Categoría: Opinión

Entre el agro, la construcción y el dólar: ciclos y desafíos de la macroeconomía paraguaya

Entre el agro, la construcción y el dólar: ciclos y desafíos de la macroeconomía paraguaya

Por Joaquín Sostoa

La macroeconomía busca preservar dos equilibrios: el interno, asociado al pleno empleo y la inflación, y el externo, orientado a evitar déficits excesivos en las cuentas externas. Estos dos objetivos, aunque distintos, están profundamente interrelacionados. En los últimos años, Paraguay hizo gala en la región de su macroeconomía estable, basándose principalmente en su baja inflación. ¿A qué se debe? ¿Es sostenible?

Banco Central del Paraguay Foto: Gentileza

Para entender la trayectoria de la macroeconomía paraguaya, es crucial enmarcarla en las características comunes de las economías periféricas: una base productiva primarizada y la ausencia de una moneda con estatus global de reserva. Estas condiciones, cuando el crecimiento es impulsado por la demanda interna, suelen derivar en crisis de estrangulamiento externo, donde los límites al crecimiento económico vienen impuestos por déficits en el balance de pagos y la pérdida sostenida de reservas internacionales. El ciclo termina, con frecuencia, en devaluaciones significativas y episodios de alta inflación.

En la historia macro del Paraguay, por lo general, está no fue la regla, sino más bien la excepción. La economía paraguaya suele crecer de forma sostenida (i.e. sin estrangulamiento externo) porque los motores de su crecimiento generan divisas, es decir, son sectores exportadores. Por supuesto, esto es positivo, pero, por otro lado, también significa que el país nunca proyectó un plan de desarrollo que pueda controlar, sino más bien dejó su crecimiento económico a los vaivenes de la demanda externa y el clima. Por supuesto, no generar motores internos de la demanda que impulsen el crecimiento tiene un costo en términos de producto; el país no crece tanto como podría, pero a su vez no experimenta crisis de balanza de pagos.

De esta manera, el país logró controlar el equilibrio interno y el equilibrio externo con una estrategia de crecimiento agroexportadora1. Cada vez que el país crece, es muy difícil que las importaciones crezcan más que las exportaciones, porque el único componente que suele traccionar a la demanda agregada de manera significativa son las exportaciones. Esto permitió, por un lado, tener resultados manejables en la cuenta corriente, lo que deriva en un tipo de cambio nominal (el precio del dólar) relativamente estable. Y esto resultó históricamente en un régimen de moderada y baja inflación.

Esta es la película, el trayecto, que se hizo más visible en el super ciclo de commodities a inicios de siglo. La alta demanda china de soja y los buenos precios internacionales permitieron superávits de cuenta corriente y acumulación de reservas. Incluso el tipo de cambio nominal se apreció considerablemente, lo que presionó a la baja a la inflación. Ya sabemos que este ciclo terminó alrededor del año 2014. Un poco antes, sequía de por medio, los superávits de cuenta corriente desaparecieron y empezaron los déficits. La buena noticia es que ningún déficit externo fue muy significativo. Aunque el boom acabó, la estrategia agroexportadora siguió más o menos el mismo rumbo.

Este fin de ciclo marcó también un cambio en la estrategia de la política macroeconómica, y, por supuesto, frente a precios más bajos de las materias primas, el entramado productivo paraguayo también inició un leve proyecto de diversificación productiva. Hay tres factores de cambio en este ciclo, pero primero hay que entender que cuando se inicia el desequilibrio externo hay dos formas de revertirlo: depreciando la moneda (que suba el precio del dólar) o desacelerando el crecimiento del producto, lo que también puede aumentar el desempleo.

Entendido eso, se pueden asimilar los tres factores, que, sin duda, no dejan de ser también un poco contradictorios en la práctica. Por un lado, hacia el 2015 la banca matriz inició un proceso progresivo de saltos nominales en el precio del dólar, con el objetivo de revertir los resultados externos negativos. Esto es visible hasta ahora, en las subas del tipo de cambio. En segundo lugar, se estableció desde 2013 un control conservador, pero no muy respetado, de las finanzas públicas a través de la Ley de Responsabilidad Fiscal. Déficits fiscales altos y persistentes pueden presionar a la cuenta corriente. En tercer lugar, se inició un proceso acelerado de endeudamiento externo para impulsar la inversión pública, en un contexto de bajas tasas de interés globales. En criollo, ahora se diversificarían levemente los motores del crecimiento, dando lugar también a la construcción, pero financiado con divisas, lo que no amenazaría a corto plazo el equilibrio externo2.

Este segundo ciclo de crecimiento mixto tiene sus luces y sombras. Por un lado, no le levantó el freno de mano al crecimiento económico, lo siguió impulsando, tratando de diversificar sus motores. Sin embargo, el motor era financiado externamente, lo que permitió seguir acumulando reservas internacionales. Como esta estrategia es de corto plazo, al final el elemento de ajuste del equilibrio externo fue -y es- el tipo de cambio. En teoría, un tipo de cambio flotante puede ajustar los desequilibrios externos minimizando los costos en términos de producción, por lo que es la variable a tener en cuenta por la política macro. Pero también, un tipo de cambio real más alto suele significar un salario real más bajo, por lo que, grosso modo, se puede decir que el costo de mantener el equilibrio externo son salarios con menor poder adquisitivo.

Bajo este escenario ya entramos en el tercer ciclo, en la actualidad. Por un lado, los costos fiscales de la pandemia elevaron de sobremanera la ratio deuda pública/PIB, lo que hoy toca un techo de 40%. El gobierno inició un ajuste de las finanzas públicas, donde el elemento afectado fue la inversión, por lo que el motor de la construcción perdió fuerza en los últimos años. Esto quiere decir que no hay más grandes entradas de divisas para financiar inversión pública por un tiempo. Los precios de los productos exportables vienen a la baja, y las condiciones climáticas no ayudan. En 2022 Paraguay experimentó uno de sus déficits de cuenta corriente más grandes de la historia reciente, del orden del 7% del PIB. Por supuesto, en los años siguientes se aceleró también la depreciación cambiaria, a pesar de gozar con un buen volumen de reservas internacionales.

Aún así, bajo este contexto de debilidad externa, la economía paraguaya sigue creciendo, lo que refleja cierta diversificación de su matriz productiva. Si no es la construcción pública ni el agro, entonces, ¿qué es? En el 2024, se espera que la economía en su conjunto crezca 4%. Hasta el segundo semestre, esta se había expandido 4,6%. Sin embargo, el PIB sin agro ni binacionales mostró un mejor desempeño, creciendo 6,2%. El sector agrario manifiesta un crecimiento raquítico, mientras que las binacionales se contraen.

Entonces, los sectores que mayor incidencia han tenido en el crecimiento son los servicios y la manufacturas, sectores ligados a la demanda interna. Si bien la construcción muestra signos de recuperación, aún no está sólida. Estos datos están en línea con la incidencia de los componentes de la demanda: el consumo y la inversión están guiando el crecimiento. Por el lado del primero, el consumo privado tiene mayor incidencia, lo que no deja atrás la gran variación de más de 10% del consumo público en el segundo trimestre. Ajuste fiscal sí, pero solo del lado de la infraestructura.

Por el lado de la inversión se observa una recuperación de la construcción privada. Pero la mayor incidencia se encuentra en la inversión en maquinarias y equipos, lo que se refleja ferozmente en las importaciones de maquinarias, aparatos y motores, en consonancia con el crecimiento del sector manufacturero.

El impacto del crecimiento de la demanda interna y de los sectores estimulados por ella también se refleja en el empleo, pero no de forma muy contundente. Interanualmente, en el tercer trimestre del año hubo 6.483 ocupados más. En la industria manufacturera la diferencia fue de 34.288, y, en los servicios sociales, de 19.176 personas. A pesar de que la desocupación cae, también es notable que la subocupación aumentó, por lo que los nuevos empleos generados podrían no ser sostenibles.

