Autor: Sandino Flecha

PARAGUAY BAJO ATAQUE: distritos en disputa

PARAGUAY BAJO ATAQUE: distritos en disputa

Foto: Sandino Flecha Torres

Paraguay bajo ataque: distritos en disputa es un libro que, posicionándose desde un enfoque crítico, tanto teórico como metodológico, recoge los impactos económicos y socioambientales del capitalismo agrario desplegado en Paraguay, particularmente en los distritos de Tembiaporã y Bahía Negra.

Ambos distritos expresan los alcances y límites del extractivismo agrario, cuya consolidación ha venido de la mano del capital extranjero que, junto a las corporaciones transnacionales, reconfigura continuamente los territorios, profundizando dinámicas de exclusión, pobreza y devastación ambiental que, guiadas por una lógica mercantil, provocan fracturas irreparables en el metabolismo social.

El material no solo presenta los impactos del capitalismo en las zonas rurales del país, sino que, a la vez, alerta sobre la posibilidad de un futuro distópico para el Chaco paraguayo, amenazado por la mercantilización de los territorios, de la naturaleza y de los bienes comunes. Es un llamado de alerta para el conjunto de la sociedad, no solo paraguaya, sino también para la comunidad internacional, porque sin el cuidado y la recuperación de la naturaleza, no hay futuro posible.

Descargue la investigación completa aquí:

Washington vs. Pekín: ¿hacia un nuevo orden económico y comercial global?

Washington vs. Pekín: ¿hacia un nuevo orden económico y comercial global?

Alhelí González Cáceres1

Entre el 14 y el 16 de mayo, Santiago de Chile fue sede del Seminario Internacional “De las ruinas del orden global hacia la construcción de un mundo más justo”, organizado en el marco de la Asamblea Bianual de la Plataforma América Latina y el Caribe Mejor Sin Tratados de Libre Comercio (TLC), de la cual es parte la Plataforma Paraguay Mejor Sin Libre Comercio.

La Plataforma América Latina y el Caribe Mejor Sin TLC, creada en noviembre de 2018, surgió como respuesta a la arremetida del gran capital, a través de instrumentos como los Tratados de Libre Comercio (TLC) y los Tratados Bilaterales de Inversión (TBI), entre otros, que materializaron la dominación del capital global sobre la región, buscando asegurar la continuidad de los procesos extractivos, así como la apertura de nuevos espacios para la acumulación capitalista.Durante el seminario se debatió la vigencia de estos instrumentos, con más de dos décadas de aplicación, en un contexto en el que la economía mundial es escenario de grandes transformaciones, economía cuya principal característica es la creciente pugna competitiva entre las potencias capitalistas emergentes como los BRICS2, particularmente China, por un lado, y, por el otro, el decadente imperialismo estadounidense intentando mantener su hegemonía en el proceso global de acumulación. 

El capitalismo contemporáneo se encuentra en una fase en la que los límites para la acumulación son cada vez más patentes. Esta realidad se traduce en una preocupante proliferación de conflictos armados en ascenso y en la emergencia de un neofascismo que toma fuerza. En este contexto, el auge de la extrema derecha revive discursos nacional-proteccionistas, diseñados para fabricar la imagen de un “enemigo interno”. El propósito es claro: legitimar el desmantelamiento de las conquistas sociales mediante la reestructuración del Estado a través de una política de ajuste brutal en términos del costo social que implica la implementación de las políticas de ajuste comúnmente llamadas “neoliberales”.

La discusión sobre la pertinencia actual de los TLC y TBI, así como del viraje proteccionista del comercio global, se originó al intentar comprender la disputa entre Estados Unidos y China más allá de la guerra arancelaria. En este escenario, la narrativa anti globalista y anti libre comercio por parte del actual gobierno estadounidense ha generado cierta desorientación, conduciendo a pensar en que ya los TLC y TBI no son relevantes para Estados Unidos. Por ello, uno de los puntos centrales de la agenda discutida en Santiago fue la de dilucidar aquello que se esconde en el discurso proteccionista de la administración Trump.

Antes de avanzar, es fundamental recordar que los TLC y TBI configuran un complejo entramado jurídico y político que ha servido para reforzar y perpetuar la dependencia de las economías periféricas hacia las economías centrales. Asimismo, evidencian el estrecho vínculo entre los capitales más concentrados de la economía global y aquellos que operan en la región.

Estos tratados no se limitan a enmarcar las políticas arancelarias que implementan los países de la región, sino que son mecanismos que restringen la capacidad regulatoria de los Estados. En otras palabras, los TLC y TBI son instrumentos que ilustran la forma particular en la que América Latina y el Caribe se han relacionado y continúan relacionándose con el mercado mundial.

¿Hacia una nueva arquitectura económica global?

La narrativa predominante hoy en día gira en torno a la supuesta ruptura del orden económico y comercial global que conocíamos, yendo incluso más allá al señalar la emergencia de un supuesto orden postneoliberal. Esta afirmación nos obliga a indagar: ¿cómo era ese orden previo? ¿Qué componentes específicos se desarticularon? ¿Estamos ante el ocaso del neoliberalismo? Y, si aceptamos la premisa de que el antiguo orden se ha quebrado, ¿qué emerge en su lugar y cuáles son sus rasgos distintivos? Responder a estas preguntas exige una caracterización rigurosa de lo que, teóricamente, ha sido desmantelado.

El orden previo

Ascenso y caída del patrón oro – dólar

El orden internacional, cuya vigencia está en entredicho por el rol que entran a jugar las economías emergentes y otras potencias económicas como Rusia y China, data de 1944 con la Conferencia de Bretton Woods en donde nacieron instituciones como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) que, posteriormente devino en el Grupo Banco Mundial.

El Grupo Banco Mundial se conforma por otras instituciones financieras y comerciales entre las que podemos citar, por ejemplo, al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), creada en 1966 y la Organización Multilateral para la Garantía de Inversiones (OMGI), creada en 1988. 

De modo análogo fue creada una red de organismos financieros cuya finalidad es garantizar y facilitar la aplicación de las políticas del FMI y del Banco Mundial a escala global. En la región latinoamericana y caribeña este rol lo cumplen, por ejemplo, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Corporación Andina de Fomento (CAF). Las mismas tienen su homólogo regional en el mundo árabe y en África.

El patrón oro-dólar, establecido tras la Segunda Guerra Mundial, fue una consecuencia directa de la posición dominante de Estados Unidos al finalizar el conflicto. El país no solo contaba con un potente aparato industrial-militar, que se convirtió en el motor de acumulación de capital en las décadas posteriores, sino también tenía las mayores reservas de oro del mundo. Estos elementos clave permitieron a Estados Unidos consolidarse como el hegemón del capitalismo occidental y, en consecuencia, fijar un tipo de cambio anclado al oro que posibilitó posicionar al dólar como moneda mundial.

Sin embargo, el liderazgo de Estados Unidos en el proceso de acumulación global y el mantenimiento del patrón oro-dólar tuvieron un costo significativo para su economía. Esta presión se hizo evidente con la crisis de estanflación de la década de 1970, que finalmente llevó a la administración Nixon a desmantelar el patrón oro-dólar entre 1971 y 1973, devaluar el dólar y eliminar la convertibilidad en oro.

Crisis – Ajuste – Crisis: Reestructuración económica y globalización neoliberal

El desmantelamiento del patrón oro transformó profundamente las relaciones económicas internacionales. Esta política permitió a Estados Unidos trasladar los costos de su crisis —específicamente los asociados a su balanza de pagos y la disminución de sus reservas— al resto de la economía mundial. A pesar de esto, las instituciones financieras surgidas en la posguerra mantuvieron su papel central en el ámbito internacional.

El período de fluctuación monetaria que comenzó con la administración Nixon facilitó el despliegue del capital financiero especulativo, reflejo de la crisis de sobreacumulación. Los excedentes de capital que no encontraron oportunidades de inversión productiva se dirigieron fuera de las fronteras nacionales. Paralelamente a la expansión de las escalas de acumulación, se desarrollaron los paraísos fiscales, manifestación de la transnacionalización e internacionalización del capital bancario, especialmente hacia los países del Sur Global (Tablada y Dierckxsens, 2005).

Entre 1970 y 1980, los cambios más significativos incluyeron el predominio del ajuste neoliberal y la deslocalización de la industria y la producción. Esto último se tradujo en la proliferación de regímenes de maquila en las economías periféricas y una reorganización del mercado mundial caracterizada por la exportación de capitales hacia y desde América Latina. 

