grupo Mao (ex grupo B&R) con 11 propiedades y 44.000 ha. Hay otros grandes propietarios extranjeros, como el uruguayo Horacio Fernández Seré y el brasileño Jair Antonio Frasson, así como otros de capital nacional, el grupo Zapag, el empresario Pedro Zucolillo y empresas menonitas, como Neufeld y Cía. S.A.

El narcotráfico y otras actividades ilícitas crecen en paralelo a la expansión de este modelo extractivo, con complicidad, por acción u omisión, de las instituciones estatales. Las tierras malhabidas e irregularmente apropiadas también gozan de impunidad en estos territorios, mientras las demandas indígenas y campesinas siguen sin encontrar respuestas favorables. Bahía Negra repite la historia ya conocida, el “desarrollo” y enriquecimiento de algunos, que ni siquiera pagan impuestos, se da a costa del empobrecimiento y la marginación de muchos más, y de la irrecuperable destrucción de la belleza natural de los territorios. Definitivamente, el subdesarrollo llegó al Paraguay para quedarse por un largo tiempo.  


[1] Frank, André Gunder (1969) El desarrollo del subdesarrollo. Anagrama

[2] https://www.launion.com.py/santiago-pena-afirma-que-el-desarrollo-del-chaco-es-compatible-con-el-medioambiente-202317.html

[3] Datos del Servicio Nacional de Catastro, disponible en https://www.catastro.gov.py/index

Observatorio de DDHH y Ambientales – Informe Trimestral

Corte de tiempo: Marzo – Mayo 2024

Los altibajos e incertidumbres siguen marcando el rumbo de los agronegocios y el comercio exterior. Mientras algunos rubros crecen en exportaciones, otros caen, como el caso de la soja en granos. Las importaciones aumentaron, con una fuerte participación de los combustibles y las manufacturas industriales. En los primeros meses del año se registró un creciente encarecimiento de los precios, con particular fuerza en los alimentos. Se torna preocupante el anuncio de multimillonarias inversiones para expandir las plantaciones de eucaliptos en el país. Las medidas ambientales de la Unión Europea para frenar la deforestación, aunque generan críticas en los países del Mercosur, en la práctica son aceptadas y se inician los procesos de adecuación a sus exigencias.

En cuanto a la política del Estado, desde el mes de marzo se observa nítidamente la posición y adhesión del gobierno de Santiago Peña en la división internacional de la geopolítica a los postulados de la ultraderecha internacional que defiende el genocidio del pueblo palestino en Gaza[1], la reducción del Estado social, una idea de libertad economicista despojada de su base social y humanitaria, y que atenta contra toda ampliación de los derechos campesinos, indígenas, de mujeres, de migrantes, de adultos mayores, de niños, niñas y adolescentes.

Fecha: 30/Junio/2024

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PARACEL: Pobladores de Hugua Ñandú denuncian daños ambientales

PARACEL: Pobladores de Hugua Ñandú denuncian daños ambientales

1/Agosto/2024

Pobladores de la Colonia Jorge Sebastián Miranda (Ex Hugua Ñandú), ubicada en el distrito de Paso Barreto del Departamento de Concepción, manifestaron su preocupación ante el avance de plantaciones de eucalipto de la empresa Paracel en la zona.

Plantaciones de Eucalipto en el tramo Hugua Ñandu – Puentesiño. Foto: Sandino Flecha

A través de un comunicado, miembros de la comunidad donde se asientan unas 1.500 personas dedicadas en su mayoría a la agricultura y la ganadería afirmaron sentirse en riesgo ante las intensas fumigaciones que se realizan en los cultivos, el cambio de uso de suelo y la modificación que observan en la región del cerrado.


“Actualmente, grandes extensiones de monocultivos de eucaliptos ocupan desde las cercanías del río Aquidaban, extendiéndose hacia el norte, cubriendo parte de los distritos Paso Barreto y José Félix López (Ex Puentesiño), modificando totalmente el uso de suelo y suprimiendo la ecorregión denominada Cerrado Norte, caracterizado por ser un ecosistema con características particulares por contar con humedales, sabanas, praderas naturales, matorrales de bosques, entre otros”, señala parte del comunicado.


En comunicación con Eulogio Benítez, uno de los voceros de los vecinos organizados en asamblea permanente, comentó al Centro de Estudios Heñói que actualmente el arroyo Trementina, uno de los más emblemáticos de la zona, se secó por primera vez. En los alrededores también vienen observando la reciente sequía de humedales que eran de gran utilidad para la agricultura campesina.


En otra parte del comunicado informaron que “grandes establecimientos agropecuarios colindantes a la comunidad como: La Blanca, Ñu Apu’a, Mandyju y otros también se encuentran incursionando en el cultivo del mencionado rubro, realidad que coloca a la comunidad en situación de riesgo por las grandes cantidades de pesticidas utilizados en el cultivo y el cambio de uso de suelo”.

