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¿Llegó el momento de declarar so’o?

¿Llegó el momento de declarar so’o?

Como pueblo paraguayo, llevamos 153 años disputando la tierra, y perdiéndola lentamente. Un ejemplo de este desangre sostenido es el padecimiento de 50 familias que vienen soportando violencia y humillación desde hace meses, y que el pasado 20 de enero sufrieron la expulsión de nuestro propio territorio por parte de brasileños.

La Comunidad Cristo Rey vivía y producía riqueza, bienestar y felicidad en un predio de 400 hectáreas en Guayaibi, San Pedro, desde 2008. La tierra que ocupan está en disputa con Miguel Ángel Montaner, propietario de la agroganadera Capibara, que en 7.000 has produce carne bovina y pretende vender bonos de carbono, ya que el lugar guarda una reserva boscosa.

La comunidad sufrió un aparatoso y violento desalojo en julio de 2022, y otro a fines de octubre. En este último, la violencia policial no solo destruyó casas, escuela, iglesia, sino que además envenenó los pozos de agua, robó animales menores, celulares, motos y cuanto objeto de valor encontró. Talaron todos los árboles frutales y arrasaron los cultivos (¡y dicen que defienden nuestra seguridad y soberanía alimentaria!)

La comunidad quedó arrinconada a la vera del camino, en carpas. Un contingente de cientos de policías quedó durante días en el lugar, alcoholizados, terminando de destruir y ensuciar todo lo que había.

La presidenta del INDERT prometió una solución a corto plazo, y ofreció mudar a la gente hasta Itakyry, Alto Paraná, a una tierra cuyo título está a nombre del propio INDERT. A pesar de tratarse de un predio totalmente cubierto por soja, donde no hay ni un árbol donde guarecerse ni una gota de agua disponible, los pobladores de Cristo Rey aceptaron la propuesta y comenzaron a planear su éxodo.

Con el apoyo de mucha gente solidaria y su propio trabajo juntaron lo necesario para mudarse en cuatro camiones. Mientras, los funcionarios del INDERT aseguraban que se estaba regularizando la situación, que estaban hablando con vecinos, sin precisar cómo se haría esa reubicación. Se hizo una mensura judicial, pero los funcionarios se contradecían, unos decían que el predio estaba disponible para reubicar las familias y otros no.

Finalmente, después de 4 meses de negociaciones, las 50 familias decidieron trasladarse para que el INDERT concrete la recuperación de la tierra. Cargaron sus magras pertenencias en los camiones y viajaron más de 200 km. Al llegar a la zona se encontraron con una sorpresa: cientos de hombres alcoholizados, muchos de ellos armados, casi todos brasileños, cerraban todos los caminos de acceso al lote del Estado Nacional.

Los brasileños no estaban solos, sino acompañados por policías, por el Fiscal Edgar Benítez, y el Intendente Miguel Ángel Soria. Este último forma parte de un clan que domina el territorio: Miguel Ángel, su hijo Carlos y su ahijado Hugo Barreto han hecho un pasamanos de la intendencia desde 2001. Hacen y deshacen en el distrito como señores feudales.

Los borrachos brasileños y sus socios “autoridades nacionales” no se limitaron a impedir el acceso, sino que además destruyeron los caminos con topadoras, dejándolos inútiles para el tránsito de todo el pueblo paraguayo. El intendente impidió el uso de la plaza pública de Itakyry afirmando que los paraguayos “no pueden usarla porque ensucian”. Amenazaron, exhibieron su poder de fuego, y afirmaron que las autoridades del INDERT no tienen nada que hacer allí.

En síntesis, los pobladores de Cristo Rey se vieron obligados a regresar a Guayaibi, y quedó en evidencia que el Paraguay ha perdido definitivamente el territorio de frontera con Brasil. Nuestras autoridades no mandan allí, salvo quienes se han sometido al mandato de los dólares de la soja que detentan los brasileños.

Es claro que estos invasores operan al amparo de jueces, fiscales y policías corruptos. Pero hay un mega poder en Paraguay que ampara todo este sistema de pérdida de soberanía: los autodenominados gremios “de la producción”.

Son quienes en enero hicieron retroceder al Servicio Nacional de Catastro y al Ministerio de Hacienda en un ajuste del impuesto inmobiliario que, según las mismas autoridades, “muestra rezago de 70 años”.

Son los mismos que validan las violaciones de derechos humanos cometidas en cada desalojo ilegal e ilegítimo, violaciones cometidas por policías y fiscales contratados por ellos. Son los que presionaron hasta lograr la cancelación del protocolo de desalojos que aseguraba cierta legitimidad en el accionar judicial.

Son quienes desacreditan las advertencias de científicos sobre el impacto que sus actividades causan en el planeta, acelerando el cambio climático y poniendo a la humanidad al borde del abismo.

Y son, para colmo, quienes se niegan a pagar impuestos a pesar de robarse con su soja y su carne, nuestras aguas, la riqueza de nuestros suelos, la biodiversidad del país y la salud de nuestra gente.