El auge de las exportaciones de capital hizo necesario ajustar los marcos jurídico-institucionales para asegurar su libre movilidad global. Con este propósito surgieron los tratados y acuerdos comerciales que ganarían mayor relevancia a partir de la década de 1990 con la llamada globalización neoliberal.

El hito de principios de los noventa fue sin duda el Consenso de Washington en el que se impuso a América Latina un conjunto de reformas estructurales que involucraban la liberalización del comercio exterior, reducción del rol del Estado en la economía, privatizaciones de empresas y venta de activos públicos, así como la desregulación de las economías con la finalidad de promover la inversión extranjera. La aplicación del programa del Consenso de Washington fue la condición impuesta por las instituciones financieras internacionales a la región para acceder a la renegociación de la deuda externa (Fretez Bobadilla, 2017).

Washington vs. Pekín en la disputa por la hegemonía global

Retomando las premisas con las que iniciamos este artículo, uno de los elementos que habilitó el terreno para discutir la vigencia de los TLC fue la política comercial de la administración Trump, envuelta en una narrativa nacional – proteccionista que cuestiona la conveniencia de estos instrumentos para la economía norteamericana, que insta a los grandes capitales industriales a regresar a su territorio, a la vez de aumentar las barreras arancelarias y no arancelarias obstaculizando el acceso de la competencia al mercado estadounidense.

En otras palabras, Trump invoca el retorno a un orden económico global que ya no existe y no va a volver, sencillamente por la crisis general que atraviesa el desarrollo del capitalismo contemporáneo y de la que, precisamente, surgió el orden económico que hoy Estados Unidos cuestiona.

El llamado de Trump a revisar los acuerdos comerciales entre Estados Unidos y el resto del mundo, no supone una novedad, es de hecho, la continuidad de la política iniciada durante su primer mandato y que se asienta en un hecho concreto: el deterioro de las condiciones de vida de la clase trabajadora estadounidense. 

La cuestión estriba en que los TLC han sincerado la relación Estado – capital, en donde el carácter clasista del Estado puede verse con total claridad a través de la implementación de políticas que han desmantelado al sindicalismo estadounidense, y ha borrado de un plumazo las conquistas de la clase obrera norteamericana. 

Claramente los impactos de los TLC no se reducen a la reconfiguración del mercado laboral, sino también en la reestructuración de la matriz productiva de las economías y el caso de Estados Unidos no es la excepción. Los TLC surgieron como necesidad de los capitales más concentrados en la búsqueda de nuevos espacios para la valorización y con ello, de un marco jurídico que garantizara su libre movilidad. 

La dicotomía proteccionismo – liberalismo parte de una falsa premisa si no se comprende que son dos caras de una misma moneda y que, de acuerdo a la necesidad histórica. El libre cambio es la premisa fundamental del capitalismo y, en consecuencia, el proteccionismo no implica protección de la “producción nacional” en abstracto, sino de la protección de aquellos capitales que lideran y hegemonizan los procesos de acumulación y, que en el caso estadounidense es el capital financiero – especulativo junto al complejo militar – industrial. En ese escenario no hay espacios para que aquellos capitales que operan en el sector productivo o en la llamada “economía real” puedan retornar. Esto es así por dos razones fundamentales: los elevados costos de la fuerza de trabajo estadounidense; la crisis general en la rentabilidad del capital. Ambos elementos obligan a la deslocalización en la búsqueda de garantizar la tasa media de ganancia a través de la superexplotación de la fuerza de trabajo en otras latitudes.

De ahí que el proteccionismo trumpista no es más que proteger al gran capital especulativo, sin políticas claras que permitan imaginar siquiera un proceso de reindustrialización y ni hablar de políticas que mejoren las condiciones de vida de los trabajadores estadounidenses. El proteccionismo a lo Trump llegó para quedarse porque es lo que hoy necesita el gran capital estadounidense frente a la agudización de la competencia internacional, especialmente frente a China. 

Las políticas económicas no son neutrales y claramente el proteccionismo es selectivo – como lo ha sido históricamente – y en el momento concreto en el que nos encontramos, lo que busca la administración Trump es proteger a dos sectores esenciales: el de la transición energética y al financiero. Y con respecto al primero va en retroceso frente al liderazgo chino no solo en el mercado energético sino también en el tecnológico.

¿Un nuevo orden mundial?

Como hemos visto, con Trump no hay ruptura con lo anterior, sino un proceso de reconfiguración en el orden económico global con el objetivo de que las grandes corporaciones estadounidenses vuelvan a ubicarse en una posición de liderazgo en la economía mundial particularmente aquellas ligadas al sector energético y tecnológico.

La agudización de la competencia interimperialista entre los capitales más concentrados de China y Estados Unidos no implica la emergencia de un orden económico global postneoliberal, dado que el programa de ajuste estructural en sus diferentes dimensiones continúa vigente sin una propuesta alternativa clara por parte de otros actores en el plano geopolítico global. 

Otro elemento a considerar es que, concretamente, la propuesta china no instituye una alternativa para el capitalismo en crisis cuya expresión ha sido el ajuste. Además, la lógica con la que operan los capitales chinos, sean estos públicos o privados, es la misma que la racionalidad capitalista: perseguir la rentabilidad de las inversiones sin importar los costos sociales, ambientales y económicos. Ejemplo de ello lo tenemos con la presencia de capitales chinos en África en sectores como la minería, o los acuerdos comerciales firmados con gran parte de los países latinoamericanos a principios del siglo XXI. La propuesta china para América Latina y África es la reproducción de la condición del capitalismo dependiente primario exportador, naturalmente, no sin sus particularidades. 

Finalmente, es preciso apuntar que el escenario de crisis por el que actualmente atraviesa la economía mundial no se remonta ni al 2008 ni a la pandemia por Covid-19 que ciertamente significó su profundización a raíz de la ruptura en la cadena global de suministros y logística, sino que tiene al menos unos 30 años de desarrollo con momentos específicos de suavización del ciclo. 

Ciertamente el orden económico global de la década de los ’90 se agotó, pero en su lugar no emergió algo “novedoso” ni mucho menos una “alternativa”, sino que emergió de sus cenizas el discurso proteccionista que no cuestiona ni pone en relieve la necesidad de un ordenamiento económico y financiero distinto al actual; con distinto me refiero al capital como elemento articulador.

Durante la administración Trump lo que puede observarse es la profundización de la crisis tanto económica, comercial y energética, como geopolítico entre las principales potencias que se disputan la hegemonía de la economía mundial y el orden global emergente y esto último no implica un factor novedoso, pues el desarrollo capitalista está guiado por la lógica de la competencia en la medida que los procesos de concentración y centralización de capitales se desenvuelve, como es la particularidad del momento en el que nos encontramos.

Un análisis prospectivo, considerando que el resto de variables permanezca constante, indica la agudización de la crisis y de una respuesta cada vez más violenta por parte los Estados Unidos, tanto en el terreno económico y comercial, como es el ataque a toda posibilidad de consolidación del multilateralismo, así como en el terreno de la ofensiva militar como lo hemos visto recientemente con el ataque a Irán, en donde Trump pasó por encima de las instituciones estadounidenses actuando no como jefe de Estado sino como emperador. Parafraseando a Beinstein (2010) en la actual fase crepuscular del capitalismo, en el que las fuerzas entrópicas del imperialismo estadounidense amenazan con llevarse por delante al conjunto del sistema mundial, la tendencia es a mayor barbarie.


  1.  Doctoranda en el Programa del Doctorado en Economía, Instituto de Industria, Universidad Nacional de General Sarmiento, Buenos Aires, Argentina. Máster en Ciencias Sociales por el Programa FLACSO Paraguay. Economista por la Universidad de Pinar del Río, Cuba. Coordinadora de la Plataforma Paraguay Mejor Sin Libre Comercio. Investigadora del Centro de Estudios Heñói y miembro de la Comisión Directiva de la Sociedad de Economía Política del Paraguay y de la Sociedad de Economía Política y Pensamiento Crítico en América Latina y el Caribe, SEPLA. Integra la Asociación de Economistas de América Latina y el Caribe, AELAC y es miembro del GT de CLACSO Crisis y Economía Mundial. Contacto: caceresalheli06@gmail.com ↩︎
  2. BRICS, acrónimo utilizado para referirse a la alianza estratégica entre las economías emergentes tales como: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, a la que se han ido incorporando otros países. ↩︎

Referencias

Beinstein, J. (2010). Crepúsculo del capitalismo. Nostalgias, herencias, barbaries y esperanzas a comienzos del siglo XXI. 