Vecinos de la Colonia Hugua Ñandu reunidos en asamblea. Foto: Gentileza

En ese sentido, Benítez señala que existen numerosas quejas de vecinos y vecinas que colindan con las mencionadas propiedades con respecto al mal olor que expiden las fumigaciones, principalmente con la llegada del viento sur, así como la proliferación de plagas, como hormigas, en las viviendas y chacras campesinas cada vez que se realizan las fumigaciones.


La comisión de vecinos en asamblea permanente denuncia que tanto Paracel como las instituciones estatales no han realizado un debido proceso de informar a la comunidad sobre las implicancia e impactos que tiene la plantación extensiva de eucaliptos en las comunidades. Asimismo, exigen la prohibición de dichas plantaciones a 500 metros del perímetro de la colonia.


Por otra parte, pobladores de Hugua Ñandú anunciaron que iniciarán un proceso de articulación con comunidades aledañas con las que también comparten las mismas quejas y preocupaciones sobre la situación socioambiental por la que se encuentran atravesando y elevarán sus denuncias a instancias locales, nacionales y de la empresa Paracel, asegurando que se encuentran amparados por el artículo 7 de la Constitución Nacional: “toda persona tiene derecho a habitar en un ambiente saludable y ecológicamente equilibrado”.


Cabe señalar que no es la primera vez que Paracel posee denuncias de este tipo. Pobladores del distrito de Sgto. José Félix López (Ex Puentesiño) también vienen señalando que la empresa se encuentra deforestando remanentes boscosos en tierras públicas que se entran en conflicto con una comisión vecinal, así como la fumigación de plantaciones aledañas a comunidades campesinas e indígenas.


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La soja enferma y mata en los dos extremos de la cadena productiva

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Desde Paraguay, Dinamarca nos parece un país lejano, con el que no tenemos ninguna relación. Sin embargo, el pueblo danés comparte luchas y sufrimientos con el pueblo paraguayo: la lucha de los granjeros y campesinos tradicionales por mantener sus medios de vida, y las nocivas consecuencias del cultivo industrial de soja transgénica. 

Dinamarca es uno de los principales productores de carne de cerdo del mundo, en un país de seis millones de personas hay más de treinta millones de cerdos, que son principalmente alimentados con soja proveniente de América del Sur. Esta producción intensiva de cerdos en “fábricas” ha desplazado a la producción agrícola dedicada a la producción de alimentos para los humanos, y los daños para la salud y el medio ambiente son numerosos, por los olores, emanaciones químicas, contaminación de las aguas en los alrededores de las fábricas y polución sonora. Los vecinos de las fábricas no pueden mudarse porque sus propiedades han perdido valor, nadie quiere comprar casas cerca de las fábricas.

El único camino para luchar contra la barbarie del modelo agroindustrial es unir fuerzas entre los afectados en ambos extremos de la cadena de producción. Con este fin, miembros del Centro de Estudios Heñói realizaron una visita al país nórdico, en el marco de un proyecto conjunto con NOAH – Amigos de la Tierra Dinamarca, para participar de una serie de diálogos sobre la cadena productiva que se inicia con la producción de granos en América Latina y termina en Europa con la producción y consumo de cerdos. 

Las actividades desarrolladas por los miembros de Heñói en Dinamarca incluyeron presentaciones en distintos foros en sobre la situación paraguaya, “UN PAÍS A LA VENTA: PARAGUAY TIERRA DEL EXTRACTIVISMO”, en las que destacaron cómo la producción de cerdos en Europa influye en el acaparamiento de tierras, la expulsión de comunidades campesinas e indígenas y el deterioro del medio ambiente en nuestro país. Asimismo, resaltaron la importancia de desarrollar una herramienta operativa y política para la defensa de las semillas nativas y criollas como lo es la Red de Semillas Nativas y Criollas Heñói. Además, participaron en eventos políticos, educativos y académicos, incluyendo encuentros con jóvenes de IGWIA y un debate organizado por la Alianza Rojiverde en el contexto de en el contexto del Folkemødet (encuentro popular), un festival con participación de partidos políticos, empresas, gobierno, organizaciones sociales, en la isla de Bornholm. La gira culminó con un evento público en la oficina de NOAH en Copenhague, titulado “Medio ambiente y alimentación: En primera línea contra la agricultura industrial”.

El viaje sirvió para construir y consolidar alianzas para continuar con la lucha contra un modelo económico capitalista, colonialista y extractivista que está destruyendo a nuestro planeta y sus pueblos. 

Tierra, policías y desalojo en Edelira. Síntomas del continuismo

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Por Heñói

05/07/2024

Los eventos del jueves 4 de julio nos recordaron, una vez más, que el Paraguay es un país autoritario y represivo, pleno de desigualdades e injusticias. En las primeras horas del día se desplegó en el departamento de Itapúa un enorme operativo fiscal-policial con el objetivo de desalojar a una comunidad campesina del lugar donde se asentaban. Sumando policías de Itapúa, Guairá, Caazapá, Ñeembucú, Misiones, Paraguarí y Caaguazú, se conformó un contingente de 600 agentes apoyados por helicópteros, carros hidrantes y policía montada, para hacer efectiva la orden de desalojo emanada del fiscal Luis Albertini. 