Para los pobladores de Cristo Rey la lucha sigue. Para el pueblo paraguayo la guerra en defensa de nuestro territorio sigue.

Lo que quizá debería detenerse de una vez es nuestra obediencia a las autoridades que miran el despojo sin mover un dedo. Si la policía y el poder judicial hacen lo que les mandan los brasileños, ¿por qué seguimos pagando impuestos que los financian? Si los terratenientes se benefician de impuestos inmobiliarios ridículamente bajos, ¿por qué el resto de los paraguayos debemos subvencionarlos?

¿Habrá llegado la hora de aceptar de una vez por todas que Paraguay es un no-país, un territorio de saqueo manejado por vendepatrias? ¿Habrá llegado la hora de declarar so’o, frenar nuestra obediencia impositiva, y unirnos en una estrategia soberana para recuperar nuestro territorio?

Fotos: Heñói

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“Ni Dios juntó a tanta gente”. Un ariete contra el Estado de Derecho en Paraguay.

“Ni Dios juntó a tanta gente”. Un ariete contra el Estado de Derecho en Paraguay.

La principal arma de asedio discursiva que utilizan como elemento movilizador es el temor a la agenda foránea de ideología de género y los peligros que representa para el esquema de familia constituida por papá, mamá, hijo varón e hija mujer. Para justificar su agenda pro vida y pro familia instrumentalizan la Constitución Nacional y a los derechos humanos para vulnerar derechos.

Paradójicamente, sus esquemas, modelos, formatos, estética, consignas de organización, movilización y comunicación son importados, foráneos. Sin embargo, es de destacar el nivel de organización a escala nacional que han alcanzado y el dato político relevante es que los principales actores provienen del cristianismo evangélico y el católico en una agenda común que se complementa con la adhesión política de todo el espectro de la derecha paraguaya en general y capitalizada por un sector del partido de gobierno en la triada “Dios, patria y familia” del fascismo histórico.

Sus repertorios de acción han evolucionado desde la utilización del lobby combinados con peticiones, marchas, concentraciones, cierre de rutas y movilizaciones a escala nacional. Los medios por los cuales despliegan el asedio discursivo y realizan el trabajo de base son las redes sociales. A diferencia de un movimiento social típico, no tienen como objetivo la concientización del sujeto o de la opinión pública, por el contrario, hacen un trabajo de des-concientización a partir de la fragmentación de la información, instalando el miedo y la confusión en una sociedad conservadora y altamente religiosa.

Hasta el momento han logrado instalar su agenda pro vida y pro familia en la opinión pública y en las instituciones del Estado paraguayo monopolizando la agenda y dejando de lado los demás temas de la realidad sociopolítica nacional. Han alcanzado niveles de organización nacional, regional y global. Se han apropiado de los conceptos de familia, soberanía, constitución nacional, derechos humanos, vaciándolos de contenido o dotándoles del sentido desde la perspectiva pro vida y pro familia.

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DERECHO HUMANO A UNA ALIMENTACIÓN Y NUTRICIÓN ADECUADAS

DERECHO HUMANO A UNA ALIMENTACIÓN Y NUTRICIÓN ADECUADAS

Hambre, hambruna y desnutrición por culpa de unos pocos

Presentamos este artículo realizado por Heñói que se encuentra en el Informe Anual sobre la Situación de los Derechos Humanos en Paraguay 2022 de CODEHUPY (Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay). En él analizamos el impacto negativo del modelo productivo de los agronegocios en Paraguay.

Descargar el material aquí:

https://henoi.org.py/wp-content/uploads/2022/12/C-2-Alimentacion-189-202.pdf

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DERECHO A UN AMBIENTE SANO

DERECHO A UN AMBIENTE SANO

Verdades que duelen: retrocesos y estancamientos de la crisis climática

Artículo incluido en el Informe Anual sobre la Situación de los Derechos Humanos en Paraguay 2022, realizado por CODEHUPY (Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay), donde se abordan las principales violaciones al derecho a un ambiente sano y cómo el privilegio de unos pocos es el sufrimiento de la mayoría.

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https://henoi.org.py/wp-content/uploads/2022/12/C-2-Ambiente-167-188.pdf

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REFORMA AGRARIA Y DERECHOS CAMPESINOS

REFORMA AGRARIA Y DERECHOS CAMPESINOS

El territorio de las paradojas

Artículo contenido en el Informe Anual sobre la Situación de los Derechos Humanos en Paraguay 2022, publicado por CODEHUPY (Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay), que trata, entre otros temas, sobre la extrema concentración de la tierra, de donde se desprenden luchas campesinas, violentos desalojos y una política de criminalización.

Descargar el material aquí:

https://henoi.org.py/wp-content/uploads/2022/12/C-2-Reforma-Agraria-239-256.pdf

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Una buena noticia desde la Unión Europea

Una buena noticia desde la Unión Europea

Una razón más para que los bárbaros odien a la Unión Europea

La Unión Europea sancionó el martes 6 de diciembre una nueva ley que exige que las empresas que venden materias primas (soja, aceite de palma, carne vacuna, café, madera, entre otros), y derivados (carbón, muebles) en el mercado de la Unión Europea, deberán presentar una declaración de diligencia debida que demuestre que se produjeron en tierras que no fueron deforestadas después de 2020, y que sus cadenas de suministro no contribuyen a la deforestación.