Fretez Bobadilla, A. (2017). Los acuerdos megarregionales y la nueva ofensiva del capital. Asunción: BASE Investigaciones Sociales.

Tablada y Dierckxsens, C., W. (2005). Guerra global, resistencia mundial y alternativas. Buenos Aires: Nuestra América.

El Centro de Estudios Heñói celebra la renovación de autoridades de CLACSO y refuerza su compromiso con la construcción del pensamiento crítico regional

El Centro de Estudios Heñói celebra la renovación de autoridades de CLACSO y refuerza su compromiso con la construcción del pensamiento crítico regional

Bogotá, 27 de junio de 2025 – El Centro de Estudios Heñói celebró la reciente elección de nuevas autoridades del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), organización de la cual forma parte como miembro pleno. La renovación institucional se concretó durante la 28ª Asamblea General de CLACSO, desarrollada los días 7 y 8 de junio en Bogotá, Colombia.

En la Asamblea se presentó la memoria y balance del período 2022–2025 y se eligió al nuevo Director Ejecutivo, el investigador argentino Pablo Vommaro, cuya candidatura fue respaldada por Heñói. En su discurso, Vommaro definió a CLACSO como “un espacio de lucha teórica y política”, y destacó su compromiso de fortalecer la red institucional, impulsar la investigación en Ciencias Sociales y consolidar un CLACSO diverso y plural.

El evento marcó también el inicio de la X Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales, celebrada del 9 al 12 de junio, que reunió a miles de investigadores, referentes y activistas de la región. Entre los participantes se destacaron figuras como Dora Barrancos, Atilio Borón y Álvaro García Linera, en un encuentro que volvió a poner a América Latina y el Caribe en el centro del pensamiento crítico internacional.

Pablo Vommaro, nuevo director ejecutivo electo en asamblea.

En ese marco, el Centro de Estudios Heñói participó activamente en las actividades académicas como parte del Grupo de Trabajo “Movimientos socioterritoriales en perspectiva crítica y comparada”. La institución presentó los primeros resultados de un proyecto regional conjunto que aborda experiencias en territorios rurales, urbanos, forestales y acuáticos de doce países latinoamericanos y caribeños.

Asimismo, el Director Ejecutivo de Heñói, Omar T. Yampey, presentó el capítulo Paraguay de la investigación colectiva financiada por CLACSO en el marco de la convocatoria “Movimientos sociales y activismos en América Latina y el Caribe”. Su exposición abordó el trabajo titulado “Movimientos antagonistas y socioterritoriales. Elementos para el análisis del proceso de formación del movimiento campesino indígena en Paraguay 2021–2023”, elaborado junto a representantes de ANIVID, CEPES, FACSO–UNA y CONAMURI.

Desde el Centro de Estudios Heñói se reafirma el compromiso con los procesos de integración del pensamiento social latinoamericano y con la construcción colectiva de saberes emancipadores ante los desafíos que enfrenta la región.

Omar Yampey, Director ejecutivo del Centro de Estudios Heñói

DECLARACIÓN DEL SEMINARIO INTERNACIONAL

DECLARACIÓN DEL SEMINARIO INTERNACIONAL

El capitalismo también entra por la boca

Las organizaciones presentes en el Seminario Internacional “El capitalismo también entra por la boca”, realizado en el marco de la Semana de las Semillas Nativas y Criollas “Nuestras semillas, Nuestra Soberanía”, junto a comunidades campesinas, indígenas, académicos, activistas y organizaciones sociales, declaramos:

  1. La defensa de las semillas nativas y criollas constituye un pilar fundamental de la soberanía alimentaria, la agrobiodiversidad y la resistencia cultural. Las semillas son patrimonio de los pueblos, no mercancías. Rechazamos su privatización, monopolización y contaminación por parte del agronegocio transnacional.
  2. Denunciamos el avance extractivista en el Sur global, que acapara tierras, desplaza comunidades, envenena suelos y aguas con agrotóxicos, y destruye ecosistemas en nombre del lucro. Este modelo agroindustrial, basado en monocultivos de exportación, profundiza la dependencia económica, el hambre y la crisis climática.
  3. Exigimos soberanía sobre los bienes comunes, en especial sobre el agua. La Hidrovía Paraná-Paraguay no puede estar controlada por corporaciones ni intereses extranjeros. El agua es un derecho humano esencial para la vida digna en nuestros territorios.
  4. La salud y la alimentación son derechos fundamentales, no mercancías. El sistema agroalimentario capitalista, al priorizar commodities sobre alimentos sanos, genera enfermedades, malnutrición y desigualdad. ¡Basta de intoxicación por agrotóxicos y de alimentos ultraprocesados que enferman a nuestras comunidades!
  5. La tierra es vida, no mercancía. Respaldamos las luchas campesinas e indígenas por la reforma agraria integral y la recuperación de territorios. Sin tierra no hay soberanía, y sin soberanía no puede haber justicia.
  6. Hacemos un llamado a construir colectivamente alternativas basadas en la agroecología, las economías solidarias, los mercados locales y las redes de cuidado comunitario. Frente al colapso civilizatorio del capitalismo, avanzamos hacia sistemas alimentarios fundados en la reciprocidad, la diversidad y el respeto a la Madre Tierra.

Seguiremos llevando en nuestras manos las semillas de la resistencia y en nuestras voces las demandas de nuestros pueblos por un mundo más justo y solidario.

¡Por la soberanía alimentaria, la justicia ambiental y la autodeterminación de los pueblos!
¡Las semillas, la tierra y el agua no se venden, se defienden!

Asunción, Paraguay, 30 de mayo de 2025

Descarga la declaración aquí

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Frigoríficos vs Ganaderos: la puja distributiva en la cadena cárnica paraguaya

Frigoríficos vs Ganaderos: la puja distributiva en la cadena cárnica paraguaya


9/06/2025

Por Joaquín Sostoa1

Ciclo de colaboraciones del Centro de Estudios Heñói


La ganadería para la producción de carne destaca como una de las actividades económicas más antiguas del Paraguay, que no solo es un país agrícola, sino también ganadero. La relevancia económica del sector perdura hasta nuestros días. La cadena cárnica se compone de un componente primario, la ganadería, y de un componente industrial, la producción de carne. En el año 2023 en conjunto ambos contribuyeron en 4,6% al Producto Interno Bruto (PIB). Desde el año 2006 aproximadamente, la participación del sector cayó y actualmente se encuentra estancada. Sin embargo, las exportaciones de carne bovina representan alrededor del 15% de las exportaciones totales del país, experimentando un boom entre 2003 y 2010, para luego estancarse relativamente, a excepción de años puntuales de gran crecimiento motivado, principalmente, por factores externos. 

A pesar de su relevancia y la continua conquista de mercados por parte del sector, también son de público conocimiento los conflictos internos dentro de la cadena, especialmente las críticas que tiene el sector ganadero a su participación en la cadena cárnica a través de medios de prensa. Los ganaderos de carne vacuna reclaman mayores precios para su ganado, en un contexto, según ellos, de suba de precios para la carne de consumo final de parte de los frigoríficos. En otras palabras, el sector ganadero reclama una mayor participación en el valor agregado de la cadena cárnica. 

De esta manera, el sector productor afirma la existencia de una disparidad entre los precios que reciben ellos y los que recibe el consumidor final, dejando claro que los intermediarios -o sea los frigoríficos- están aprovechando esta situación para quedarse con una mayor parte de la torta. Para estos, la causa es evidente: una mayor concentración por parte de los frigoríficos. Este es un clásico conflicto intersectorial en una cadena de valor, donde interactúan actores sumamente heterogéneos en términos de su tamaño, intereses y grados de poder. Aun así, el objetivo de cada sector es común: aumentar o mantener su participación en el excedente económico.

Precios y distribución: ¿Quién se queda con qué?

Para empezar a explorar, hay que responder algunas preguntas. ¿Están subiendo los precios de la carne al consumidor? ¿Cómo evolucionó la participación directa del eslabón primario en la cadena?2 Para responder la primera pregunta hay que dar una breve pausa. Sería ingenuo pensar que la mayor parte de los ingresos de la cadena deviene de los precios que paga el consumidor local, cuando en realidad aproximadamente el 92% de la faena se exporta. Por esta razón, debemos centrarnos en los precios de exportación, pero sin subestimar el restante 8%. En el siguiente gráfico se presenta la evolución de los precios de exportación y los precios del mercado local de carne vacuna por kilogramo (Gráfico 1). 