Hay varios factores que pudieron haber dinamizado la actividad interna. Del lado del consumo, hay que tener en cuenta el gran crecimiento del crédito, y, por otro lado, el encarecimiento de la economía argentina. Por el lado de la inversión, la flexibilización de tasas de interés suele tener un papel en sectores como el agro o la construcción, pero en este escenario de diversificación hay que darle un mayor rol al propio dinamismo del consumo, que acrecienta las expectativas en torno al aumento de la capacidad productiva3.

Aunque el crecimiento estimulado por componentes internos no tradicionales con generación de empleo, y con una inflación en el rango meta, habla bien del equilibrio interno de la economía, lo más o menos preocupante se encuentra en el equilibrio externo. El déficit de cuenta corriente de 2022 fue abismal, y para el presente año se proyecta un déficit de 3,5%. Aunque se cuentan con abundantes reservas para financiar esta diferencia, esto es un llamado de atención debido a que no suele ser normal para el país experimentar este tipo de desequilibrios externos, menos de forma tan recurrente.

En condiciones de precios internacionales más bajos y de ajuste en la inversión pública, las proyecciones para el año entrante no son más alentadoras. El crédito podrá seguir creciendo, lo que se ve afectado también por la flexibilización de tasas de la Reserva Federal. Sin embargo, el sobre encarecimiento real de Argentina puede dar un giro brusco, hacia una devaluación, lo que aumentaría de nuevo el contrabando. La depreciación del real también puede aumentar las compras del Brasil. Entonces, las expectativas sobre el consumo son menores. Estos factores, sumado a la política de depreciación progresiva, también generan expectativas de un dólar más alto para el año que viene.

Paraguay enfrenta un dilema macroeconómico no menor: mientras los sectores internos como servicios y manufactura ganan protagonismo en el crecimiento, los motores tradicionales, como el agro y la construcción pública, pierden fuerza coyunturalmente. El desafío ahora es cómo sostener este dinamismo interno más diversificado sin comprometer la estabilidad externa, especialmente en un contexto de déficits en la cuenta corriente, menor deuda externa y un tipo de cambio al alza. El país debe implementar transformaciones estructurales que equilibren la demanda interna de forma sostenible, fortalezcan la generación de divisas y garanticen un desarrollo económico a largo plazo.

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[1] Está claro que un modelo país de esta índole posee también un alto costo social, principalmente en términos de calidad de empleo, productividad hombre, distribución de ingresos y activos.

[2] Endeudarse externamente para invertir en obras es como exportar, pero menos sostenible. Si bien la mayor demanda agregada generada por la inversión en infraestructura tiene su contrapartida en entradas de divisas, tiene un techo más bajo. Esto genera una deuda con intereses, que hay que pagar y añade más presión a las cuentas externas en el futuro, además depende de las condiciones financieras internacionales, de las tasas de interés del mercado, y también de las ratios de endeudamiento observados por los prestamistas. En corto, no se puede hacer indefinidamente.

[3] No hay que dejar de observar el boom inmobiliario privado. Aunque la cartera crediticia de este sector crece a tasas chinas, su participación sigue siendo relativamente pequeña en comparación a sectores como el consumo, lo que disminuye su incidencia.

Integración no subordinada ante la ofensiva del capital

Integración no subordinada ante la ofensiva del capital

Por Julio C. Gambina1

Plenaria central de la Jornada de Integración de los Pueblos llevada a cabo en febrero del 2024 en Foz de Iguazú – Brasil. Foto: Gentileza

La ofensiva del capital global empuja procesos de integración subordinada, caso de las renovadas iniciativas por suscribir un acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur. Así como hace dos décadas se rechazó con lucha popular el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas, ALCA, propiciado por EEUU y la clase dominante de la región, excepto Cuba, los pueblos de Latinoamérica y el Caribe empujan, a pesar de la ofensiva capitalista de las derechas en variados gobiernos de la región, un proceso de lucha y esclarecimiento sobre estos estatutos de la dependencia.

No solo se trata de frenar el “libre comercio” en tiempos de internacionalización de la producción y transnacionalización del capital, que contribuyen a una mayor explotación de la fuerza de trabajo en la región y al saqueo de nuestros bienes comunes, demandados por la dominación capitalista para sus negocios de época, sino también para obstaculizar la dinámica que impondrá la gestión Trump a la economía estadounidense y mundial. En efecto, la política “Make America Great Again”, MAGA, supone cambios relativos en las paridades monetarias a favor del dólar estadounidense y con ello, subas de precios en el ámbito mundial, lo que ya se vislumbra con procesos devaluatorios en la mayoría de los países. 

La inflación verificada luego de la crisis 2007/09, acelerada en tiempos de pandemia, resulta manifestación de la disputa del excedente económico por el poder concentrado en el ámbito global. Por ello, Nuestramérica necesita un rumbo propio, autónomo en contra de la estrategia del capital. 

Resulta insuficiente el NO a la integración subordinada, tanto con EEUU, como con Europa. Hace falta retomar la agenda del SI de la primera década del siglo XXI, que remite a una articulación productiva de la región orientada a satisfacer las necesidades de su población, especialmente los sectores más empobrecidos por la larga historia de explotación y saqueo del régimen del capital. Ello supone el avance de una integración no subordinada sobre la base de una nueva arquitectura financiera que frene la dinámica de producción y fuga de plusvalor, lo que requiere organizar la producción y circulación de bienes y servicios asentados en su destino en el USO y no en el CAMBIO, elementos esenciales de la dinámica de acumulación capitalista. 

Militante Indígena de la Organización Nacional de Aborígenes Independientes (ONAI) de Paraguay durante una marcha anual campesina e indígena.

Los “acuerdos de libre comercio” y la institucionalidad de liberalización que el “capital” impulsa en “tratados bilaterales o multilaterales de inversión”, desde hace medio siglo, son instrumentos esenciales para la reproducción ampliada de la dominación de la burguesía concentrada en el ámbito mundial.

Nuestros pueblos en América Latina y el caribe requieren recrear el proyecto de liberación e independencia sustentado por las revoluciones de Haití en 1804 y la dinámica por la “patria grande” de la propuesta de los libertadores; y más aún, las experiencias de las revoluciones por el socialismo en Cuba en 1959, o en Nicaragua en 1979. Esta lógica anticapitalista fue confrontada con una fortísima ofensiva reaccionaria sustentada, en estos años, en el terrorismo de Estado y la propuesta de apertura y liberalización económica que reivindican las derechas ante la crisis capitalista. 

El desafío está más allá del NO a la estrategia del poder, lo que requiere un accionar deliberado y consciente por una estrategia de poder popular para la construcción de una sociedad sin explotación ni saqueo para el vivir bien de los pueblos, sin discriminación ni racismo de ningún tipo y en defensa de la vida social y la naturaleza.

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1 Doctor en Ciencias Sociales de la UBA. Profesor de Economía Política. Directivo de la Sociedad Latinoamericana de Economía Política y Pensamiento Crítico, SEPLA.

17 de abril, día internacional de las luchas campesinas

17 de abril, día internacional de las luchas campesinas

17/Abril/2024

Heñói

Con el lema “Construyamos la solidaridad. ¡Basta de genocidios, desalojos y violencia!”, las diversas organizaciones que conforman la Vía Campesina hacen un llamado internacional para conmemorar este emblemático día, en el que se recuerda la masacre de El Dorado do Carajás, ocurrida en 1996 en el estado brasileño de Pará, cuando una represión policial instigada por empresarios del agronegocio costó la vida a 21 campesinos que luchaban por su derecho a la tierra. Quienes participaron de aquellos hechos lograron conquistar tierras para la reforma agraria, creando un asentamiento campesino que permitió el arraigo de más de tres mil familias de sin tierras. Por ello, el 17 de abril nos recuerda cada año que solo con la lucha organizada es posible avanzar y lograr derechos, en el marco del sistema económico dominado por los dueños del capital.

