5 de junio, Día mundial del Ambiente
05/06/2024
Por Heñói
El Paraguay reconoce constitucionalmente el derecho a un ambiente saludable y cuenta con normativa clara de protección ambiental. Sin embargo, su escaso cumplimiento se debe a que el estado nacional sigue orientando sus esfuerzos a sostener un modelo de producción extractivista que aniquila esa salud ambiental necesaria para la reproducción de la vida.
Nos referimos a la producción extensiva de organismos genéticamente modificados (soja, maíz, algodón, trigo); las miles de hectáreas de arroz con riego, y cada vez más eucaliptos, destinados a la producción de biomasa y pulpa de celulosa; la producción no sostenible de carne vacuna, seriamente observada por los potenciales mercados por la deforestación que conlleva y las emisiones de las que es responsable; inversiones transnacionales orientadas a la producción de biocombustibles, a quienes regalamos agua, energía e insumos; la prospección minera e hidrocarburífera entregada a capitales transnacionales, y la explotación aurífera que compromete nuestro territorio con sustancias tan letales como el mercurio y el cianuro.
Hemos descripto en reiteradas ocasiones el grave daño que esta matriz económica produce en nuestra gente; en sus cultivos, su salud, su economía, su cultura y sus medios de vida. Hoy padecemos extremos climáticos devastadores, y padecemos una dependencia alimentaria, pérdida de agrobiodiversidad y dificultades cada vez mayores para producir cultivos básicos para la vida nacional, como consecuencia de alteraciones ecológicas severas.
Existe abundante información científica que explica que el “cambio de uso de suelo”, es decir, la pérdida de bosques y otros ecosistemas para favorecer la expansión agropecuaria, es la principal causa que impulsa y acelera el cambio climático. El modelo del agronegocio se ha apropiado de un tercio del planeta, y en nuestro caso impulsa todas las decisiones económicas y ambientales del país, en contra de nuestra soberanía y de los derechos de las personas que constituimos la nación paraguaya.
Hoy, en el día mundial del ambiente, venimos a reiterar nuestras demandas al estado nacional: Es URGENTE un cambio radical en la orientación de las políticas relacionadas con la gestión ambiental del país. En ese sentido exigimos:
- Implementar una política de freno efectivo de la deforestación y de restauración de la superficie boscosa funcional, con el objeto de preservar bosques y suelos que se destinen a la producción de alimentos. Sanción y promulgación de una ley de Deforestación Cero para el Chaco.
- Diseño y aplicación de planes de prevención, contingencia y mitigación en casos de desastres naturales en consulta y participación de las comunidades afectadas. Adoptar el principio precautorio como medida de acción, a fin de proteger el derecho al ambiente y los demás derechos que dependen de su concreción.
- Eliminar los privilegios otorgados a algunos sectores de producción por sobre otros en detrimento al principio de igualdad, no discriminación y con consecuencias en el disfrute del derecho a un ambiente sano.
- Aplicar de forma efectiva la Ley N.º 3239 «De los Recursos Hídricos del Paraguay», como eje para una política de recuperación de los territorios del agua, aquellos que la producen, almacenan, distribuyen y purifican, tales como humedales, cursos de agua y bosques. En ese marco, realizar un monitoreo y control de contaminantes en aguas, y establecer penas máximas para quienes las contaminen.
- Y muy especialmente: Llevar adelante una reforma agraria integral de acuerdo con el mandato constitucional, con la implementación de una política de promoción de la agroecología como camino para la preservación de territorios y como estrategia para hacer frente al cambio climático. Tomar en cuenta las recomendaciones realizadas por Marcos Orellana, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre sustancias tóxicas y derechos humanos, y detener de inmediato el envenenamiento de nuestro territorio.
A la sociedad nacional, llamamos: Es IMPRESCINDIBLE apoyar a quienes luchan por la sostenibilidad, en defensa de las comunidades campesinas e indígenas, por la seguridad y soberanía alimentaria, por el derecho al agua.
Queremos un futuro posible. Si no cambiamos el rumbo, vamos camino a un país insostenible e inhabitable.