Gráfico 1. Evolución mensual del precio de exportación y del precio local de carne vacuna en USD/Kg (ene-17 a nov-24)

Nota y fuentes: el precio de exportación por kilogramo fue elaborado con datos del Banco Central del Paraguay (BCP) utilizando las partidas 0201 y 0202. En ausencia de una serie de precios nominales locales, esta fue estimada utilizando el IPC de carne vacuna medido por el BCP y precios de referencia de supermercados locales, tomando un promedio de cortes específicos de consumo masivo con participación considerable en el IPC: vacío, costilla 1°, carne molida 1° y carnaza 1°. Frente a la ausencia de estos datos, la discusión sobre dicha estimación está totalmente abierta.

Del Gráfico 1 se pueden sacar diversas conclusiones. En primer lugar, se puede observar una diferencia de niveles que llama la atención: desde 2017 la carne vacuna destinada al mercado local presenta un precio promedio más alto que la destinada a mercados de exportación. En noviembre del 2024 la carne de exportación tenía un precio 5,4 USD/Kg, mientras que la carne del mercado local alcanzó 6 USD/Kg. A priori, esto no nos dice nada sobre las participaciones en la cadena, o quién está obteniendo mayores márgenes en el mercado local, o por qué el precio es mayor nacionalmente. 

En segundo lugar, si se compara la serie de punta a punta, se observa un aumento en ambos precios (también en sus tendencias). Mientras que desde enero del 2017 el precio del mercado local aumentó 24,4%, el precio de exportación lo hizo en un 27%. Es decir, de punta a punta, se observa una mayor variación en el precio de exportación. Asimismo, también se percibe una relación clara entre ambos precios, por lo que se infiere que el precio externo influye bastante en el mercado local. Asimismo, fuera del punta a punta, existe un bache en la serie, alrededor del 2020, y una posterior recuperación en ambos precios. En el último año, el precio local aumentó 7,2% y el precio de exportación 13,2%3. En definitiva, este es un contexto de aumentos en los precios cárnicos en el corto y mediano plazo, tanto aquellos precios locales como los de exportación. 

Ahora, respondamos la segunda pregunta. La participación directa del ganadero en el valor de la cadena cárnica vacuna la podemos inferir de dos formas según los datos disponibles.  Primero, sirve aproximarse a través de las Cuentas Nacionales, a un nivel bastante macro y también desactualizado, pero sirve de referencia, ya que las estructuras de valor y mercado no cambian rápidamente4. De esta forma, en el Gráfico 2 se observa la participación del ganado vacuno, como consumo intermedio, del valor bruto de producción de la carne vacuna. 

Gráfico 2. Evolución anual de la participación del ganado vacuno en el valor bruto de producción de la carne vacuna (2008-2014)

Fuente: Elaboración propia con datos de los Resultados 2008-2014 de las Cuentas Nacionales del Banco Central del Paraguay.

Del Gráfico 2 queremos inferir solo una cosa; la participación directa del eslabón primario en la cadena cárnica, para los años 2008 a 2014, promedió un porcentaje del 61,2%. Es decir, el eslabón primario se llevó la mayor parte del valor de la carne en general, sin diferenciar la exportación o el consumo local. También, se puede ver que este no bajó del 60%. Para hilar un poco más fino, así como para validar y actualizar estos datos, utilizaremos ahora una métrica bastante común, la participación del precio de gancho (USD/Kg), que es el precio que suelen recibir los ganaderos por la carne de su ganado, en el precio de exportación y de consumo local (USD/Kg), en promedios (Gráfico 3 y Gráfico 4). 

Gráfico 3. Evolución mensual de la participación del ganadero en el precio local, de exportación y promedio de ambos (ene-10 a dic-11)

Fuente y notas: elaboración propia con datos de ARP, BCP y supermercados locales. No se registran datos de exportación en octubre del 2011, probablemente vinculado a la fiebre aftosa.

En el Gráfico 3 se presenta la participación del eslabón primario entre los años 2010 y 2011, debido a que la serie disponible de precios al gancho de la ARP sufre de una discontinuidad entre los años 2012 y 2016. De todas formas, se debe tener en cuenta que se hace una simplificación: el precio al gancho utilizado no diferencia el mercado local del de exportación, es un promedio publicado por la institución mencionada. Ahora, lo más importante, el promedio de las dos participaciones valida los datos de las Cuentas Nacionales; el promedio de la participación del ganadero en la serie es del 65%, muy similar al promedio 2008-2014 del 61% presentado anteriormente. 

Otro aspecto interesante del Gráfico 3 es que la participación del ganadero en el mercado local presenta una tendencia a la baja, pasando del 71% al 54,3% en dos años. De forma inversa, la participación en el precio de exportación presenta una tendencia creciente, pasando del 70% al 80,6% para mediados del 2011, y luego bajando al 64,4% a finales del mismo año. Por lo tanto, la participación en este periodo, dependiendo del mercado es inversa y fluctuante, pudiendo ser uno mayor que otro y yendo en direcciones contrarias. Sin embargo, en el periodo 2017 a 2024 se observa una tendencia más similar entre ambos (Gráfico 4).

Gráfico 4. Evolución mensual de la participación del ganadero en el precio local, de exportación y promedio de ambos (ene-17 a nov-24)

Fuente: elaboración propia con datos de ARP, BCP y supermercados locales.

A partir del Gráfico 4 podemos sacar conclusiones interesantes al respecto. Primero, además de que la tendencia de ambos es directa, es decir, se mueven a la par, en el promedio de la participación de ambos mercados, comparando de punta a punta de ambos gráficos se observa una disminución, la participación del ganadero pasó de 70,7% al 63,5% entre el 2010 y el 2024 (y una reducción de 2,5 p.p. entre 2017 y 2024). En segundo lugar, la participación que tiene el eslabón primario en el mercado local es sistemáticamente menor que la participación de exportación. Esto se explica totalmente por los precios mayores en el mercado local (Gráfico 1). 

Asimismo, hay que objetar que el promedio simple entre ambos da el mismo peso a ambos mercados, cuando sabemos bien que casi toda la carne se exporta. Por esta razón, es más importante fijar la atención en la participación de exportación. De punta a punta la participación en el 2024 fue de 66,7%, contra 70,4% en 2010, también menor. Sin embargo, hay un gran pero, las participaciones mensuales experimentan sistemáticas fluctuaciones, por lo que nos fijaremos en la participación anual promedio de exportación (Gráfico 5). 

Así, en el Gráfico 5 se observa que de punta a punta la participación fue creciente, si se comparan los años 2010 y 2024 (hasta noviembre), de 63,6% a 65,9%. Sin embargo, se puede observar en el mismo gráfico una tendencia levemente decreciente, lo que nos dice que a inicios y dentro de la década del 2010 hubo participaciones mayores, más cercanas al 70%. Incluso, a través de un promedio móvil se puede verificar que los primeros 5 años de la serie presentan una cifra del 70%, mientras que en la segunda etapa el promedio disminuye a 68%, reflejando la tendencia decreciente.

Gráfico 5. Participación del ganadero en el precio de exportación y tendencia para años disponibles 

Fuente: elaboración propia con datos de ARP y BCP.

En este contexto, los reclamos ganaderos cobran razón de interés, debido a que los precios locales como de exportación suben (Gráfico 1), y su participación se ve levemente disminuida. Asimismo, hay que mencionar también que, a pesar de estas variaciones, la participación no sufre grandes cambios, por lo que es relativamente constante, y el sector primario sigue quedándose con la mayor tajada. 

¿David contra Goliat?

Una vez que confirmamos ciertos reclamos ganaderos, urge identificar la otra parte de la proposición, es decir, ¿hay un oligopolio en el segmento frigorífico? ¿a qué se debe tal perdida en la participación de la cadena? Esta es una tarea muy compleja, y escapa de esta nota inferir causas de una forma tan determinante, pero al menos, podemos aproximarnos a la cuestión. Frente a la menor participación del sector primario, se esperaría que exista una mayor concentración entre los intermediarios, en este caso los frigoríficos y sus grupos económicos, lo que les dotaría de un mayor poder de negociación frente a los productores. Asimismo, fuera del caso monopólico, una baja cantidad de empresas no anula el hecho de que pueda existir competencia entre los frigoríficos, sobre todo en un contexto de menor oferta y mayor demanda de materia prima. 