Desde entonces han pasado 28 años en los que el sistema alimentario agroindustrial, controlado y dirigido por las grandes corporaciones financieras y agroindustriales se ha seguido expandiendo a nivel global, intensificando la exclusión y empobrecimiento de la población rural, la mercantilización de los alimentos, las semillas, las tierras y otros bienes comunes, así como la explotación irracional e insostenible de la naturaleza, profundizando sus gravísimos impactos traducidos en las crisis climática, social y económica en que se encuentra sumergida la humanidad.

Este año la Vía Campesina además levanta su voz con fuerza en contra de los genocidios, las guerras, las violaciones contra la soberanía y los derechos de los pueblos, los desalojos y la criminalización de familias campesinas e indígenas, el extractivismo y las múltiples violencias y acciones represivas que se ejercen contra los sectores populares. Frente a esto proponen ampliar y fortalecer la esperanza, conciencia, compromiso, organización y unidad para enfrentar los innumerables desafíos actuales.

A propósito de este aniversario hemos conversado con Perla Álvarez, destacada dirigente de la Vía Campesina Internacional y de la Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas (CONAMURI) de Paraguay, quien, con su amplio conocimiento de la realidad y las luchas campesinas en la región y el mundo, nos ilustró algunos de los aspectos más relevantes de la coyuntura actual. Sobre un balance de la situación y las luchas campesinas en perspectiva, expresó que:

“A partir de lo que denominamos la Revolución Verde en el mundo entero, incluso en nuestro país, hemos tenido grandes pérdidas de tierras que estaban en manos de campesinos, de campesinas, de pueblos indígenas. Esto significa un deterioro en términos de producción de alimentos sanos y diversos, también del ambiente. Las catástrofes climáticas que hemos estado sufriendo son consecuencia de aquella primera oleada de la revolución industrial en el campo, la Revolución Verde. Estamos sintiendo ahora lo que se hizo en los 60, en los 70, en los 80. Así que lo que nosotros estamos haciendo ahora va a impactar en las generaciones futuras.

Es en el mundo entero esa disminución del control y del cuidado de los territorios en manos de campesinas, de campesinos. Tenemos que entender que cuando hablamos de campesinos, también incluimos a los pueblos indígenas que están en las zonas rurales, también hablamos de pescadores y pescadoras, hablamos de gente que se dedica a la ganadería trashumante, a las personas nómadas que trasladan su ganado de un territorio, de los recolectores y recolectoras. La situación actual es bastante dramática, hay una desprotección de los derechos con el avance del sistema capitalista en el campo, se siente con la introducción de tecnologías como las semillas transgénicas, el uso de agrotóxicos y maquinarias pesadas. Esto vino a descomponerse muchísimo con la introducción de la soja transgénica en nuestros territorios, esto hace que se vulneren derechos porque no es gratuita la expansión del modelo del agronegocio, el monocultivo, se hace a costa de los derechos a la tierra, al agua, a los bosques, a las plantas medicinales, al derecho de organizarse. Entonces, la gente se organiza para recuperar derechos, para conquistar derechos y esto es criminalizado aquí y en todo el mundo”.

Pero los atropellos e injusticias siempre han generado resistencia, oposición, luchas individuales y colectivas, lo cual ha sido parte fundamental de la historia de nuestros pueblos desde hace décadas, incluso siglos, hasta el presente. Álvarez destaca este aspecto fundamental, que permite tener una perspectiva de futuro diferente:

“Es bueno reconocer que hay resistencia, en el campo se sigue produciendo alimentos que nutren las mesas cotidianas en el país y en todas partes. En las ferias de semillas que organizamos como muestra de la resistencia campesina indígena está el potencial que tendríamos que desarrollar a través de la promoción y el desarrollo de la agroecología. Estamos trabajando para cambiar políticas públicas a nivel local, nacional, regional e internacional. Tal es así que hemos avanzado en el plano internacional con la conquista de un instrumento internacional como la Declaración de los Derechos Campesinos en el 2018, y estamos avanzando porque ya tiene un mecanismo de seguimiento, resta que nuestras organizaciones tomen esa herramienta como propia y la vayamos impulsando en todas partes. Creo que es una de las cuestiones más importantes, así como haber colocado la soberanía alimentaria como una bandera de lucha, pero no solamente como una bandera de lucha, sino como un principio. Hoy la agroecología también está en esa misma línea de promoción y de un principio que defendemos, porque no es solo un modo de producción, sino por sobre todo un modo de vida”.

La coyuntura reciente se ha complejizado con las disputas geopolíticas, económicas y militares, el avance de proyectos conservadores y autoritarios en varios países, el deterioro de los mecanismos democráticos y de los espacios de participación social, además del acaparamiento económico, de territorios y de los medios de comunicación. Los desafíos son grandes, lo que requiere un mayor esfuerzo en el fortalecimiento de la organización de los pueblos, como señala Perla:

“Entre los principales desafíos está el fortalecimiento de nuestras organizaciones, reagrupar al movimiento campesino en alianza con las organizaciones de la ciudad o con el movimiento ciudadano urbano en la defensa y promoción de derechos colectivos. Así como seguir trabajando en cómo lograr implementar la declaración de los derechos campesinos a nivel de todas las políticas públicas. También es un desafío organizar la resistencia productiva, activa en el campo, de manera a sostener lo que se ha conquistado en términos de tierra, del cuidado del territorio, porque de eso depende el futuro de las generaciones, no solamente aquí, sino en todas partes”.

Por tanto, en este día de luchas campesinas y en todo momento, el llamado es a redoblar la esperanza y el trabajo por ese otro mundo posible, el de la solidaridad, la justicia y la hermandad de los pueblos del mundo, en armonía con la madre tierra.

Se autodenominan productores, pero poco producen.

Se autodenominan productores, pero poco producen.

Hector Cristaldo, Presidente de la UGP

Reflexiones en medio del griterío “productivo”

Asunción, 9 de febrero de 2024

Por Heñói

Obligan al suelo a degradarse; matan biodiversidad; usan enormes cantidades de agua (sin pagar un centavo) y aprovechan el generoso caudal de sol que honra estas tierras.

La fuerza del trabajo queda a cargo de gigantescas maquinarias que importan en un 100%, sacando divisas del país. Estas maquinarias están operadas por un puñado de personas (apenas 1 puesto de trabajo cada 120 hectáreas), con empleos mal pagados, en condiciones que a veces son de esclavitud.

La tierra, principal recurso productivo, es en muchos casos apropiada, malhabida, alquilada ilegalmente a indígenas y campesinos, o simplemente usurpada.

Su “producción” depende además de costosos insumos importados: semillas genéticamente modificadas, grandes cantidades de fertilizantes químicos (que a la larga destruyen el suelo), más grandes cantidades de venenos. También dependen de los subsidios que arrebatan a todo el pueblo paraguayo, que incansablemente debe pagar por la infraestructura y los servicios básicos que la producción requiere: rutas, puentes, puertos, hospitales, laboratorios, universidades, suma y sigue… Han transferido esta dependencia al país entero, haciendo que nuestra economía cuelgue de los hilos cada vez más delgados que nos conectan con los países que demandan su “producción”.

Han tomado control absoluto del país. Participan en los consejos de los principales ministerios; ponen y sacan autoridades elegidas entre sus principales empleados; “asesoran” programas y ubican a sus parientes y amigos en las representaciones sectoriales en el exterior: en la Organización Mundial del Comercio, las principales embajadas de los países compradores, los espacios de negociación de Naciones Unidas.