También deberán demostrar que se han respetado los derechos de los pueblos indígenas durante la producción de los productos. La consecuencia del incumplimiento es la exposición a multas de hasta el 4% del volumen de negocios de una empresa en un país de la UE

Es una gran noticia. Si bien la soja en Paraguay se planta en territorios que fueron deforestados hace mucho tiempo, la nueva norma europea implica una piedra grande en el camino de la destrucción ambiental, por varias razones que venimos a detallar.

  1. La norma implica reconocer que los mercados de materias primas son un motor de la deforestación en los países periféricos, lo que pone a esas materias primas -o commodities- en una posición más criticable
  2. La norma obligará a las empresas exportadoras a pagar más por certificaciones, y obligará a sincerar el origen de las partidas, algo que hoy no sucede dado el festival de irregularidades que suceden en el Mercosur.
  3. La exigencia de la Unión Europea impacta directamente en la venta de carne producida en el Chaco paraguayo, que sigue deforestándose aceleradamente. Paraguay está en el puesto número 11° en el mundo en superficie deforestada, lo que es más impresionante si lo consideramos en términos relativos, ya que los primeros puestos de este trágico ranking están en manos de países enormes, como Rusia, Brasil, Canadá y Estados Unidos.
  4. Igualmente, la norma impacta en la venta de cuero y carbón chaqueño, producido directamente a partir de la deforestación de especies tan valiosas como quebrachos, algarrobos o palosantos.

La deforestación es una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero que impulsan el calentamiento global y la crisis climática, y sus efectos directos incluyen la desaparición de especies, la pérdida de fuentes de alimentos y medicinas para pueblos de bosques (como los pueblos originarios que aún habitan nuestro país), la pérdida de fuentes de agua limpia, la pérdida de suelos, la elevación de temperaturas. La deforestación debería ser considerada hoy un acto criminal contra la especie humana en su totalidad.

El negociador principal del Parlamento Europeo, Christophe Hansen, expresó “Espero que esta normativa innovadora impulse la protección de los bosques en todo el mundo y sirva de inspiración a otros países en la COP15”. Decimos nosotros: ojalá que este nuevo aporte a la lucha contra la deforestación ayude a abrir la mente de nuestros ganaderos y productores agrícolas de gran escala, para que comiencen a comprender la irresponsabilidad que implican sus prácticas en la extinción de la especie humana.

Foto: Gentileza Iniciativa Amotocodie.

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30° Aniversario de la CLOC – Vía Campesina

30° Aniversario de la CLOC – Vía Campesina

“Somos garantes de la vida en abundancia, para nosotros y las futuras generaciones”

Por Heñói. 30 de noviembre de 2022

La Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo, CLOC – Vía Campesina, está por cumplir 30 años, y prepara su celebración con la 3° Asamblea Continental que se está realizando en Cuba. Allí está participando Perla Álvarez Brítez, coordinadora de la Vía Campesina Paraguay, militante de la Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas -CONAMURI, de Paraguay, e integrante de la Coordinación Política de la Región Suramérica.

Perla, ¿podrías sintetizarnos este encuentro, tras 30 años de construcción de una fuerza campesina continental?

Celebramos nuestra tercera Asamblea Continental, y hacerlo en Cuba, en un momento especial de la historia de esta isla heroica, es muy significativo para nosotros, importante, simbólico y fortalecedor, puesto que Cuba es el faro que ilumina nuestro horizonte. La CLOC se define con un horizonte socialista, y estamos en un momento en que se están dando cambios importantes en Cuba, mientras se profundiza la revolución socialista, buscando la vigencia de más y mejores derechos para los cubanos.

Estamos representantes de todos los países de América Latina y el Caribe, y también estamos recibiendo la visita de compañeros militantes de Estados Unidos. En esta Asamblea estamos representantes de países; por razones económicas no hemos podido contar con representantes de todas las organizaciones de la CLOC, que es lo que solíamos hacer antes de la pandemia. No obstante, estamos participando más de 60 personas de diferentes países del continente, y una nutrida delegación cubana que completa unos 80 participantes de la asamblea. Y hemos iniciado con un análisis de coyuntura sobre las múltiples crisis que padecemos como humanidad.

¿La visión de las visitas estadounidenses sobre esta coyuntura, coincide con la del campesinado latinoamericano?

Hay diferencias entre América del Norte y América Latina y Caribe, pero eso no significa que en el norte de América no exista pueblo, o campesinado, o trabajadores y trabajadoras que también sufren formas de opresión capitalista, pero evidentemente las formas de opresión se sienten de manera diferente. Aunque vivimos en un mismo contexto campesino, las formas y las implicancias que tienen las violaciones son diferentes; y aunque todas y todos luchamos por mejores condiciones, en el norte luchan por mejores condiciones de mercado, o por la liberalización de costos de insumos, etc., en nuestros territorios de América Latina, bajo la opresión imperialista, tenemos circunstancias que hacen que nuestro territorios estén en disputa con las transnacionales, con las empresas que tienen sus intereses puestos en nuestras tierras. Por eso nosotras y nosotros luchamos por la vida misma, por nuestros territorios, los bienes naturales, el agua, los bosques. Eso no significa que no establezcamos alianzas, porque necesitamos que los pueblos estemos unidos, por eso tenemos presencia de compañeros que son de Estados unidos.