Hagamos algunos números. Por un lado, es obvio que la cantidad de frigoríficos es abismalmente menor que la cantidad de tenedores de ganado. Existen aproximadamente 136.101 tenedores de ganado y alrededor de 8 grupos de frigoríficos, propietarios de 13 plantas. También hay 37 mataderos, pero el 91% de la faena se realiza en frigoríficos. A primera vista, es una puja bastante desigual. Sin embargo, no todos los tenedores de ganado tienen la misma cantidad de animales. En el Gráfico 6 se observa, en resumen, que 2.412 tenedores poseen el 55% del hato bovino. Esto es el 1,8% de los tenedores. En el otro extremo, el 96,7% de los tenedores posee el 34,7% de todo el hato. 

Gráfico 6. Tenedores por estrato y porcentaje de bovinos en cada estrato (2021)

Fuente: elaboración propia con datos de SENACSA.

Aquí pueden surgir varias aristas. Pero, en aras de no extender demasiado el análisis, es claro que el eslabón primario también se halla bastante concentrado. Con el afán de no presentar otro gráfico más del mismo tema, mencionaremos la distribución de cabezas en el año 2015. Con una mayor cantidad de cabezas, en el extremo superior, el 1,7% de los tenedores poseía el 53,4% del hato ganadero (2.496 tenedores). El porcentaje de tenedores con más de 1000 cabezas no varió mucho, pero sí aumentó levemente su participación en el hato total en 6 años. Aquí estamos diciendo que, por un lado, el poder de negociación de los ganaderos no es subestimable, y que, por supuesto, este va en aumento. 

De todas maneras, 2000 y tantos ganaderos sigue siendo una cantidad considerable en relación a la cantidad de frigoríficos existentes. ¿Cómo evolucionó la cantidad de frigoríficos y su participación? Como los frigoríficos son también exportadores, tomaremos la cantidad de grupos exportadores como un proxy para ver la evolución histórica. En el año 2010, de los 18 frigoríficos existentes, los dos más grandes concentraban 48,5% de las exportaciones.  Por lo tanto, la concentración en dicho año se encontraba en un rango moderado, que en palabras del economista italiano Sylos Labini se podría describir como una situación de concentración relativa. Por otro lado, en 2024 solo el principal exportador realizó el envío del 38,2%. Acumulando los dos principales frigoríficos, concentraron el 64,2% de la exportación de carne vacuna, siendo en su totalidad 8 grupos económicos. De esta manera, sin lugar a dudas la concentración en los últimos tiempos es alta, pasando de una concentración relativa a una concentración absoluta.5 

En suma, desde ambos lados existió una concentración del valor. Sin embargo, la concentración de los frigoríficos fue mucho más agresiva y avanzó mucho más rápido, lo que podría explicar el deterioro en los términos de intercambio para los ganaderos en la cadena. A pesar de dicha concentración, el eslabón primario sigue jugando un papel importante en su participación, y tampoco disminuyó demasiado. 

Una fuerza que juega a favor de los ganaderos

Hasta aquí dijimos que los precios locales y externos aumentaron, que la participación del eslabón primario disminuyó levemente y que la estructura empresarial de ambos grupos se concentró, una más que otra. Podría ser que la mayor concentración en los tenedores juegue un papel en la sostenibilidad de la participación ganadera. Sin embargo, podría decirse que existe una fuerza mayor que permite que el sector primario siga manteniendo una buena rebanada del pastel. 

En 2015 el hato ganadero alcanzó un máximo histórico, de alrededor de 14.216.256 cabezas de bovinos. En dicho año se faenaron aproximadamente 1.889.134 de cabezas, es decir, el 13,3% del total del hato. Con algunas excepciones, entre los años 2018 y 2020, la faena mantuvo un buen ritmo de crecimiento, al igual que las exportaciones. Sin embargo, el hato ganadero nunca volvió a alcanzar el pico del año 2015, presentando casi disminuciones constantes año a año. Con esto queremos decir algo muy simple: aumenta la demanda y disminuye la oferta potencial. Esto lo podemos medir con la relación faena/hato, que se observa en el Gráfico 7.

Gráfico 7. Evolución anual de la relación faena/hato (2020-2023)

Fuente: elaboración propia con datos de SENACSA.

Así, en el Gráfico 7 se observa una tendencia creciente de dicha relación, lo que expresa una mayor presión sobre la cantidad de ganado disponible en el país. De acuerdo a la estructura factual del mercado de los frigoríficos, esto puede generar cierta competencia por parte de ellos para asegurar el suministro de carne; cada vez necesitan más carne, pero la oferta potencial disminuye. 

A pesar de que esta fuerza pueda jugar algún papel en el precio del gancho, sin dudas no fue la que primó. Por esta razón, este es un caso práctico para entender que en la economía real no todo es oferta y demanda. 

Algunas conclusiones y algo de futurismo

Todo este entramado productivo nos deja una lección económica valiosa. En mercados reales, donde la concentración empresarial es significativa, los precios no reflejan únicamente la lógica abstracta de la oferta y la demanda, sino también relaciones de poder y negociación entre actores asimétricos.

En el caso de la cadena cárnica paraguaya, el aumento en el precio de la carne se origina principalmente por el comportamiento del mercado internacional. Es el precio de exportación —determinado por la demanda externa y el contexto global— el que marca la pauta. Sin embargo, una vez que ese precio sube, lo central ya no es tanto por qué sube, sino cómo se reparte ese aumento entre los actores locales de la cadena.

Aquí entra el poder de negociación: mientras el precio internacional crece, el precio recibido por el ganadero no siempre acompaña en igual medida. A pesar de que existe una presión estructural sobre el hato ganadero —menos stock disponible, más faena— que debería elevar el precio del ganado, ese efecto se ve limitado. La razón está en la concentración del mercado frigorífico: un número reducido de actores con capacidad para contener la transmisión del precio internacional al productor primario. La escasez, entonces, opera, pero su efecto queda subordinado al poder de mercado de quienes controlan los encadenamientos industriales y comerciales.

Los precios, así, expresan también una disputa por la renta generada en la cadena. El precio que uno paga o recibe es, al final, una forma de participación en el excedente. Los ganaderos, organizados gremialmente, buscan defender su porción. Por ejemplo, lo mismo hacen los trabajadores, cuando pelean por sus salarios. Y como no puede ser de otra manera, toda esta disputa también afecta al consumidor.

Porque, como vimos, los precios en el mercado local también aumentan —y en guaraníes, mucho más—. Sea quien sea el actor que logre aumentar su participación, el consumidor es quien finalmente convalida ese aumento. Y en un país donde la carne es parte central de la dieta y de la cultura, esto tiene implicancias económicas y sociales que no pueden ignorarse.

El conflicto entre ganaderos y frigoríficos, si bien es el más visible, no agota la complejidad de la cadena. También están los transportistas, los comercios, los proveedores de servicios, y todos aquellos que forman parte del entramado logístico. Un análisis profundo e integral de la industria cárnica es aún una tarea pendiente.

Aunque este artículo evidencia una relación entre la pérdida relativa del eslabón primario y la creciente concentración industrial, el oligopolio no se define solo por contar empresas. Importan los incentivos, las barreras de entrada, las escalas mínimas eficientes y el marco institucional. La tendencia a la concentración no es exclusiva de Paraguay: es un fenómeno global, visible en el MERCOSUR y en países como Estados Unidos.

En nuestro país, este proceso parece responder tanto a economías de escala como a exigencias técnicas y comerciales del mercado internacional. A pesar de la entrada de nuevos frigoríficos, la tendencia podría incluso profundizarse —y no se descarta una integración vertical— donde quien controla la materia prima, controla la renta.

Frente a este escenario, la respuesta no puede venir de recetas ideológicas sin sustento empírico. Es necesario abrir el debate con pragmatismo, incluyendo a todos los actores: desde los grandes ganaderos hasta los pequeños productores, desde los frigoríficos hasta los consumidores. Solo así podrá pensarse una política cárnica que sea equitativa, eficiente y nacionalmente sustentable.