Y gritan mucho. Ahora mismo están vociferando a los cuatro vientos. “La Unión de Gremios de la Producción no está de acuerdo con la plataforma de trazabilidad de la Unión Europea-Rediex para las exportaciones paraguayas”[1]. “Esta normativa va a perjudicarnos en la pro­ducción y el desarrollo. El Chaco es el 60 % de nues­tro territorio y está poblado por el 2,7 % de la población, hay mucho para crecer”[2]. “El reglamento 1115/23 es peligroso”[3]; “Cualquier ONG podrá bloquear envíos a la Unión Europea”[4].

Algunas conclusiones ante tanto griterío “productivo”:

  • Mientras la Unión Europea trata de aplicar políticas que defiendan los intereses de sus pueblos, desde Paraguay solamente se intentan proteger los intereses de los negocios.
  • La trazabilidad para promover formas de producción sostenibles es una amenaza a la forma en que “producen” por acá; ergo, la manera en que producen por acá NO es sostenible.
  • En el horizonte de estos “productores”, las ONG no son un actor social respetable. No reconocen que las ONG nacieron para ejercer la defensa de los derechos que gobiernos, a instancia de empresas, no respetaban. No reconocen que las ONG cumplen un rol de salvaguarda fundamental en nuestras sociedades subordinadas. Y las temen, como se teme a las verdades incómodas.
  • Solo generan 4000 millones en exportaciones y contribuyen menos de 100, beneficiándose además con “generosos” subsidios.

Santiago Peña es de su misma banda. Desde su gobierno, vocea el rol social del Estado; captura Fonacide para “asegurar la lucha contra el hambre de escolares”, pero alienta que esos mismos escolares sean fumigados cada día sin piedad. Habla de sostenibilidad, pero tapiza el suelo patrio con árboles foráneos que secan hasta el alma campesina. “Defiende soberanía” pero empuja a indígenas a malvivir en las calles, de limosnas.

Hace pocos meses vimos en qué quedó el griterío de una parte de la sociedad y autoridades nacionales contra la Unión Europea y sus planes de civismo: hubo que retroceder, pedir disculpas y tragar el sapo. Parece que hubo que explicarles -a los nuestros- que el mundo ya superó la edad media. Hoy, frente al protocolo 1115/23, “productores” y gobierno del Paraguay demuestran que pocas razones tienen, dado que necesitan tanta gritería. Tan pocas razones, que es probable que solo los sostenga la billetera. Qué pobre gente.


[1] https://www.abc.com.py/economia/2024/01/22/ugp-rechaza-plan-de-la-ue-para-las-exportaciones-paraguayas/

[2] https://www.lanacion.com.py/negocios_edicion_impresa/2023/08/24/ugp-rechaza-las-exigencias-ambientales-de-la-ue/

[3] https://www.abc.com.py/nacionales/2024/01/30/reglamento-ue-111523-es-peligrosa-para-la-produccion-advierte-experto/

[4] https://www.abc.com.py/nacionales/2024/02/04/cualquier-ong-podra-bloquear-envios-a-ue-con-norma-111523-advierte-experto/

El pueblo paraguayo en contra del genocidio Palestino

El pueblo paraguayo en contra del genocidio Palestino


El pasado 27 de octubre la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una resolución sobre la crisis bélica en Gaza, que pide “una tregua humanitaria inmediata”, que “todas las partes cumplan con el derecho internacional humanitario” y que se provean “suministros y servicios esenciales a la franja de Gaza”. La resolución tuvo 120 votos a favor, 14 en contra y 45 abstenciones. Paraguay votó en contra, sumándose al pequeñísimo grupo de países liderados por Estados Unidos e Israel, que consideran que el asesinato de miles de civiles inocentes no merece repudio.

Según el Consejo de Seguridad de la ONU que, de las 8.525 muertes registradas hasta la fecha en Gaza, el 70% son niños y mujeres: 3200 niños han sido asesinados en Gaza en tres semanas, superando el número de niños asesinados anualmente en todas las zonas de conflicto del mundo desde 2019. Además de la confirmación de la utilización de fósforo blanco en los ataques sionistas contra la población Palestina.

Esta votación no vinculante debería tener algún peso moral dada la universalidad de la membresía de la ONU. Lamentablemente Israel criticó la resolución y contrariando la opinión mayoritaria de los gobiernos del mundo, amplió la operación militar y recrudeció los bombardeos, con su secuela de dolor y muerte. Para este centro de estudios no es sorprendente la posición del gobierno paraguayo, completamente alineado a los intereses de Estados Unidos y su protectorado sionista. Si el gobierno paraguayo no defiende los intereses de nuestro propio pueblo, poco podemos esperar de su compromiso con la defensa de la vida palestina.

Como personas comprometidas con la lucha contra el colonialismo y la dominación, vemos la lucha del pueblo palestino contra la ocupación y el apartheid como nuestra, ya que forma parte de la lucha de los pueblos por la justicia económica, política, climática, racial. Decenas de miles de palestinxs han sido asesinadxs durante décadas como resultado de la ocupación ilegal de Palestina por parte del estado sionista de Israel; rechazar un pedido de alto el fuego en Palestina es equivalente a celebrar estos asesinatos de inocentes y la larga lista de violaciones al derecho humanitario internacional cometidas.

En tal sentido, repudiamos enérgicamente la orientación del voto del gobierno paraguayo y nos sumamos al clamor global de un cese inmediato de los ataques. Instamos a los pueblos del mundo a declarar inaceptable la situación, a romper el silencio cómplice ante los discursos islamofóbicos y racistas que son escandalosamente tolerados por las plataformas tecnológicas, a poner fin al genocidio palestino.

No es una guerra, es un genocidio. El Estado de Israel no puede alegar derecho a la defensa puesto que se constituye en potencia ocupante de un territorio donde históricamente existe y resiste el pueblo Palestino.

Finalmente, invitamos a todas las personas sensibles y conscientes a sumarse a la marcha de este sábado 4 de noviembre, a las 17:30 h., frente al Panteón de los Héroes.

Que simpático, Castiglioni

Que simpático, Castiglioni

La genial idea del ministro de industria y comercio, expresada en la inauguración de la Expo, de construir una muralla a lo Trump que divida al Paraguay de la Argentina para solucionar el tema del contrabando, daría risa si no fuese por lo que este fenómeno realmente ha implicado y representa en el día a día de los paraguayos y paraguayas.

Es simpático que Castiglioni le eche la culpa a la hermana República Argentina, por un fenómeno creado y expandido durante varias décadas por el partido político del que forma parte, el que representa, el que le ha dado los varios cargos que ha ostentado. En rigor, el contrabando ha gozado por años de tan buena salud porque ha sido funcional al modelo político instalado por su partido, el Modelo Prebendario Clientelar (que funciona con altísimos niveles de corrupción e impunidad), así como al Modelo Económico Primario Exportador implementado con apoyo de los gobiernos colorados.

El contrabando tomó fuerza a partir de la década del setenta, bajo la dictadura colorada de Alfredo Stroessner. Primero, porque nuestro país no tuvo políticas para desarrollar un importante sector industrial, por lo que se recurrió a los productos extranjeros ingresándolos tanto de forma legal como ilegal; segundo, porque el gobierno de entonces, así como los posteriores, han utilizado el contrabando para beneficiar a políticos, empresarios o militares “amigos y/o correligionarios”. En el contrabando, así como en otras actividades ilegales, la impunidad es esencial. La complicidad estatal con el contrabando, hacer la vista gorda o “mirar para otro lado” por parte de las autoridades, no han sido acciones caritativas, más bien han sido concesiones, favores, a cambio de lealtad, apoyo, silencios y votos. Ha sido una forma de ampliar la base social del partido.  

La historia del contrabando es larga y frondosa, ha incluido en diferentes épocas a bienes suntuosos, perfumes, whiskys, cigarrillos, joyas, calzados, ropas, electrodomésticos, bienes de consumo, etc., y se ha fortalecido simbióticamente con otros negocios análogos: por un lado, la triangulación comercial, que consiste en ingresar productos al país con el objetivo de reexportarlo con menores aranceles al Brasil; y por el otro, los tráficos de todo tipo, de autos, armas, rollos, drogas.