¿Cómo está viendo la CLOC la coyuntura ambiental? ¿Qué opinión tienen sobre la poli-crisis global y la relación de ésta con la destrucción ambiental?

Hemos tenido una reunión de la Comisión Política de Sudamérica, previa a la Asamblea. Desde ahí ya veníamos hablando de esta coyuntura de múltiples crisis que impactan en nuestros territorios, y hoy seguimos profundizando ese análisis, y entendemos que la disputa imperialista que se está dando por quién puede hegemonizar el mundo, hace que cada vez más nuestros territorios del sur, especialmente América Latina, estén mucho más amenazados, porque los disputa el imperialismo norteamericano, pero también imperios emergentes como Rusia y China, y estamos a merced de estas disputas. Y para poder efectivizarse esas luchas están las empresas transnacionales que, a través de la comercialización de semillas transgénicas, los agrotóxicos, o diversas formas de sometimiento empresarial de trabajadoras y trabajadores asalariados, promueven e impulsan la migración generando mano de obra barata para las industrias. Y ahí están nuestros países, que cuanto más mano de obra disponible, más barata es; entonces el campesinado y los pueblos indígenas estamos a merced de esa disputa, y padecemos en primera línea el impacto ambiental y sus estragos producidos por esta sed de lucro que tienen las empresas, no solamente en el continente sino en todo el mundo.

Estamos diciendo que una de las salidas políticas que necesitamos es que los países que tienen la Amazonía deben juntarse, y los movimientos de estos puebles deben estar mucho más unidos para defender la Amazonía. Igualmente, nosotros en el cono sur debemos unirnos para defender el acuífero guaraní que lo están queriendo perforar para hacer exploraciones petroleras, y están queriendo comercializar el agua, sin que los pueblos tengamos el derecho de decidir, y de acceder a ella libremente.

También estamos hablando sobre el uso intensivo y extensivo de agrotóxicos que usan para sostener y expandir el modelo sojero, con su deforestación día a día; y el uso de estos agrotóxicos que impacta no solo en el ambiente sino también en nuestra vida como seres humanos, la diversidad biológica toda que está en riesgo. Por eso necesitamos, nosotras y nosotros, hacer esta campaña de volver al campo, necesitamos reforma agraria para poder cuidar el ambiente; necesitamos reforma agraria para poder producir alimentos. Necesitamos reforma agraria para poder garantizar la vida en nuestra región, en nuestro continente y en el mundo, porque somos todavía esa reserva de bienes naturales del mundo. Riqueza de minerales, de biodiversidad para la alimentación, de bosques, de tierra fértil. Todo eso está en manos de quienes queremos la tierra que somos las campesinas, los campesinos, los pueblos indígenas, y esa diversidad que componemos las mujeres y hombres de la tierra, y que incluye a personas LGTBI, cuya identidad está siendo criminalizada, y que en nuestros territorios trabajan con nosotres a la par para producir alimentos saludables para la humanidad.

Conocemos la importancia del feminismo popular dentro de la CLOC. ¿Cómo ven el crecimiento de la fuerza patriarcal y antiderechos en el continente?

Estamos hablando de que es acertada la teoría feminista que hemos adoptado como CLOC, que es un feminismo que tiene identidad, que tiene arraigo cultural, porque parte de nuestra identidad popular, campesina, vinculada al cuidado de nuestros cuerpos y nuestros territorios. Es un feminismo que nosotras las mujeres hemos impulsado y promovido al interior de la CLOC, y es todavía un desafío que en la práctica puedan, las compañeras y los compañeros, impulsar las prácticas feministas; y eso lograremos solamente a través de un proceso de formación profunda y de prácticas innovadoras en nuestras formas organizativas, para lograr visibilizar estas desigualdades que el patriarcado ha generado, y que junto con el capitalismo están generando un empobrecimiento mayor de las mujeres y otras identidades, y para lograr transformar la realidad.

Porque el feminismo también es una herramienta que nos permite la lucha contra todas las formas de violencia, la violencia estructural que sufrimos por ser campesinos, por ser indígenas, por ser trans, por ser diferentes. Entonces también este feminismo es el que nos permite decir que con feminismo nosotras construimos socialismo. El feminismo es una herramienta que contribuye al proceso de transformación social al que aspiramos desde la CLOC, es una herramienta que nos permite la comprensión de las desigualdades de las que somos objeto, y además nos convierte en sujetos históricos que promueven procesos de trasformación.

