¿NATURALEZA CONVERTIDA EN PLATA? NOS MATA

En estos días se dio a conocer que Syngenta, la mega empresa suiza de agronegocios, oculta y manipula información relacionada con el impacto neurológico del Paraquat, el segundo herbicida más usado en Paraguay, a razón de más de 10 millones de kilos por año. ¿Cuántos de los casos que tenemos de parkinson, demencia, depresión, están relacionados con la exposición al Paraquat? ¿Y a otros peligrosos agroquímicos? En el 2021, se importaron en total 62 millones de kilos de agrotóxicos, varios de ellos prohibidos en países europeos.

Mantenemos una deforestación promedio de más de 350.000 has por año; la mayor parte de esa superficie está destinada a expandir la producción empresarial de carne y soja. La ampliación de la frontera agropecuaria con fines de lucro sigue su curso: en la última zafra se sembraron 3,6 millones de hectáreas de soja transgénica, mientras que la superficie ganadera fue de 15,2 millones de hectáreas. En nuestro país, la deforestación, eufemísticamente denominada “cambio de uso de suelo”, es la principal emisora de gases de efecto invernadero, que, junto con la ganadería y agricultura industriales contribuyen al calentamiento global.

Los intereses de algunas empresas, y sus cómplices en el Estado, insisten en permitir la prospección petrolera en el Parque Médanos del Chaco, sin considerar el impacto que esta prospección tendrá en la biodiversidad de ese territorio, y en los pueblos indígenas que se relacionan con él.

Enormes extensiones de arroz cultivado con riego se multiplican en la cuenca del Tebicuary, en Misiones, Paraguarí y Ñeembucú, sobre el río Paraguay. Los millones de litros de venenos que usan van a parar a nuestras aguas, las que necesitamos todas y todos para sobrevivir.

Según los científicos, la temperatura media del planeta sigue subiendo, y el 2023 será el año más caluroso jamás registrado. Este calentamiento global es producto del sobreconsumo humano, que destruye la naturaleza para generar renta. Nos esperan más sequía, temperaturas extremas, más inundaciones, temporales y huracanes.

El derecho a un ambiente saludable y ecológicamente equilibrado es clave para la autodeterminación de los pueblos y las comunidades, consagrados en la Constitución Nacional y acuerdos internacionales, por lo que el Estado es el principal responsable de estas violaciones sistemáticas en complicidad con los empresarios y su impune ambición.

La pretensión de convertir naturaleza en plata, nos mata. La naturaleza no es un mercado de recursos, es la base de todas las formas de vida existentes. Por eso, debemos recuperarla de las manos de quienes la mercantilizan y lucran con su destrucción.

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