Todas estas actividades han sido desarrolladas gracias a la complicidad de las autoridades estatales, al visto bueno del mandamás de turno y sus funcionarios, en la lógica del tradicional quid pro quo colorado, te doy algo a cambio de algo, en este caso, el permiso y la impunidad a cambio de lealtad, favores, aportes pecuniarios, complicidad hacia los abusos gubernamentales y por supuesto, votos.

Por su parte, el modelo económico primario exportador instalado desde los años de la posguerra de 1870, se ha levantado sobre una base latifundista y una enorme concentración de las tierras, para desarrollar actividades que generen y exporten materia prima sin mayor procesamiento hacia el mercado internacional, como madera, tanino, yerba, carne, soja, algodón, maíz, arroz, e incluso electricidad. El sector agroexportador concentra tierras, capital, ingresos y divisas, generando una enorme desigualdad económica, gozando de privilegios como los bajísimos impuestos y la vía libre en materia de devastación ambiental. Una consecuencia de esto es que el país no se industrializó como si lo hicieron los países vecinos, Argentina y Brasil, que tuvieron políticas adecuadas para ello, como las de sustitución de importaciones o protección de sus industrias. Contra esas políticas Castiglioni denosta, buscando trasladar su propia incapacidad y la de los gobiernos de su partido al país vecino, que sí ha sabido estimular su sistema productivo e industrial y sus productos. Las políticas económicas de cada país son soberanas, o deberían serlo.

Castiglioni, como parte del partido de gobierno, finge demencia; no se hace cargo de que al Paraguay no ha llegado la democracia real, el desarrollo, las oportunidades, el bienestar, a pesar de los larguísimos 34 años de dictadura y 34 años de transición bajo el poder colorado, a pesar de los 15.000 millones de dólares de deuda pública, de los cientos de millones de dólares de los royalties, el Fonacide, la cooperación norteamericana o las donaciones de Taiwán. Y entonces, ante la falta de trabajo, formación, oportunidades, futuro, la cosa se desborda, el delito se expande, se “democratiza”; es lo que está pasando con el contrabando y el narcotráfico, que empezaron como privilegios de algunos cercanos al poder, y hoy se autonomizan de sus creadores y van imponiendo sus propias fronteras, sus límites, o las van borrando.

Es simpático Castiglioni. Fue diputado, vicepresidente, ministro, canciller y alguna cosa más. Pero para él, Argentina es la responsable de nuestro doloroso infortunio; la hermana república, que ha sabido recibir a los exiliados políticos, los exiliados económicos y los exiliados sociales del maltratado pueblo paraguayo, por los pésimos gobiernos colorados y su férrea lógica clientelar para los menos. Hay que ser caradura, Castiglioni.

Centro de Estudios HEÑÓI

20/07/2023

El coloniaje de nuestros días. Acuerdos UE-CELAC

El coloniaje de nuestros días. Acuerdos UE-CELAC

La Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea (UE) dónde líderes de ambos bloques intentan avanzar sobre acuerdos, cierra este martes.

En el evento que se lleva a cabo en Bruselas, autoridades intentan avanzar en la ratificación de los acuerdos comerciales (y de inversión) UE-Mercosur, UE-México y UE-Chile. Estos acuerdos forman parte de un modelo de comercio que daña a las personas y al planeta, sirven a los intereses corporativos a expensas de los límites planetarios, de condiciones laborales dignas, del empleo y del bienestar animal, e impulsan desigualdades sociales. Vestigios del histórico coloniaje que impone Europa sobre América Latina y el caribe.

En paralelo, también se desarrolla la Jornada Continental por la Democracia y Contra el Neoliberalismo en el que diversas organizaciones de la sociedad civil se reúnen para sentar postura en contra de estos acuerdos de comercio históricamente injustos para este lado del continente y a así también, exigir condiciones más equitativas en la relación de ambos bloques.

La delegación paraguaya encabezada por el Presidente Mario Abdo Benítez, que llegó hasta la cumbre ratificó su defensa a la línea discursiva del “equilibrio entre la producción competitiva y la protección al medioambiente”, idea cuanto menos falaz, puesto que sobran evidencias de que el modelo agroexportador es incompatible con equilibrio alguno por su carácter expoliador de recursos naturales.

Inés Franceschelli, directora de Heñoi. Foto: gentileza

En ese marco, la directora de Heñói Centro de Estudios, Inés Franceschelli, realizó, el pasado lunes, una intervención en el Parlamento Europeo, ante parlamentarios europeos y latinoamericanos y activistas de ambos continentes para dar un panorama completo del porqué estos acuerdos injustos no favorecen a Paraguay y al resto de América Latina y el Caribe. A continuación les dejamos la transcripción de su exposición:

Buenos días

Soy Inés Franceschelli y hablaré en nombre del Centro de Estudios Heñói y del pueblo paraguayo que viene resistiendo el saqueo colonial desde 1870, cuando tres países aliados, Argentina Brasil y Uruguay, hoy socios nuestros en el MERCOSUR, financiados por la banca inglesa, terminaron una guerra de exterminio cuyo impacto económico y demográfico seguimos padeciendo hasta hoy.

En representación de la sociedad civil de Paraguay vengo a decir que entendemos el tratado UE-Mercosur como un tratado desigual, que equivale a una continuidad y profundización de ese saqueo. Saqueo que en nuestro país se expresa con la imposición de un modelo de producción de commodities diseñado a medida de la demanda europea: Con apenas 7 millones de habitantes, somos el 4to exportador de carne bovina, y el 4to. exportador de soja transgénica del mundo.

El MERCOSUR guarda una extraordinaria reserva de biodiversidad y agua, quizá por eso Europa lo mira con tanto deseo.

La lista de violaciones a los derechos humanos que esta imposición causa en nuestro territorio es muy larga, pero destacaremos algunas:

En el centro de la problemática de derechos en Paraguay está el derecho a la tierra.  A pesar de que la constitución garantiza el derecho a la tierra del pueblo paraguayo, la realidad es que el país exhibe el peor índice GINI de tenencia de la tierra del mundo: 0,93. Cuando el 1 es desigualdad perfecta. Como referencia, el índice de GINI europeo es de 0,57 y el de América Latina es de 0,79. La conflictividad social que deviene de esta inequidad se costea con la vida y la libertad de los y las luchadores campesinos e indígenas.

La injusticia en la posesión de tierras impacta directamente en la vigencia del derecho a la alimentación. Paraguay pasó de ser en el siglo XIX un país completamente autosuficiente en materia alimentaria, al extremo actual, en que se importa más del 60% de los productos frutihortícolas necesarios para el consumo. De los 6 millones de hectáreas dedicadas a cultivos, sólo el 6% está destinado a producción de alimentos, el 94% restante lo ocupan cultivos industriales de exportación ya mencionados, cuyo principal destino es la Unión Europea.

No es casualidad entonces que la desnutrición crónica afecte al 13% de nuestros niños, y la inseguridad alimentaria grave impacte en el 6% de la población en promedio, es decir, cerca de medio millón de personas que no pueden comer todos los días.

Tampoco es casualidad que se liberen en nuestros territorios, con mecanismos ilegales, eventos transgénicos de altísimo riesgo para la salud humana, como la reciente liberación de trigo OGM HB4, resistente al glufosinato de amonio. Suponemos que la población europea no querrá este riesgo en sus panes. Los únicos países donde se liberaron estos eventos transgénicos son Argentina, Brasil y Paraguay.