Notas al pie de página

  1. Este artículo no pretende ser un análisis exhaustivo en la materia, por lo que posee un carácter exploratorio. De esta manera, la presente nota invita a profundizar mucho más en la cadena de la carne paraguaya, a través de una aproximación que trata de no perder la rigurosidad en ningún momento con los datos disponibles. ↩︎
  2. Hay que aclarar que lo que llamamos aquí participación directa es el valor bruto que recibe el ganadero del total del valor generado en la cadena. No se debe confundir con el margen del ganadero, ya que con lo que este recibe también debe pagar costos de producción. Asimismo, técnicamente esta es la participación del eslabón primario en la cadena. ↩︎
  3. Algo importante, para comparar ambos precios se tuvo que utilizar una misma moneda: el dólar, a través del tipo de cambio nominal corriente del BCP. Sin embargo, si se analiza la evolución del precio local en guaraníes, de punta a punta este aumentó 69%, y en el último año 12,5%. ↩︎
  4. Una aproximación similar, válida y con datos actuales estaría basada en la contribución de la Ganadería y la Producción de carne al PIB o valor agregado. Sin embargo, aunque actual, sería menos preciso, debido que aquí no se incluye solo la carne vacuna, al menos que se realice la simplificación no lejana a la realidad de que la carne vacune abarca la gran mayoría de ambos sectores. ↩︎
  5. “Respecto al problema que nos interesa, el índice de Gini deja de ser revelador si el número de las empresas (o de los establecimientos) es pequeño; inferior a diez, por ejemplo. Pero en este caso ya no se necesita un índice de concentración para describir, empírica y económicamente, la estructura de una industria dada. Empíricamente, basta indicar el número absoluto de las unidades; bajo el aspecto económico, la industria se encuentra obviamente en condiciones de oligopolio. También en este caso se puede decir que la industria esta ‘concentrada’. Para distinguir una situación de este tipo (pequeño número de empresas) de la descrita anteriormente (número relativamente amplio de empresas, con pocas dominantes), conviene hablar, en el primer caso, de ‘concentración absoluta’, y en el segundo, más frecuente, de ‘concentración relativa’” (Labini, 1966). ↩︎

Bibliografía

Labini, P. S. (1966). Oligopolio y progreso técnico. Oikos-Tau.

Inundados y despojados: del desalojo a una comunidad campesina a los destrozos del último temporal

Inundados y despojados: del desalojo a una comunidad campesina a los destrozos del último temporal

7/06/2025

Por Heñói

Escuela del asentamiento San Miguel derribada con excavadoras. Distrito de Maracaná, Canindeyu.

Tras el breve pero intenso temporal que cayó en la madrugada del jueves, Asunción y Central, una vez más, amanecieron desbordadas. Calles, escuelas, estadios y barrios enteros quedaron bajo agua mientras más de 90.000 usuarios reclamaban estar sin energía eléctrica.

Avenidas transformadas en ríos en cuestión de segundos, trabajadores luchando contra el raudal, automóviles flotando a la deriva, fueron algunas de las escenas que dejaron en evidencia la extrema vulnerabilidad de nuestro país frente a la crisis climática.

Bajo la misma lluvia que arrasó con todo, más de 250 familias campesinas de la comunidad San Miguel, distrito de Maracaná, departamento de Canindeyú, amanecieron sin hogar. Dos días antes, habían sido violentamente desalojadas.

Llevaban más de nueve años asentadas en unas 2.300 hectáreas de tierra donde construyeron juntos: una escuela, una canchita y una capilla. Cultivaban más de 300 hectáreas de piña, variedades de maíz, maní, poroto, mandioca, y criaban vacas, gallinas y cerdos para el autoconsumo.

Todo fue destruido con un operativo policial que involucró a 400 efectivos y una retroexcavadora. Sin mostrar siquiera la orden judicial, arrasaron no solo con viviendas y cultivos, sino también con el puente que conectaba los departamentos de San Pedro y Canindeyú.

Durante el operativo, un campesino resultó herido de bala y otros dos al día de hoy permanecen desaparecidos. Los pobladores aseguran que las tierras son fiscales y que estaban realizando los trámites correspondientes ante el Indert. Incluso contaban con un dictamen favorable de la Comisión de Reforma Agraria y Bienestar Rural de la Cámara de Senadores para la ley de expropiación.

Pese a estos trámites institucionales en curso, la fuerza pública arremetió contra la comunidad favoreciendo a quien se presenta ahora como propietario de esas tierras, el señor Guillermo Luis Giménez Abente, pariente cercano del esposo de la diputada Cristina Villalba (ANR, oficialista), representante del departamento de Canindeyú.

El Club Deportivo Capiatá (Departamento Central) quedó completamente inundado luego del último temporal.

Pero, ¿cuál es la relación que existe entre el desalojo campesino de esta comunidad y el temporal en la ciudad?

Dos caras de una misma crisis

El agronegocio, como modelo productivo de carácter extractivista, necesita garantizar su escala de producción y maximizar la renta a cualquier costo. Para ello, recurre a la deforestación, la destrucción de humedales, la contaminación del suelo —ya de por sí degradado—, del aire y del agua mediante el uso masivo de agrotóxicos, alterando gravemente los equilibrios ecosistémicos. Esta lógica productiva es la que nos hace cada vez más vulnerables a fenómenos climáticos extremos, como el último temporal donde en cuestión de horas cayeron 120 mm de lluvia, más del doble del promedio mensual (52 mm).

Pero esto no es todo. Uno de los aspectos más críticos de este modelo es que necesita eliminar todo obstáculo a su expansión, y eso incluye a las comunidades indígenas y campesinas que se resisten a esta forma de producción, proponen y practican otras formas de vida, más sostenibles y respetuosas con la naturaleza, ofreciendo alternativas viables al modelo hegemónico.

Hoy, en el departamento de Canindeyú, el 44% del territorio está ocupado por cultivos de soja transgénica. A esto se suma el avance del narcotráfico, que genera una creciente ola de violencia, operando en complicidad con sectores del poder político y con absoluta impunidad.

El distrito de Maracaná se sitúa en la franja de avance del agronegocio. Fuente: INBIO

Mientras exaltamos la “garra guaraní” y el “dulce idioma” como símbolos de nuestra identidad nacional, los pueblos campesinos e indígenas —cuyas culturas hicieron posible y preservaron estos emblemas— son sistemáticamente perseguidos y expulsados de sus territorios. Se les niega no solo el derecho a la tierra, sino también la posibilidad de sostener sus modos de vida, transmitir sus saberes y preservar su propia existencia.

Forzados a migrar, en muchas ocasiones terminan en las periferias urbanas, engrosando los cinturones de pobreza, sobreviviendo en condiciones de vida extremadamente precarias, convertidos en mano de obra descartable o absorbidos por circuitos de microtráfico y violencia.

Y así, hacinados todos en la ciudad, desbordados en nuestras pequeñas desgracias individuales, a veces no logramos ver que nuestro padecimiento es colectivo. Un país que desampara en forma de desalojos o raudales que nos ahogan en la ciudad.

Mientras no discutamos a fondo y organicemos un proyecto de país que enfrente estas realidades, el Estado paraguayo seguirá actuando como un simple administrador de intereses privados y reproductor de violencia contra las grandes mayorías. Inundándonos de miseria y despojándonos de futuro.

Esclavistas hambreados. Sí, ellos también

Esclavistas hambreados. Sí, ellos también

Por Heñói

Nuestras autoridades argumentan que el criadazgo es legítimo y normal, y que forma parte de nuestro “ser nacional”1. Se dan el lujo de habitar un Paraguay previo a 1869, cuando se abolió la esclavitud. O quizá previo a 1590, año en que se abolió la esclavitud en Japón, país que es similar a nosotros, según la marioneta mayor del estado paraguayo2. ¿Esas similitudes con Japón tendrán que ver con el hecho que Paraguay está cuarto en el índice mundial de crimen organizado, mientras que el país asiático está en el puesto 142?3 Qué brutos.

Son tan brutos que no pueden entender que lo que hace a las naciones más prósperas y felices es la racionalidad y el respeto por derechos ajenos, no la gula, no la ambición, no la violencia.

Un ejemplo de ello es el resultado de un estudio4 reciente de la Universidad de Gotinga (Alemania) y la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), publicado en la prestigiosa revista científica Nature Food, que investigó la capacidad de cada país para proveer a su población con siete grupos de alimentos: frutas, verduras, lácteos, pescado, carne, proteínas vegetales y alimentos básicos ricos en almidón.

De 186 países, solo Guyana produce lo suficiente para alimentar a todos sus ciudadanos. Está seguido de cerca por China y Vietnam, que producen lo suficiente en seis de los siete grupos. ¡Caramba! ¡Ambos países con gobiernos comunistas! ¿No era que el dios mercado es el que resuelve las necesidades de la población?

A nivel mundial, el estudio reveló que el 65 % de los países producían una cantidad excesiva de carne y lácteos, en comparación con las necesidades alimentarias de su población. Solo el 24 % cultivaba suficientes hortalizas.

