Se autodenominan productores, pero poco producen.

Hector Cristaldo, Presidente de la UGP

Reflexiones en medio del griterío “productivo”

Asunción, 9 de febrero de 2024

Por Heñói

Obligan al suelo a degradarse; matan biodiversidad; usan enormes cantidades de agua (sin pagar un centavo) y aprovechan el generoso caudal de sol que honra estas tierras.

La fuerza del trabajo queda a cargo de gigantescas maquinarias que importan en un 100%, sacando divisas del país. Estas maquinarias están operadas por un puñado de personas (apenas 1 puesto de trabajo cada 120 hectáreas), con empleos mal pagados, en condiciones que a veces son de esclavitud.

La tierra, principal recurso productivo, es en muchos casos apropiada, malhabida, alquilada ilegalmente a indígenas y campesinos, o simplemente usurpada.

Su “producción” depende además de costosos insumos importados: semillas genéticamente modificadas, grandes cantidades de fertilizantes químicos (que a la larga destruyen el suelo), más grandes cantidades de venenos. También dependen de los subsidios que arrebatan a todo el pueblo paraguayo, que incansablemente debe pagar por la infraestructura y los servicios básicos que la producción requiere: rutas, puentes, puertos, hospitales, laboratorios, universidades, suma y sigue… Han transferido esta dependencia al país entero, haciendo que nuestra economía cuelgue de los hilos cada vez más delgados que nos conectan con los países que demandan su “producción”.

Han tomado control absoluto del país. Participan en los consejos de los principales ministerios; ponen y sacan autoridades elegidas entre sus principales empleados; “asesoran” programas y ubican a sus parientes y amigos en las representaciones sectoriales en el exterior: en la Organización Mundial del Comercio, las principales embajadas de los países compradores, los espacios de negociación de Naciones Unidas.

Y gritan mucho. Ahora mismo están vociferando a los cuatro vientos. “La Unión de Gremios de la Producción no está de acuerdo con la plataforma de trazabilidad de la Unión Europea-Rediex para las exportaciones paraguayas”[1]. “Esta normativa va a perjudicarnos en la pro­ducción y el desarrollo. El Chaco es el 60 % de nues­tro territorio y está poblado por el 2,7 % de la población, hay mucho para crecer”[2]. “El reglamento 1115/23 es peligroso”[3]; “Cualquier ONG podrá bloquear envíos a la Unión Europea”[4].

Algunas conclusiones ante tanto griterío “productivo”:

  • Mientras la Unión Europea trata de aplicar políticas que defiendan los intereses de sus pueblos, desde Paraguay solamente se intentan proteger los intereses de los negocios.
  • La trazabilidad para promover formas de producción sostenibles es una amenaza a la forma en que “producen” por acá; ergo, la manera en que producen por acá NO es sostenible.
  • En el horizonte de estos “productores”, las ONG no son un actor social respetable. No reconocen que las ONG nacieron para ejercer la defensa de los derechos que gobiernos, a instancia de empresas, no respetaban. No reconocen que las ONG cumplen un rol de salvaguarda fundamental en nuestras sociedades subordinadas. Y las temen, como se teme a las verdades incómodas.
  • Solo generan 4000 millones en exportaciones y contribuyen menos de 100, beneficiándose además con “generosos” subsidios.

Santiago Peña es de su misma banda. Desde su gobierno, vocea el rol social del Estado; captura Fonacide para “asegurar la lucha contra el hambre de escolares”, pero alienta que esos mismos escolares sean fumigados cada día sin piedad. Habla de sostenibilidad, pero tapiza el suelo patrio con árboles foráneos que secan hasta el alma campesina. “Defiende soberanía” pero empuja a indígenas a malvivir en las calles, de limosnas.

Hace pocos meses vimos en qué quedó el griterío de una parte de la sociedad y autoridades nacionales contra la Unión Europea y sus planes de civismo: hubo que retroceder, pedir disculpas y tragar el sapo. Parece que hubo que explicarles -a los nuestros- que el mundo ya superó la edad media. Hoy, frente al protocolo 1115/23, “productores” y gobierno del Paraguay demuestran que pocas razones tienen, dado que necesitan tanta gritería. Tan pocas razones, que es probable que solo los sostenga la billetera. Qué pobre gente.


[1] https://www.abc.com.py/economia/2024/01/22/ugp-rechaza-plan-de-la-ue-para-las-exportaciones-paraguayas/

[2] https://www.lanacion.com.py/negocios_edicion_impresa/2023/08/24/ugp-rechaza-las-exigencias-ambientales-de-la-ue/

[3] https://www.abc.com.py/nacionales/2024/01/30/reglamento-ue-111523-es-peligrosa-para-la-produccion-advierte-experto/

[4] https://www.abc.com.py/nacionales/2024/02/04/cualquier-ong-podra-bloquear-envios-a-ue-con-norma-111523-advierte-experto/

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