Los millones de hectáreas dedicadas a los monocultivos extractivos están sujetas a un aumento exponencial del uso de agrotóxicos, en muchos casos sustancias prohibidas por la Unión Europea, pero que son fabricadas en Europa o por empresas europeas, y exportadas a nuestro país. Hablamos de 60 millones anuales de kilos de venenos que se vierten en nuestro territorio, contaminan nuestras aguas, nuestros suelos, para generar una renta que no vemos. Hablamos de casi 10 kilos de veneno por persona por año sobre nuestra población.

Estos monocultivos, junto con la producción de carne bovina y de carbón vegetal para exportación, es la principal causa de la persistente deforestación con ritmo alarmante: En los últimos 10 años mi país perdió 2,5 millones de hectáreas de vegetación nativa, donde se desplazó población campesina e indígena, en algunos casos todavía en aislamiento voluntario. Esta deforestación implica directamente pérdida de biodiversidad, una alta vulnerabilidad climática, más pobreza, exclusión y humillación para nuestra gente.

La imposición de este modelo de extracción ha significado en los últimos 153 años el sostenimiento de gobiernos autoritarios, entreguistas, con instituciones débiles, normas que no se cumplen, y una justicia que funciona al mejor postor. Por ello, demandamos a nuestras autoridades negociaciones que defiendan los intereses soberanos del pueblo paraguayo, su salud, su futuro.

En síntesis: en Paraguay NO NECESITAMOS, NO QUEREMOS un tratado que profundice una libertad de comercio que signifique falta de libertad para el pueblo. NO QUEREMOS que aumenten la cantidad de negocios que esperan los estudios.

Desde Paraguay DEMANDAMOS una nueva concepción del comercio, equitativa, respetuosa de los derechos humanos, al servicio de la vida y no del confort europeo. DEMANDAMOS agua, oxígeno y comida, no un comercio al servicio de otros.

Muchas gracias.

Esas cosas raras que pasan

Esas cosas raras que pasan

De manera sigilosa, el Ministerio de Agricultura y Ganadería presentó la actualización de los datos del Censo Agropecuario Nacional (CAN), así como también aprobó la liberación del trigo transgénico HB4. Entre tantas omisiones y discreciones, lo que sí queda a la vista es que la prioridad sigue siendo el agronegocio.

En 2019 el ministro de agricultura Denis Lichi había firmado una resolución[1] que modificaba un inciso de otra resolución que reglamentaba un decreto. El objetivo era por lo menos sospechoso de irregular: que la liberación de los organismos genéticamente modificados que “han sido evaluados en terceros países y que cuentan con un historial de uso seguro y familiaridad en los aspectos científicos y técnicos”, puede saltarse las evaluaciones; es decir: si en otros países hacen barbaridades, les copiamos y ya ¿Las evaluaciones de aptitud, inocuidad u oportunidad? No importan ¿El impacto en la salud de la población? Bien, gracias ¿La soberanía? ¡Eju lunes!

Por supuesto, muy poca gente sabe que así se toman las decisiones en estos gobiernos. Y adivinen quién hizo esta recomendación a la Comisión Nacional de Bioseguridad: el “experto” de la Universidad Nacional de Asunción que participa de la Comisión, es decir nuestra ya conocida Rosa de Cristaldo, esposa del titular del autodenominado “Gremio de la Producción”, Héctor Cristaldo.

Esta decisión lleva 4 años en vigencia. Y sin embargo no deja de sorprender la liberación del trigo genéticamente modificado HB4 ¿Y cómo lo liberaron? Por supuesto, entre gallos y medianoche, por medio de una resolución que no han publicado[2], y que ni siquiera firmó el propio ministro Bertoni, sino su viceministro de ganadería. Quienes sí celebran esta decisión son los gremios de la producción, especialmente la Unión de Gremios de la Producción (UGP). Los argumentos a favor de esta liberación son principalmente que “aumenta la competitividad del agro paraguayo” (es decir, “ese” agro, el que fabrica dinero y no alimentos), y que “trae nueva tecnología”, ya que es resistente al glufosinato de amonio y no al glifosato. ¡Oferta! ¡Venga y cómase un pancito con glufosinato!

El trigo HB4 es resistente al herbicida glufosinato de amonio, un agrotóxico 15 veces mas potente que el glifosato. Foto: Gentileza

Por otra parte, Global Forest Watch (GFW) publicó su informe anual sobre deforestación, basado en la investigación de la Universidad de Maryland. Por más que el gobierno y los gremios de la producción pretendan dibujar los números para intentar hacernos creer que hay deforestación cero, las imágenes satelitales no mienten: Paraguay sigue perdiendo bosques a un ritmo acelerado.

Del 2001 al 2022, Paraguay perdió 6,77 millones de hectáreas de cobertura arbórea. Solamente en 2022, se deforestaron 217 mil hectáreas, y de estas, 152 mil fueron para la producción de commodities y 48 mil para cambio de uso agrícola (o sea, más producción de commodities). En las últimas 4 semanas GFW detectó 134.261 alertas de deforestación, el 57% de las cuales fueron en tres departamentos: Presidente Hayes, Boquerón y Alto Paraguay[3].

Entre las cosas raras que vemos, nos toca mirar la presentación de los resultados del Censo Agropecuario Nacional (CAN) 2022, que ¡al fin! actualizaron. El último había sido en 2008. Bertoni estaba muy contento presentando los resultados, especialmente celebrando algunas cifras: el incremento de la mecanización (cada vez más tractores quemando combustibles fósiles, sustituyendo al trabajo humano agrícola); la duplicación de la superficie forestada (puros eucaliptos secando humedales, para luego ser quemados en sus silos), o la gran cantidad de fincas agropecuarias indígenas individuales, no comunitarias. Es decir, para este ministro es una victoria ir al fin quebrando la identidad y la historia de nuestros pueblos originarios. La crueldad de Pizarro queda hecha una sombra al lado de este conquistador.

El Censo Agropecuario trajo otros datos llamativos. La superficie total censada disminuyó en 685.000 hectáreas, en un periodo de 14 años donde hubo una gran deforestación y cambio de uso de suelo, es decir, se expandió la frontera agropecuaria, ¡Algo no cierra! En relación a la distribución de tierras, hubo muy poca variación, lo que indica que la enorme concentración de tierras sigue tan vigente como antes. Lo que sí aumentó en un 35%, son los minifundios atomizados, de menos de una hectárea de superficie, lo que refleja la partición de las pequeñas fincas al no encontrar caminos para acceder a nuevas tierras.

Sobre empleo agropecuario presentaron datos de forma tendenciosa y confusa. Mientras que entre hombres cayó un 22%, en mujeres aumentó 75%, pero este incremento se da por un cambio metodológico, pues incluyeron ahora el trabajo doméstico de la casa, lo que explica el 75% del incremento mencionado.

Presentación de los resultados del CAN 2023 en el Banco Central del Paraguay. Foto: ARP

En el país del revés, los alimentos caen mientras los commodities de exportación aumentan. Los cultivos que más crecieron fueron la soja, maíz, trigo y arroz con riego, todos mecanizados destinados mayormente al mercado externo. En contrapartida, el principal rubro campesino en las últimas décadas, la mandioca, cayó en superficie un 9%, en 14 años en que la población aumentó, así como las necesidades alimentarias. Los aumentos de hortalizas presentados siguen siendo marginales, dado el enorme contrabando e importaciones que se mantienen gracias a esa poco disimulada alianza público privada existente. Una baja cobertura de asistencia técnica y crediticia es otro dato del censo.

El CAN 2022 refleja una vez más, la exclusión campesina e indígena, así como el control sobre el MAG por parte de los gremios empresariales. En el comité técnico del censo solo fueron incluidos éstos últimos, que controlaron el diseño, procesamiento y presentación del mismo. La presentación de Bertoni y Abdo en el auditorio del BCP, estuvo repleta de representantes de la UGP y afines, y vacía de organizaciones campesinas e indígenas ¡Conste que la existencia y los derechos de éstos últimos tienen rango constitucional! Pero para Bertoni y su jefe, el presidente de la UGP, ellos no existen.  