Entonces, decimos que el feminismo campesino y popular no es una simple teoría, sino que busca una práctica transformadora, que se realiza en la praxis de la vida cotidiana desde nuestras casas, comunidades, organizaciones, en instancias internacionales, y también incide en el ámbito mucho más amplio del movimiento de mujeres a nivel global.

¿Sigue la CLOC poniendo énfasis en la defensa de la agroecología como estrategia para la soberanía alimentaria?

Ahora tenemos un énfasis en la implementación de los derechos campesinos, porque esa implementación por parte de los estados sería la garantía de que podamos realizar reformas agrarias, de que nuestras reformas agrarias sean las bases para que nuestra producción pueda seguir alimentando al mundo con la producción agroecológica.

Buscamos esa reforma agraria que garantice que estemos cuidando nuestro territorio y nuestro ambiente, esa reforma agraria que se hace necesaria para poder articular campo ciudad, para poder devolver la dignidad a la población de la ciudad que fue expulsada de las comunidades campesinas debido a la expansión del modelo de los agronegocios en sus diferentes expresiones, ya sean monocultivos de soja, de palma aceitera, de piña, ganadería no sostenible, etc. La reforma agraria además puede contribuir a disminuir esta brecha de pobreza que tenemos, porque nosotras y nosotros, campesinos y campesinas, recuperamos nuestra dignidad cuando estamos vinculados con la tierra y nos alimentamos de nuestro propio trabajo.

A eso aspiramos, y a contribuir a resolver el problema de alimentación de las ciudades. Entonces la agroecología es la apuesta estratégica como un modelo de producción, pero también como un modo de vida. No se limita a la producción, sino también una forma de relacionarnos con el territorio, con el ambiente, y entre nosotras y nosotros en esta interacción que toda la cadena productiva nos permite: producir, intercambiar, y consumir.

América Latina conserva más de la mitad de los bosques primarios del mundo. ¿Cuál es el papel de la CLOC para esa conservación?

Creemos que tenemos un papel fundamental, los campesinos y las campesinas y los indígenas, principalmente los pueblos que son de los bosques, los pueblos de los montes, tenemos un rol fundamental en el cuidado y preservación de los bosques. El cambio climático del que estamos hablando, y todo el impacto que genera, puede ser revertido si los bosques están al cuidado de quienes sabemos hacer ese cuidado. Sabemos cómo cuidar, cómo reproducir, incluso sabemos producir en esos bosques, es un desafío que estamos definiendo en este encuentro de Sudamérica, hacia ahí van nuestras propuestas de solución a los múltiples desafíos que nos presenta en cambio climático. Nuestro papel es fundamental, somos la garantía de que podamos tener vida, y vida en abundancia para nosotros y para las futuras generaciones.

Fotos: Gentileza Perla Álvarez Brítez.

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Semillas y alimentos: entre la guerra y la paz

Semillas y alimentos: entre la guerra y la paz

Estamos viviendo una guerra, que no tiene el fuego típico de una guerra, que no parece una guerra. Una guerra con la mejor publicidad que existe, que hasta las víctimas no se sienten tan víctimas, especialmente en las ciudades que se prestan meramente como consumidores”.[1]

Esto pareciera hacer referencia al conflicto bélico desatado en Europa hace unos meses, pero no. Soledad Barruti, periodista argentina que desde hace varios años viene investigando la relación que existe entre la industria alimentaria y nuestra manera de comer, escritora de dos libros, “Mala leche” y “Mal comidos”, utiliza la metáfora de la guerra para describir el nivel de violencia solapada que ejerce el sistema agroalimentario industrial sobre la población mundial, todos los días, sin que una gran parte de ella pueda verlo.

Pero la dificultad para comprender lo que está sucediendo no es responsabilidad de la gente, no se trata de un despiste o irresponsabilidad individual, sino del efecto provocado inteligentemente para que no se cuestionen hábitos colectivos que la mayoría de las personas los realiza, porque encuentra en ellos una solución a situaciones problemáticas que deben ser resueltas al menos tres o cuatro veces, todos los días.

La alimentación fue históricamente un acto social, apenas pudo, el ser humano logró domesticar especies vegetales y animales para ampliar y mejorar su dieta. La preparación de estos alimentos casi siempre estuvo en manos de mujeres, sean estas amas de casa o mujeres dedicadas al trabajo doméstico, donde la tarea de  cocinar se destaca por la necesidad de llenar las expectativas de las y los comensales. El disfrute de estos sabores se ha venido realizando de manera colectiva, alrededor de una mesa, tapete o simplemente compartiendo un espacio común. 

Pero la sociedad ha ido cambiando, los tiempos de la cocina ya no son los mismos de aquellos cuando se podía amasar, elaborar panes, pastas, quesos, de manera artesanal, casera. La industria alimentaria visualizó el gran negocio que suponía “ahorrar” tiempo a las amas de casa, ofreciendo productos listos para ser consumidos directamente, desplazando las prácticas desarrolladas por la sabiduría ancestral, que había encontrado maneras de prolongar la utilidad de los alimentos, a través de los fermentos, el deshidratado, las salsas, etc.