La orden era desalojar a unas 100 familias campesinas del asentamiento Arapoty, del distrito de Edelira, en la zona del kilómetro 40 de Pirapey. Los campesinos estaban asentados desde hace unos 9 años en el lugar, poseían viviendas, cultivos y animales, todo lo cual fue destruido o perdido con la aparatosa intervención de las fuerzas estatales. La superficie objeto del desalojo abarcaba unas 348 hectáreas que, según la orden fiscal, son parte de una propiedad de unas 1.200 hectáreas perteneciente a un empresario belga de nombre Luck Vanryckeghem.

Las familias campesinas desalojadas llevan años buscando una respuesta por parte del ente responsable del acceso a la tierra, el INDERT, de modo a regularizar su situación. Habían propuesto impulsar la expropiación de estas tierras para los fines de la reforma agraria, lo cual no pudo avanzar por falta de presupuesto, según consta en medios periodísticos. No es el primer desalojo ejecutado en esta propiedad, en el 2023 ya se había procedido a uno, luego del cual los campesinos volvieron a reocupar el lugar. En la propiedad se quieren impulsar cultivos mecanizados, como soja y maíz transgénicos.

Indudablemente estos hechos son reflejos de la enorme desigualdad en la distribución de tierras existente en Paraguay. Según el Censo Agropecuario 2022, el 1% de los grandes propietarios concentra más del 70% de las tierras a nivel país. Al tiempo, existen miles de familias campesinas, indígenas, trabajadoras, tanto en zonas rurales como urbanas que no acceden a un pedazo de tierra, permaneciendo por años como sin tierra y/o sin techo, ante la indolencia estatal. Desde la guerra grande en el siglo XIX, la historia del Paraguay ha sido la historia de la desigual lucha por la tierra, donde el Estado ha sido capturado y puesto al servicio de la minoritaria clase terrateniente, para la defensa del latifundio y el modelo extractivista, subsumiendo al país en el subdesarrollo y a la población mayoritaria a padecer pésimas condiciones de vida.

Las desigualdades estructurales del país se expresan con sus particularidades en cada departamento. En el caso de Itapúa, el último censo encontró que 178 grandes propietarios con fincas de más de 1.000 hectáreas concentran el 39% de la superficie agropecuaria del departamento, siendo ellos solo el 0,5% de los propietarios. El censo también mostró que entre los dos últimos censos, del 2008 y 2022, las fincas que más se redujeron fueron aquellas que cuentan con una superficie de entre 1 y 20 hectáreas, mayormente campesinas, mientras que las fincas que más crecieron en superficie fueron aquellas de más de 1.000 hectáreas, lo cual confirma un proceso de mayor concentración de la tierra en los últimos años, agudizando la exclusión social.

A esto se suma que los cultivos campesinos como mandioca, poroto o maní vienen cayendo en Itapúa (y en todo el país), mientras los monocultivos como soja, trigo, arroz, así como las plantaciones de eucaliptos y forraje se expandieron notablemente. La consecuencia lógica de estas dinámicas territoriales y productivas es la expulsión de la población y la reducción del trabajo: en Itapúa la población en fincas se redujo 46%, pasando de 131.000 personas a solo 70.000 entre el 2008 y 2022. Al tiempo que el trabajo agropecuario en propia finca se desplomó un 63%, mientras que los trabajadores asalariados cayeron 25%.

La demanda de tierras por parte de las familias campesinas es real y legítima. Por la falta de políticas de Estado para responder a esta demanda es que se suceden hechos de violencia como los desalojos en diferentes zonas del país, llegándose incluso a quitar la vida a pobladores en dichos procedimientos, como ocurrió en el mismo distrito de Edelira el 15 de junio de 2022, cuando las fuerzas policiales asesinaron al joven campesino Edgar Centurión, ocupante del asentamiento 1° de mayo, de Pirapey, en una lucha similar de familias campesinas que buscaban un lugar donde vivir y producir.

Hoy día el gobierno paraguayo ha renunciado a su obligación constitucional de impulsar una reforma agraria para la inclusión socioeconómica de la población campesina, en función a un desarrollo rural sostenible. Tanto el INDERT como el INDI ya no impulsan expropiaciones con fines sociales, no tienen presupuesto ni realizan compras de tierras, ni mucho menos impulsan la recuperación de tierras malhabidas o lotes irregularmente apropiados por grandes terratenientes, políticos, empresarios. Su función real es mantener la actual estructura desigual de tenencia de tierras en favor de unos pocos.

En Paraguay el gobierno no es del pueblo ni gobierna para el pueblo. Sigue siendo un país al servicio del capital transnacional, gestionado por corruptos y mafiosos locales sin principios, sin ideas ni proyecto de nación.