Nuestro país no termina de estallar, todavía. Esas cosas raras que pasan.


[1] Resolución 1030, del 23 de agosto de 2019. Disponible en https://conbio.mag.gov.py/media/ckfinder/files/RES.N1030%20DE%2023%20DE%20AGOSTO%20DE%202019Liberacion%20Comercial.pdf.

[2] La primera referencia a esta liberación comercial la publicó la propia Unión de Gremios de la Producción UGP (Disponible en https://www.ugp.org.py/2023/06/23/biotecnologia-hb4-mejorara-la-competitividad-de-la-produccion-nacional/). Más tarde Última Hora menciona la Resolución MAG 556/23 que no está publicada ni en el portal de Inbio ni en la página del MAG.

[3] Fuente: https://www.globalforestwatch.org/dashboards/country/PRY/

¿NATURALEZA CONVERTIDA EN PLATA? NOS MATA

¿NATURALEZA CONVERTIDA EN PLATA? NOS MATA

En estos días se dio a conocer que Syngenta, la mega empresa suiza de agronegocios, oculta y manipula información relacionada con el impacto neurológico del Paraquat, el segundo herbicida más usado en Paraguay, a razón de más de 10 millones de kilos por año. ¿Cuántos de los casos que tenemos de parkinson, demencia, depresión, están relacionados con la exposición al Paraquat? ¿Y a otros peligrosos agroquímicos? En el 2021, se importaron en total 62 millones de kilos de agrotóxicos, varios de ellos prohibidos en países europeos.

Mantenemos una deforestación promedio de más de 350.000 has por año; la mayor parte de esa superficie está destinada a expandir la producción empresarial de carne y soja. La ampliación de la frontera agropecuaria con fines de lucro sigue su curso: en la última zafra se sembraron 3,6 millones de hectáreas de soja transgénica, mientras que la superficie ganadera fue de 15,2 millones de hectáreas. En nuestro país, la deforestación, eufemísticamente denominada “cambio de uso de suelo”, es la principal emisora de gases de efecto invernadero, que, junto con la ganadería y agricultura industriales contribuyen al calentamiento global.

Los intereses de algunas empresas, y sus cómplices en el Estado, insisten en permitir la prospección petrolera en el Parque Médanos del Chaco, sin considerar el impacto que esta prospección tendrá en la biodiversidad de ese territorio, y en los pueblos indígenas que se relacionan con él.

Enormes extensiones de arroz cultivado con riego se multiplican en la cuenca del Tebicuary, en Misiones, Paraguarí y Ñeembucú, sobre el río Paraguay. Los millones de litros de venenos que usan van a parar a nuestras aguas, las que necesitamos todas y todos para sobrevivir.

Según los científicos, la temperatura media del planeta sigue subiendo, y el 2023 será el año más caluroso jamás registrado. Este calentamiento global es producto del sobreconsumo humano, que destruye la naturaleza para generar renta. Nos esperan más sequía, temperaturas extremas, más inundaciones, temporales y huracanes.

El derecho a un ambiente saludable y ecológicamente equilibrado es clave para la autodeterminación de los pueblos y las comunidades, consagrados en la Constitución Nacional y acuerdos internacionales, por lo que el Estado es el principal responsable de estas violaciones sistemáticas en complicidad con los empresarios y su impune ambición.

La pretensión de convertir naturaleza en plata, nos mata. La naturaleza no es un mercado de recursos, es la base de todas las formas de vida existentes. Por eso, debemos recuperarla de las manos de quienes la mercantilizan y lucran con su destrucción.

Santiago Peña: el nuevo rostro del viejo sistema en Paraguay

Santiago Peña: el nuevo rostro del viejo sistema en Paraguay

De: Centro de Estudios Heñói

Foto fuente: https://www.sandiegouniontribune.com/en-espanol/noticias/story/2023-05-01/pena-libre-o-titere-cartes-dilema-postelectoral-en-paraguay

El 30 de abril de 2023 demostró que el Paraguay se está consumiendo en un laberinto sin salida. Los verdugos de un pueblo empobrecido, ganan. Los constructores de la exclusión y los privilegios, triunfan. Los maestros de la corrupción y la impunidad, son premiados. Los propulsores del crimen organizado, festejan. Los minoritarios grupos de poder imponen sus intereses, sus candidatos, su voluntad, su próximo gobierno.

El 30 de abril demostró, una vez más, que en Paraguay no hay democracia, ni real, ni formal. No es real porque no hay trabajo digno para la gran mayoría, no hay educación y salud públicas de calidad, no hay tierras y viviendas para miles de familias, no hay igualdad en casi nada, ni siquiera en padecer las desgracias de sobrevivir bajo los gobiernos colorados, desgracias que no las sufren los de arriba, los acomodados, que tienen empleos seguros y ahorros bancarios, que van a sanatorios y colegios privados, detentan muchas tierras y propiedades de todo tipo.

Pero ni siquiera es una democracia formal, al menos con rituales eleccionarios mínimamente creíbles. Según los resultados del 30 de abril, los que saquearon y destruyeron la república, merecen otro periodo de gobierno más y, además, con absoluta mayoría en ambas cámaras del Congreso Nacional. El árbitro electoral, el TSJE, aunque digan lo contrario, desde su creación constitucional está controlado por la ANR, al igual que la gran mayoría de sus funcionarios, los locales de votación, las mesas, sus miembros, el transporte, los recursos. El árbitro general, el Poder Judicial, está en la misma situación. El aparato partidario es avasallante, y está difuminado dentro del Estado, con profundos y letales tentáculos. No hay juez imparcial, no hay igualdad electoral, menos aún con las urnas electrónicas, que nadie puede controlar, más que los “técnicos informáticos[1]” de la justicia electoral. La igualdad de condiciones frente a una competencia electoral, es la condición mínima para que exista una democracia al menos formal. Ni eso.

Y con todo este brutal sesgo, el resultado fue la victoria de una numerosa minoría. Santiago Peña obtuvo 1.292.000 votos, el 42,7% de quienes fueron a votar. El 57,3% no lo votó, 1.730.000 personas. Pero se destaca que solo fue a votar el 63% de la población habilitada, una numerosa masa de 1.760.000 personas no fue. En resumen, tomando el padrón nacional total, a Peña lo votó el 27%, mientras que no lo votó el 73%, nada menos que 3.490.000 paraguayos y paraguayas. Peña ganó con esa minoría, por varios factores, entre ellos los ya señalados, además de la inexistencia en el país del ballotage o segunda vuelta, como existe en todos los demás países de la región.

En el Congreso, la hegemonía será colorada en ambas cámaras. También aquí las leyes y las instituciones benefician a este partido. El sistema electoral paraguayo, diseñado por los mismos grupos que gobiernan, premia a los grandes partidos, y castiga a los pequeños, o con menos recursos. Como ejemplo se puede señalar que, los colorados obtuvieron el 43,6% del total de votos emitidos para el Senado, y obtuvieron 23 bancas, por el sistema D’hondt utilizado. Es decir, obtuvieron el 51% de las bancas, con el 43% de los votos. Además de tener las instituciones y los recursos a su favor, el sistema los premia más allá de sus votos obtenidos. Si a la ANR se le suma el otro partido tradicional, el PLRA, la hegemonía conservadora en el Estado es aplastante, y esto se traducirá inevitablemente, en políticas económicas, culturales y sociales,  conservadoras, neoliberales, retrógradas.

Dicho esto, ¿qué se puede esperar del nuevo periodo de gobierno del partido colorado? Sencillamente, será la continuidad de los gobiernos colorados anteriores, con diferencias sólo en la superficie, en las apariencias. Después de la efímera experiencia de gobiernos no colorados, con el breve gobierno de Fernando Lugo y el brevísimo periodo de Federico Franco, el país ha soportado los gobiernos de Horacio Cartes (2013 – 2018) y de Abdo Benítez (2018 – 2023). Ahora, de la mano del primero (y el bolsillo), llega Santiago Peña.