La aceleración del tiempo también fue cambiando, pareciera que cada vez el mundo gira más rápido, los relojes son implacables, la hora vuela. Además, la posibilidad de contratar a una persona que trabaje en la casa, y se encargue de la cocina es cada vez más reducida. Ante este escenario, la comida ultraprocesada, aquella que está lista para consumir o que requiere apenas un golpe de calor para hacerlo, ha venido a “solucionar” el dilema de la alimentación en la mayoría de los hogares. 

Pero, ¿sabemos realmente lo que estamos consumiendo?  “Vas a un supermercado y compras productos que son imposibles de replicar en casa porque no conocemos ni la mitad de los ingredientes y es eso lo que consumimos y les damos a los niñxs[2] Esta afirmación señalada por Soledad, invita a la interpelación, a leer las etiquetas de los alimentos industriales, a conocer aquellos ingredientes que se presentan con lenguaje técnico, para disfrazar elementos ya conocidos por su efecto nocivo en la salud.

Relación entre la alimentación y el modelo productivo

El agronegocio ocupa hoy el 94% de las tierras cultivadas del país. Lo que significa que la producción de alimentos, a pequeña escala, se limita a apenas el 6% del territorio. Como resultado de sus investigaciones, la periodista sostiene que la alimentación actual está intrínsecamente ligada a un modelo que no sólo genera destrucción, sino que además produce cada vez más víctimas directas:  “Las otras víctimas son los cuerpos de los territorios. Bosques arrasados por topadoras o fuegos. Armas químicas: venenos en nuestros alimentos que crecen con armas de guerra. Plantas adictas al veneno. La lógica de la guerra y la lógica de la destrucción están puestas en cada uno de los elementos de nuestra alimentación[3].

Lamentablemente los bosques de nuestro país, los de la región y los de la mayoría de los países del mundo han sido destruidos para dar paso a emprendimientos agrícolas de gran escala, que demandan el uso de semillas transgénicas, agrotóxicos, y fertilizantes químicos. Todas estas sustancias son vertidas en el suelo y absorbidas por las napas freáticas, cuando no van directamente a los cursos de agua, que en muchos casos se encuentran a escasos metros de las plantaciones y con el declive necesario para que fluyan estos líquidos directamente hacia ellos.

Si bien es el agronegocio el que utiliza el mayor porcentaje de estos químicos, la producción a pequeña escala se ve afectada, ya sea por la contaminación de los territorios, como por la provisión de estas semillas y químicos por parte del propio ministerio de agricultura. Al utilizar estos químicos, los microorganismos del suelo mueren, dejando a los cultivos mucho más vulnerables al ataque de plagas, lo cual exige reforzar la aplicación de insecticidas y/o fungicidas. Y cargar toneladas de fertilizantes para la próxima zafra. En el año 2021 el Paraguay importó 1.510.618 toneladas de fertilizantes, por un valor de 1.756 millones de dólares.

En esta lógica perversa, donde prima la ganancia sin importar las consecuencias, los animales, que después forman parte de la dieta de la gente, son manejados como si fuesen piezas de un engranaje, que deben “calzar” a como dé lugar: “(…) Se producen dentro de esta lógica de mercado donde todo ocupa el menor espacio posible, lo más rápido posible, de la manera más eficiente posible. Se desarrollan establecimientos para lograr esa “eficiencia” y no se ve la tortura sistemática que se ejercen sobre esos cuerpos (animales), víctimas de un modelo de ataque, forzar a esos cuerpos para que entren dentro de esa lógica de mercado y como se logra eso? Con violencia[4].

La industria de la carne, además de ser responsable de un enorme porcentaje del territorio deforestado, es en este momento propulsora de uno de los problemas sanitarios más graves de la humanidad, que es la resistencia a los antibióticos, aplicados indiscriminadamente en vacas, aves, cerdos de producción industrial.

A pesar de todos estos males, este modelo sigue gozando de gran legitimidad y el apoyo incondicional de las instituciones gubernamentales, que deberían regularlo. La idea predominante, impuesta a través de sus representantes en el congreso nacional y los medios de comunicación masiva, habla de las infinitas “bondades” de un modelo que ubica al Paraguay como el cuarto mayor exportador de soja y entre los primeros diez países exportadores de carne[5]

Pero no sólo son los bosques, los ecosistemas, los cultivos vegetales, las semillas nativas y la producción animal, quienes reciben el impacto de esta violencia; “Y por último: las personas. Dictadura permanente donde las personas van no teniendo lugar. Territorios vacíos del agronegocio[6]. En muchos países esto se torna cada vez más normal, territorios inmensos destinados exclusivamente al agronegocio, desiertos verdes con tractores, sembradoras, fumigadoras, cosechadoras, donde ya no hay escuelas, no hay casas, no hay bosques, tampoco arroyos ni pájaros, ya no hay animales libres, los que hay están hacinados en feedlot. Esta destrucción de los territorios, que no sólo hacían posible la reproducción de la cultura del buen vivir de miles de comunidades indígenas y campesinas, también eran hábitats de miles de especies vegetales y animales que hoy ya no existen. El modelo se dedicó a romper los tejidos sociales, el vínculo de las personas con la naturaleza, con el único objetivo de producir muchos millones de dólares, Pero, lamentablemente los billetes no se comen, ni se tragan las monedas.