¿Por qué no se producen suficientes hortalizas, no solamente en Paraguay sino en el mundo? Porque quienes las producen, las comunidades campesinas y los pequeños productores, son expulsados de sus tierras para dedicarlas a los monocultivos extractivistas, que envenenan la tierra, el agua, y a la gente. Porque las semillas necesarias para producir han quedado en manos de un puñado de multinacionales, destruyendo culturas y tradiciones agrícolas milenarias.     

La dependencia en un país conducido por los esclavistas

En el estudio, Paraguay aparece como autosuficiente en 5 de las 7 categorías. En dos de ellas producimos menos del 20% de nuestras necesidades:

  1. Peces y derivados. Si bien es cierto que no tenemos costa marina, si contamos con un sistema hídrico extraordinario. La ingesta de carne de pescado es una fuente importante de proteínas, ácidos grasos omega-3 y vitaminas esenciales como la B12 y D. Con notables aportes a la salud cardiovascular, el desarrollo cerebral y la prevención de enfermedades crónicas. ¿Por qué no existe ninguna política para proteger la salud ecosistémica de nuestros ríos, y para promover la producción y el consumo sostenible de pescado?
  2. Verduras. Dada la extraordinaria riqueza de nuestro suelo, la gran disponibilidad de agua y sol, Paraguay fue autosuficiente en cuanto a producción de vegetales desde siempre, incluidos los periodos de guerra. Solamente la expansión de los monocultivos transgénicos y de la ganadería a gran escala fueron capaces de desmantelar nuestra dieta. 

Es decir, nuestra dependencia, y la consecuente vulnerabilidad, se deben a la avanzada de esta lógica que hoy nos gobierna: “Deforestemos, envenenemos, destruyamos todo, eliminemos al campesinado, saquemos del medio a los indígenas. Tenemos derecho a hacerlo. Esto somos nosotros”. Es la misma lógica que considera legítimo al criadazgo. La lógica de la gula, la ambición y la violencia.

Qué implica la dependencia alimentaria

El grado de dependencia alimentaria de un grupo humano es el resultado de muchos factores como la calidad de suelo, el clima, la disponibilidad de superficie, el conocimiento necesario para producir. Sin embargo, la autosuficiencia es un factor determinante para enfrentar crisis climáticas y conflictos económicos o bélicos. 

Los debates sobre las ventajas de la autosuficiencia crecieron tras la pandemia de COVID-19 y hoy han arreciado ante la inminencia de nuevas guerras y crisis del comercio internacional. Igualmente está en debate cuáles son las necesidades de una dieta saludable. 

El estudio tomó como referencia la dieta Livewell del Fondo Mundial para la Naturaleza, “una dieta flexible que implica reequilibrar nuestro consumo de proteínas hacia plantas, comer más verduras, legumbres y cereales integrales, y reducir los alimentos ricos en grasas, sal y azúcar”.

En todo el mundo se debate el impacto negativo del consumo de alimentos ultraprocesados, y es noticia de tapa la inflación de los precios de alimentos frescos a nivel global. En nuestro país, donde cada día perdemos productores y rubros alimenticios, las verduras están fuera del alcance de la mayoría, y tampoco son accesibles las carnes y los lácteos5

¿Qué tienen que ver las criaditas con la diabetes de tu tía?

Todo que ver. Mientras sigamos privilegiando la generación de renta para unos pocos, esos pocos seguirán creyéndose privilegiados que tienen derecho a explotar y esclavizar a alguien sin pagarle.

Mientras sigamos destinando tierras para cederlas a delincuentes que solo quieren ganar dinero a costa de todo bosque, seguiremos disminuyendo la población campesina, seguiremos empobreciendo al pueblo, seguiremos produciendo cada vez menos alimentos.

Mientras demoremos nuestra organización para tomar el control de nuestro destino, seguiremos hambreados, nosotros, y también ellos, que no se están dando cuenta de su propia vulnerabilidad.

Para debatir este contexto y proponer soluciones, el Centro de Estudios Heñói organiza la Semana “Nuestras Semillas, Nuestra Soberanía”, con el seminario internacional El capitalismo también entra por la bocaSalud, Alimentación, Tierra y Ambiente en el sistema agroalimentario global y la Feria Nacional de Semillas Nativas y Criollas

Porque nadie se salva solo, seguimos sembrando luchas.

Marcial Gómez, secretario general de la Federación Nacional Campesina

¿Cómo evalúa la FNC la producción de alimentos sanos?

Uno de los factores que no posibilita crecer en cantidad la producción frutihortícola y en general de vegetales es el acaparamiento de tierras por parte de latifundistas y grandes corporaciones internacionales, y eso es lo que desarrolla cada vez con más fuerzas los monocultivos empresariales, que desplazan la producción campesina, que históricamente ha producido en forma diversificada y en relación con las necesidades de una buena alimentación.

El desplazamiento de la población del campo a la ciudad es cada vez mayor en todo el mundo; y por otro lado las empresas que se dedican a producir alimentos no les interesa la calidad de la alimentación sino el negocio. Por eso hay cada vez más uniformidad de unos cuantos productos comestibles para la gente que no son alimentos necesarios. Por eso tampoco hay políticas públicas de las instituciones del estado que son serviles a las empresas transnacionales, de los países imperialistas que sostienen ese modelo. En nuestro país el modelo global se expresa exactamente: el abandono total, intensional, de la producción campesina por parte del gobierno, y en consecuencia disminuyen cada vez más la diversidad de rubros necesarios para la salud, y tenemos cada vez más comida chatarra.

¿Cómo salimos de esta realidad?

Esta realidad solo podría cambiar si se transforma el modelo económico basado en el latifundio y la producción de monocultivo extensivo; y con políticas del estado que apoyen la producción diversificada. Desde la FNC siempre demandamos la reforma agraria, esa es una demanda vigente.

Raquel Escobar, miembro de la Asociación Latinoamericana de Medicina Social, ex vice ministra de salud.

Paraguay produce menos del 20% de los vegetales necesarios para una dieta equilibrada de su población. ¿Cuál es el impacto de reducir la ingesta de vegetales?

Comer tan pocas verduras tiene implicancias nutricionales serias que, como efecto dominó, afectan todos los órganos y sistemas, pues funcionamos como un todo. 

Pasa que las verduras son una fuente clave para vitaminas, minerales, oligoelementos y antioxidantes; además son la principal fuente de fibras necesarias para alimentar la microbiota intestinal. 

La microbiota es un conjunto enorme de microorganismos que viven con nosotros y que nos prestan servicios en cuanto a producción de vitaminas, moléculas, neurotransmisores, reguladores, que hacen imprescindible su presencia en nuestro cuerpo.  Tenemos una alianza simbiótica con ellos desde hace miles y miles de años y hoy, con la comida ultraprocesada y sin verduras, entre otros factores, la microbiota se ve amenazada y poco diversa. 

La microbiota es clave para la salud del tubo digestivo, y la salud del tubo digestivo es clave para la integridad del sistema inmune, lo que es clave para todo el funcionamiento del cuerpo. Por eso digo que es un efecto dominó. 

Las verduras también tienen antioxidantes que ayudan a proteger el cuerpo contra el estrés oxidativo y la inflamación que ocurre todo el tiempo por el simple hecho de vivir.  Por todo esto no comer verduras produce problemas digestivos (estreñimiento, barrera intestinal hiperpermeable, diverticulitis), y un aumento de las enfermedades crónicas y degenerativas (diabetes, hipertensión, obesidad, enfermedades autoinmunes, infecciones, cáncer, incluso depresión).