¿Qué cambiará, entre un gobierno colorado y otro gobierno colorado? Cambiará quiénes administran y quiénes se quedan con las mayores tajadas del periodo. Será un reacomodo entre los grupos de poder, dentro de los grupos dominantes (llamarlos élites sería muy generoso). ¿Qué seguirá, en esencia, igual? La economía excluyente, el modelo agroexportador, la concentración de tierras, la deforestación, los negocios con entes públicos, el enorme déficit social, la corrupción, la impunidad, el narcotráfico, entre otras patologías.

Peña no será cambio, será continuidad de los males que azotan al país, con tendencia a empeorar. Cambiar algo para no cambiar nada, para que los de arriba sigan arriba, y los de abajo sigan abajo. El cielo y el infierno con sus mismos huéspedes. El de Peña será el gobierno de Cartes, será otro periodo de la descompuesta agrupación que gobernó para su beneficio, bajo dictadura y bajo una supuesta democracia, que ya terminó. Veamos por qué Peña, en lo importante, será continuidad:

Impuestos y Déficit fiscal: Paraguay, desde hace décadas, tiene un sistema tributario regresivo y débil. No pagan más lo que ganan más, el sistema se sostiene en recaudar principalmente con el IVA de los sectores populares y de ingresos medios. La presión tributaria del país, 11%, es mucho más baja que la de todos los países de Sudamérica. Como los ingresos tributarios no alcanzan, el déficit fiscal es permanente desde el 2012 (los gastos superan a las recaudaciones): fue de -6% en 2020, -4% en 2021 y -3% en 2022. Este año también será negativo, como en los cinco años del gobierno de Cartes. Los impuestos a la soja, a los bancos, a los terratenientes, siguen siendo extremadamente bajos. Al igual que la inversión social, en salud, educación, viviendas.

Endeudamiento Público: el resultado de lo anterior, es el acelerado endeudamiento estatal que se inició en el 2013, facilitado por Franco, impulsado luego con Cartes. Cuando éste asumió en 2013, la deuda pública alcanzaba unos US$ 3.500 millones (equivalente al 10% del PIB); fueron cinco años de vertiginoso endeudamiento, cuando se fue, en 2018, dejó una deuda de US$ 7.500 millones (el 20% del PIB). El gobierno de Abdo hizo lo mismo, incrementó las deudas hasta llegar a cerca de US$ 15.500 millones (el 37% del PIB), generando una pesadísima carga para el pueblo, de cara al futuro. Cada año, el servicio de la deuda (pagos de intereses y capital) se incrementa, llegando a unos US$ 1.000 millones por año, que se restan al presupuesto general de gastos de la nación. Peña será continuidad, no aumentará los impuestos a quienes sí pueden aportar más, y seguirá echando mano del endeudamiento, hasta donde el Estado aguante.  

Modelo agroexportador más crisis climática: con Peña,la economía del país, como durante Cartes y Abdo, continuará girando en torno a la producción de commodities de exportación: derivados del complejo sojero, ganadero, forestal. La vigencia de este modelo en Paraguay ha mostrado sobradamente sus resultados: ingresos por exportación concentrados en una minoría empresarial y terrateniente; expulsión de comunidades campesinas e indígenas de sus territorios, y consecuente exclusión social; concentración de la tierra y aumento de la criminalización social; dramática destrucción de la naturaleza, deforestación desenfrenada, contaminación con agroquímicos y derivados del petróleo, empobrecimiento de los suelos; crisis climática y sus variantes, calor extremo, sequías e inundaciones prolongadas, etc.; contracción en la producción de alimentos campesinos, aumento de la importación y el contrabando de productos agrícolas y derivados, aumento de precios e inflación permanentes. Lo sustentable y sostenible, serán solo palabras en discursos, por otros cinco años más.

Desempleo, pobreza, desigualdad: sin un proyecto de desarrollo nacional, sin reforma agraria, sin industrialización, sin inversión pública en áreas estratégicas como la investigación y la promoción social, sin diversificación de la economía, la gestión Peña prologará las gestiones Cartes y Abdo: mucha gente sin trabajo, mucha más viviendo de trabajos precarios, bajos salarios, changas o lo que la desesperación ordene. Ante la falta de empleos y bienes públicos, la gran masa de gente en situación de pobreza tiene garantizados sus lugares, en los márgenes de la sociedad. La desigualdad extrema, grotesca e inmoral seguirá siendo marca país; los potentados sinvergüenzas y los hambrientos ninguneados, serán actores principales de la serie Paraguay 2023 – 2028, que se verá en las calles.  

Clientelismo, corrupción, crimen organizado e impunidad: la continuidad colorada en los tres poderes, garantiza la continuidad de sus principales fortalezas como organización política: sus redes clientelares (cargos de confianza, funcionarios, proveedores, contratistas, entre otros), serán alimentadas apuntando a la permanencia en el poder. La corrupción, desde el stronismo hasta nuestros días, ha corroído todas las instituciones estatales, así como a actores privados que se benefician de ella. El crimen organizado, principalmente el relacionado al narcotráfico y lavado de dinero, seguirá progresando en el país, destacando nuevas facetas, entre ellas, el de ser el nuevo punto de salida de cocaína hacia Europa. La narcopolítica tendrá continuidad, entre el gobierno del patrocinante y el patrocinado. El sometido Poder Judicial y la Fiscalía General, dan señales claras de que nada va a cambiar, que la impunidad seguirá premiando a los miembros y cercanos al poder. Parece ser que ni las significativas designaciones, permitirán un cambio de rumbo en esta materia, la cosa está podrida en serio, y no alcanza con cambio de nombres.

Otras continuidades: se darán en diferentes áreas, sin ser exhaustivos, mencionamos las siguientes: en materia de relaciones internacionales, seguiremos sometidos a las necesidades del Brasil y los EEUU. Taiwán seguirá siendo más importante que China continental, la energía de Itaipú seguirá desarrollando la industria brasileña, y el gobierno colorado de Peña seguirá alimentando su clientela con los royalties y las donaciones correspondientes. La renegociación de Itaipú será una nueva entrega de los intereses nacionales, a cambio de poco. En materia de transporte, seguiremos dependiendo de los caros y contaminantes derivados de hidrocarburos internacionales, renunciando a nuestra riqueza hidroeléctrica; el transporte público seguirá siendo privado, ineficiente y caro, y continuará castigando a sus resignados usuarios. Como seguirán los dramas de la inseguridad, la violencia, las adicciones, las cárceles llenas de gente pobre, la desesperanza, queda a su entera imaginación. Lo mismo en relación al beligerante contexto mundial que se viene.

El 30 de abril, Peña ha ganado. El continuismo también. En su campaña electoral, anunció una y otra vez que, con su elección, VAMOS A ESTAR MEJOR. No prometió eliminar la pobreza, ni a los narcos, ni la impunidad, ni la degradación social, ni la exclusión estructural. Solo que VAMOS A ESTAR MEJOR; nunca aclaró quiénes, pero es previsible. Toda duda quedará despejada a partir del próximo 15 de agosto, cuando sea investido el nuevo rostro del viejo aparato stronista que se niega a desaparecer.

Lo que no genera dudas, es que serán cinco años de padecimientos, resistencias, luchas. A 212 años de haber conquistado la independencia patria y a 153 de haberla perdido, es bueno saberlo. Y prepararse.


[1] TEDIC presentó una serie de propuestas al TSJE, elaboró investigaciones y las puso al servicio de la ciudadanía, de los partidos políticos, organizaciones, etc. donde se puede ver el impacto negativo de las urnas y su vulnerabilidad al fraude. Nada de esto fue tomado en cuenta.