Y ¿cómo sucede todo esto sin que la conciencia colectiva no ejerza una masiva resistencia? Al parecer hay ideas que nos van introduciendo lentamente, como si fueran píldoras: “La idea de que la naturaleza es algo que existe para nosotros, para que la usemos, nos enseñan que vivimos en un “mundo cosa”. Destruimos todo para esta cultura de consumo zombie. La que nos dice que talemos un bosque porque estamos haciendo algo más interesante que el bosque en sí. (…) Al ritmo de la coca cola sube el consumo de antidepresivos. La crisis no es sólo ecológica, es climática y de sentido, estamos exponiendo nuestros cuerpos a ser parte de ese reservorio de infelicidad que estamos condenando a todo lo otro. No se puede destruir todo y hacer como si nada”[7]

“Civilización abocada a lograr que todos los otros seres vivos la pasen pésimo. Civilización generalmente blanca occidental colonial que se está llevando puesto todo y que cuando hay que echar la culpa a algo, la culpa es de la humanidad y ahí van a parar un montón de pueblos y formas de vivir que no solamente no hicieron ningún daño ni lo hacen sino que son los garantes de que los territorios se mantengan en pie. No es una humanidad destructiva, hay una civilización destructiva. 

Cuando entendemos eso es cuando nos damos cuenta de que la salida está en esas otras formas de vivir, de vivir en relación con la tierra”[8].

Pero, ¿existe una salida posible?

Quienes todos los días bajan los pies de la cama con la esperanza de que esta barbarie puede acabar, viven construyendo ese camino. “Lo que mueve la lucha por los territorios es el amor y que involucra mucho más que humanos, la multiplicidad de diálogos que se abren en torno a las relaciones de amor que tenemos. (…) Campesinos, indígenas mostrando que hay otras formas de vivir (…) La resistencia contra el colapso no es más ni menos que volvernos esa diversidad humana que vive en paz con los territorios. Cambiar los cuentos desde las ciudades. (…) La resistencia es desde todas partes, romper esas fronteras, esa invisibilización entre ciudad y campo y lo que ocurre en territorios. (…)Recuperar la narrativa del amor”[9].

La puerta de entrada a la construcción de alternativas es el acceso a información, es la osadía de hacer correr la voz, es la licencia de hablarlo en espacios dominados por los promotores de este modelo de sociedad, es entender la necesidad de hacerlo, pero no sólo de manera individual, sino además e ineludiblemente, de manera colectiva y organizada.

Y por más de que exista un gigantesco aparato que opera para invisibilizar las alternativas que existen, se sigue caminando y, en el caso de Heñói, todos los años, desde hace más de una década, se realiza la Feria Nacional de Semillas Nativas y Criollas Heñói Jey, encuentro semillero que busca  mostrar a la ciudadanía la extraordinaria riqueza de nuestro patrimonio agroalimentario, pero también analizar la situación semillera nacional, debatiendo sobre temas que  preocupan, como el avance del control de los territorios por parte de los agronegocios y sus semillas transgénicas, la pérdida de germoplasma nativo y adaptado, en paralelo a la pérdida de saberes asociados a la reproducción de semillas nativas, el riesgo de pérdida de variedades, en especial del maíz, base de la cultura alimentaria del país, entre otros. Creemos necesario facilitar espacios de intercambio de conocimiento y de material germinativo entre productores/as campesinos/as y comunidades indígenas, para avanzar en el fortalecimiento de la Red de Semillas que permita la réplica y conservación de semillas nativas y criollas en el tiempo, de manera a fortalecer también la organización colectiva para la lucha por la recuperación de la soberanía alimentaria nacional.

Este año, el encuentro tuvo lugar el 8 de julio en la plaza de la Democracia, uno de los principales espacios públicos de la capital del país y punto de encuentro de diferentes reivindicaciones sociales. Inició en horas de la mañana y durante todo el día el centro asunceno presenció una fiesta semillera llena de colores, diversidad y debate. Se contó con la presencia de aproximadamente 200 compañeras y compañeros de diferentes organizaciones campesinas y comunidades indígenas, provenientes de distintos departamentos, entre ellas la Federación Nacional Campesina, Conamuri, Cultiva PY, Oñoiru, APAPY, Ceidra, Apro, APDI y Pastorales sociales de los distritos/ciudades de San Pedro del Paraná, Coronel Oviedo, Caaguazú, San Joaquín, Escobar, Tebycuarimi, Pirapey, Alto Verá y Guairá.