  1. https://www.instagram.com/reel/DJ7BXrwNvzs/?igsh=MTdjdzc3M3FqZDMy ↩︎
  2. https://www.ultimahora.com/pena-compara-a-paraguay-con-japon-y-destaca-bajo-nivel-de-pobreza-por-su-solida-gestion ↩︎
  3. https://globalinitiative.net/wp-content/uploads/2023/09/Global-organized-crime-index-2023-web-compressed-compressed.pdf
    ↩︎
  4. Stehl, J., Vonderschmidt, A., Vollmer, S. et al. Gap between national food production and food-based dietary guidance highlights lack of national self-sufficiency. Nat Food (2025). https://doi.org/10.1038/s43016-025-01173-4 ↩︎
  5. https://elnacional.com.py/economia/presidente-capasu-cree-no-hay-excusas-nuevo-aumento-precio-carne-n86130 ↩︎
El capitalismo también entra por la boca – Seminario Internacional

El capitalismo también entra por la boca – Seminario Internacional

SEMINARIO INTERNACIONAL

En la semana de las semillas nativas y criollas “Nuestras semillas, Nuestra Soberanía” 

“El capitalismo también entra por la boca”

Salud, Alimentación, Tierra y Ambiente en el sistema agroalimentario global

30 de mayo de 2025

Salón Auditorio de la Biblioteca del Congreso de la Nación

Asunción – Paraguay


PRESENTACIÓN

La defensa y promoción de las semillas nativas y criollas que lleva adelante el Centro de Estudios Heñói, es la estrategia para la defensa de los territorios campesinos e indígenas, la producción de alimentos sanos, la soberanía alimentaria y la sostenibilidad ambiental. En coincidencia con la realización de la feria nacional de semillas nativas y criollas, que pone de relieve la extraordinaria agrobiodiversidad que aún conservan las comunidades campesinas e indígenas del Paraguay, se propone un encuentro teórico orientado a estudiantes, profesionales y activistas interesados en estos temas. La expansión del extractivismo en los territorios del Sur global causa graves impactos en la vigencia de derechos, y muy especialmente imposibilita la vigencia del derecho a la alimentación y nutrición adecuadas. En el origen y el centro del problema está la gestión de la tierra, principal objetivo del avance neoliberal de los grandes capitales trasnacionales en el Sur global. El modelo productivo asociado a este acaparamiento de tierras destruye biodiversidad, expulsa comunidades, contamina, empobrece, deteriora culturas e identidades, en síntesis, destruye las condiciones para la reproducción de la vida. En Paraguay y en todo el Sur global los desafíos son similares: preservar la tierra, el conocimiento, la cultura, la tecnología y la capacidad de trabajo para recuperar la autonomía, y lograr la plena vigencia de la soberanía genética, productiva y alimentaria.


ORGANIZA:

Centro de Estudios Heñói

APOYAN:

Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO Paraguay

Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO

Sociedad de Economía Política del Paraguay, SEP-Paraguay

Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay, CODEHUPY


PROGRAMA 

CONFERENCIA INAUGURAL 

08:00 a 09:30

 “Evolución de los sistemas agroalimentarios. Perspectivas en un mundo posneoliberal” 

Prof. PhD. Gustavo Setrini 

FLACSO Paraguay


MESAS TEMÁTICAS

MESA 1: GEOPOLÍTICA DEL AGUA

09:45 a 12:00

Prof. Luciano Orellano “¿Quién se queda con la riqueza de nuestros pueblos? Agua y Soberanía sobre el Paraná”

Movimiento por la Recuperación del Paraná

Ing. Mercedes Canese “Soberanía energética y la disputa por la soberanía sobre Itaipú”

Campaña Itaipú Causa Nacional

Prof. Dr. Osvaldo Aly “Agua y Derechos Humanos: impactos del agronegocio”

Núcleo de Investigación en Cambio Climático, Recursos Hídricos y Gobernanza, Programa de Ciencias Ambientales del Instituto de Energía y Ambiente, IEE – USP. 


MESA 2: REPENSANDO LA SALUD  DESDE NUESTROS PUEBLOS

13:30 a 15:30

Dra. Patricia Lima “Alimentación, Salud y Poder: brechas territoriales y desafíos políticos” 

Laboratorio de Políticas Sociales, FLACSO Paraguay 

Dra. Marcela Bobatto “No hay soberanía alimentaria sin soberanía en salud”

Movimiento Latinoamericano de la Salud – LAICRIMPO

Dante Leguizamón “Situación del derecho a la salud en Paraguay”

Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay – CODEHUPY


MESA 3: ALIMENTACIÓN ¿DERECHO O MERCANCÍA?

15:40 a 17:00

Lic. Gerardo Segovia “Las semillas como condición necesaria para la soberanía alimentaria. Potenciales del proceso Nyéleny como espacio articulador”

Movimiento para la salud de los pueblos, Argentina

Mgter. Sarah ZevacoPerspectivas actuales a los desafíos alimentarios”

Sociedad de Economía Política del Paraguay

Mgter. Alhelí González Cáceres “Dinámicas inflacionarias en la economía paraguaya y sus impactos sobre el derecho a la  alimentación”

Centro de Estudios Heñoi 


MESA 4: LA TIERRA EN LA LÓGICA DEL CAPITAL 

17:30 a 19:00

Mgter. Alan Fretez “Dinámicas del capital agrario: Tierra y producción en Paraguay”

Sociedad de Economía Política del Paraguay

Guadalupe Quiñonez y Jhony Alvarenga “La disputa y el derecho a la tierra en la ciudad”

Organización Guara

Federación Nacional Campesina “Experiencias del movimiento campesino en la lucha por la tierra”

Mario Rivarola “Experiencias del movimiento indígena en la lucha por la tierra”

Organización Nacional de Aborígenes Independientes 

Mgter. Omar YampeyMovimientos sociales y lucha por la tierra en Paraguay”

Centro de Estudios Heñói 

Brindis de cierre

Contacto: +595982282741

Descarque el programa completo aquí

Análisis del proceso de formación del movimiento campesino indígena en Paraguay

Análisis del proceso de formación del movimiento campesino indígena en Paraguay

Título: Movimientos antagonistas y socioterritoriales. Elementos para el análisis del proceso de formación del movimiento campesino indígena en Paraguay 2021-2023.

Autores/as: Omar T. Yampey (Centro de Estudios HEÑÓI), María Inés Dávalos (CONAMURI), Rodolfo Florentín (FACSO – UNA), Ana Romero (ANIVID), Beatriz Colmán (CEPES).

Resumen

El estudio propone aportar en una dirección combinada política e intelectual. A través de una estrategia metodológica descriptiva y cuali-cuantitativa, se plantea como objetivo general comprender, registrar y visibilizar el proceso de politización y las formas de producción y disputas territoriales desplegadas por la articulación socio-política campesina e indígena para aportar a la consolidación del proceso de formación del movimiento.

Específicamente se presenta el proceso de politización y disputa territorial a partir del caso de recuperación del territorio ancestral indígena de Hugua Po´i que da inicio a la articulación sociopolítica. A partir de un catálogo de eventos se registran las acciones conjuntas desplegadas por la Organización Nacional de Aborígenes Independientes (ONAI), la Federación Nacional Campesina (FNC), la Articulación Nacional Indígena por la Vida Digna (ANIVID) y la Coordinadora Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (CONAMURI).

El estudio evidencia que el carácter antagonista y socioterritorial del movimiento está relacionado a la inserción de la ONAI al proceso, estableciendo un canal de articulación con la FNC para resistir y recuperar las tierras de Hugua Po´i, superando las diferencias étnicas y de clase, articulándose en perspectiva estratégica a partir de experiencias de luchas concretas y de unidad en la acción.

Profundiza este estudio en el libro Activismos y movimientos sociales. Experiencias desafíos y proyecciones, publicado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales – CLACSO (Páginas 209 al 263)

Profundización de la dependencia y de sus efectos socioambientales

Profundización de la dependencia y de sus efectos socioambientales

31/03/2025

Observatorio de Derechos Humanos y Ambientales

El gobierno de Paraguay ha abandonado su rol de garante de derechos para convertirse en un administrador de violencia. Los desalojos, leyes represivas y vínculos con el narcotráfico revelan un proyecto político y económico que prioriza el extractivismo y el control territorial sobre la vida digna.

El período analizado, confirma que el Estado paraguayo ha consolidado un modelo autoritario, donde la represión, el narcopoder y el agronegocio dictan las políticas públicas. Lejos de ser un gobierno de desarrollo nacional, el ejecutivo de Santiago Peña ha profundizado la violencia institucional como herramienta de control, donde los desalojos forzosos demuestran que el Estado prioriza intereses terratenientes y narcos sobre los derechos humanos. La Ley RUN y la reforma agraria de mercado legalizan el despojo histórico, convirtiendo al INDERT y al MAG en cómplices de algo que se parece más a un sistema de apartheid territorial. Frente a esto, la lucha y la resistencia son la única alternativa: campesinos, indígenas y organizaciones de derechos humanos son las principales barreras contra este modelo. Sin una reforma agraria integral y sin unidad entre organizaciones y movimientos sociales, el país seguirá siendo un laboratorio del neoliberalismo más violento de la región. No obstante, Paraguay está en disputa, entre el autoritarismo agroempresarial y la resistencia campesina, indígena y popular, el futuro dependerá de qué fuerza logre imponer su proyecto. La lucha por la tierra y la democracia sigue viva.

Descargue el informe completo aquí

Diseño: Elisa Marecos – Foto: Sandino Flecha