Las mesas temáticas contaron con expositores internacionales de Brasil, Dinamarca, Argentina, así como expositores locales que hablaron del contexto paraguayo y regional. Si bien las realidades compartidas han tenido sus particularidades, fue muy marcada la coincidencia en padecer gobiernos cooptados por sectores de poder, que hacen posible la sobreexplotación de los bienes naturales, en detrimento de la producción de alimentos y semillas nativas. Compañeras, compañeros campesinos e indígenas han compartido y debatido sobre esto y han redoblado su compromiso. Como cierre del evento, se realizó la conferencia “Alimentación, activación y resistencia para estos tiempos de colapso” con la participación de Soledad Barruti, periodista y directora de la red latinoamericana de periodistas, dedicada a temáticas vinculadas a los sistemas alimentarios y los territorios, llamada “Bocado”, cuyas ideas las hemos expuesto en los párrafos anteriores.

En esta guerra están en juego los ecosistemas, especies vegetales y animales que aún nos quedan, está en juego el futuro de la humanidad. Si el ejército de los que defendemos la vida creciera e incorporase a las víctimas de este modelo de muerte, la ganaríamos todas y todos. De nosotros depende.


[1] Conferencia de la Periodista Soledad Barruti “Alimentación, activación y resistencia para estos tiempos de colapso” en la Feria Nacional de Semillas Nativas y Criollas Heñói 2022.

[2] Idem 1.

[3] Idem 1.

[4] Idem 1

[5] AgroLatam, octubre de 2021. Disponible en: https://www.agrolatam.com/nota/paraguay-cerrara-este-ano-como-noveno-exportador-mundial-de-carne-segun-el-usda/

[6] Idem 1.

[7] Idem 1.

[8] Idem 1.

[9] Idem 1.

Fotos: Heñói

Material libre para su difusión citando la fuente.

Más que nunca, ahogados en agrotóxicos.

Más que nunca, ahogados en agrotóxicos.

A principios del mes de octubre de 2022 visitó Paraguay el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre Sustancias Tóxicas y Derechos Humanos, Dr. Marcos Orellana. La misión surgió por la preocupación existente creada por el notorio deterioro ambiental del país, causado por diversas actividades económicas que utilizan y/o generan sustancias tóxicas, entre las que se destacan por su extensión y efectos las fumigaciones de monocultivos con plaguicidas.
Con motivo de la visita del Relator, el Centro de Estudios Heñói elaboró un informe técnico sobre la situación de los agrotóxicos en el Paraguay. El informe constata que la gestión de dichos productos, incluyendo su introducción legal e ilegal, formulación, almacenamiento, aplicación, exportación y disposición de envases vacíos, está completamente descontrolada. El país cuenta con escasa capacidad para el control, y ningún interés en limitar el accionar de empresas nacionales y transnacionales en el tema.
Las negligencias gubernamentales en torno a los agrotóxicos son múltiples, como la falta de reglamentación a la ley 3742 de Control de productos fitosanitarios de uso agrícola, del 2009, además de la falta de monitoreo suficiente de la presencia de sustancias tóxicas en alimentos y recursos hídricos. Estos hechos adquieren mayor gravedad en un contexto de pronunciado aumento de las importaciones y aplicaciones de plaguicidas en el país, volúmenes que se han cuadruplicado en la última década.

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Foto portada: Heñói

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Paraguay, un país de negacionismo (al) cuadrado.

Paraguay, un país de negacionismo (al) cuadrado.

Durante los meses de mayo, junio, julio y agosto del 2022, se observa el negacionismo en tanto posición ideológica de reacción sistemática contra la realidad, que justifica las acciones de los grupos de poder, vulnerando los derechos sociales, económicos y culturales de las comunidades campesinas e indígenas.
Los discursos negacionistas apuntan a confundir a la opinión pública sobre la relación que tiene
el modelo económico productivo de agroexportación con la crisis climática y su impacto en la
naturaleza y en las comunidades. En ese sentido, el periodo registra dos debates en torno a la
sostenibilidad o no del modelo productivo de agroexportación y la compatibilidad o no con la
agricultura campesina e indígena.
Se evidencia también que bajo este modelo de agroexportación la población paraguaya en
general solo puede aspirar a desarrollarse en un 50% de sus posibilidades. Y en el caso de las
comunidades campesinas e indígenas, se pone de manifiesto el plan sistemático de exterminio
por ser considerados “obstáculos” para la reproducción del agronegocio.
El informe apunta los casos de desalojos forzosos, privación de libertad y asesinato, desplegados
en la comunidad Zavala Kue, la comunidad indígena Ka’ a Poty del pueblo Ava Guaraní, y en el
Asentamiento 1 de Marzo, respectivamente. En todos los casos con anuencia y participación de
los aparatos del Estado.
Durante el periodo se realizó la Feria Heñoi Jey que juntó a defensoras y defensores de las
semillas nativas, como momento y espacio de hacer y decir la verdad. Quedó plasmado el
principio de que la lucha por las semillas es una lucha contra el modelo de agroexportación, por
la soberanía alimentaria y un paso hacia la construcción del poder popular.
Finalmente, el equipo Heñói formó parte de una delegación solidaria que acompañó la victoria
campesina en la recuperación de las tierras malhabidas de Zavala Kue, y constató que la lucha
por la tierra es un medio para garantizar la vida y los derechos, además de un proceso
pedagógico y de formación política para la población.

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Foto portada: Heñói

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